El termino neorrealismo nos evoca entre otras cosas una de las novelas del tierno Bolaño, una de esas novelas que hay que leer en la juventud. Pero nada tiene que ver el neorrealismo con los difusos Vicerrealistas ni con el México de los 70´s. Saltando continentes el Neorrealismo nace por los alrededores del tercermundismo contemporáneo.

Los Neorrealistas basan su praxis en puntos distantes; sugieren la evolución del realismo manteniendo la postura de “unir cuanto se pueda la vida y el arte” pero recurriendo a la inteligible poética de Robert Johnson. El complejo collage puede parecer surrealista pero en realidad es todo lo contrario.

Al escapar del establishment y de la poética impuesta por siglos de tradición nace, de los Neorrealistas, una prosa de estructura oral y de estilo clásico manierista; la estructura narrativa (y no solo narrativa) esta constantemente divagando, ensortijándose en una suerte de mentira que al final se convierte en una autonegación, además de la trastocada organización de “introducción, desarrollo y conclusión” donde se escapa de la circularidad concluyendo en el mismo desarrollo y prolongando el texto con una negación de lo ya expuesto.

El pachuquismo lingüístico tan estudiado por Paz no es un fenómeno excluyente y propio de los chicanos, todos hemos sufrido monólogos despiadados que terminan pero continúan, que dicen pero niegan, que van pero que no llegan porque ya vienen, esos que se mantienen en un “ya para terminar”. Es que cualquier discurso oral extendido suele inflexionarse a la naturaleza dubitativa del ser humano. Justamente de esto se aprovechan los neorrealistas para estructurar sus textos y como rasgo estilístico los cargan con divagaciones y referencias inútiles.

Debido a esta compleja disposición del texto algunos muchos confunden el Neorrealismo con el dadaísmo como si de algún modo estos fueran los miembros expulsados del Dada. Pero es bien sabido que a los dadaístas les faltaba humor y nunca contemplaron el manierismo como un método para desmitificar los clásicos. Los neorrealistas manteniendo el ideal oral hacen una crítica al dogma del clásico en sus textos.

El movimiento que nos atañe ocupa una perniciosa gama de vertientes literarias pero este ensayo solo se circunscribe a la prosa salvaje y pintoresca que se prevé en el ars poética que embarca y desvela la circularidad de la historia.

Para entender mejor a los Neorrealistas sugerimos revisar el ensayo anterior titulado igual a este que es muestra y ejemplo (o imitación) de esta corriente. También indicamos conveniente que se estudien las relaciones de este movimiento con el Infrarrealismo y el parentesco con el “contexto  histórico” que da lugar a este movimiento con el actual.