Para el año 2016 el PRD podría quedarsefuera del Congreso, sin senadores y sin diputados.
Actualmente tiene 73 diputados y ningún senador.
De mantenerse la situación actual o de concretarse la división es muy probable que en cada provincia y municipio del país dos perredeistas concurran por separado a competir por un mismo puesto en las elecciones congresuales y municipales del año 2016: uno del PRD/Miguel Vargas y otro por la corriente mayoritaria que lideran Hipólito Mejía y Luis Abinader.
Mientras sea el presidente legal del partido Miguel Vargas tendrá autoridad legítima para inscribir en la Junta Central Electoral a los candidatos a diputados, senadores, alcaldes y regidores del PRD en todo el país (si las autoridades electorales le validan algún simulacro de convención), pero nada impedirá que la corriente mayoritaria en alianza con otra organización política lleve también sus propios líderes locales como candidatos a las mismas posiciones electivas.
Porque no es lógico esperar que los que tienen mayor respaldo de las bases se queden de brazos cruzados o corran a respaldar a los candidatos de un adversario tan radical.
Peor aún, algunos dirigentes, actualmente en puestos de diputados o alcaldes, podrían pasarse a otras organizaciones políticas que les garanticen su candidatura.
En ese escenario, las simpatías sociales pro PRD quedarían divididas, dispersas, y una parte se abstendría, por lo cual es previsible que un PLD unificado y pleno de recursos arrase con todo.
Por eso, no entiendo por qué algunos compañeros creen que con apoyar aVargas estarían garantizando su diputación, sindicatura o regiduría en el 2016.
Lo que deberían hacer esos diputados, alcaldes y regidores es forzar a una convención para unificar al partido, porque solo así podrían ser candidatos con posibilidades. Con un partido maltrecho y dividido todos perderán.
De continuar las cosas como están, ninguno de los candidatos, de ninguna de las corrientes, ganaría nada, todos perderán y Miguel quedaría administrando las gravillas de un gran partido reducido a añicos en sus propias manos. Sería un momento patético para Vargas: quedar presidiendo – o dejarle al país – un PRD desértico, sin senadores, sin diputados…y quizás un par de síndicos.
Algunos dirigentes calificaran estos párrafos como vaticinios extemporáneos o exagerados, lo cual no me sorprendería, porque desde hace tiempo vienen mostrando incapacidad para ver las cosas antes de que sucedan.