Hace unas semanas, Noam Chomsky concedió una entrevista en la que retomó el tema del rumbo tomado por las actuales universidades como consecuencia de la universalización del modelo económico neoliberal. En palabras del célebre pensador norteamericano: “El neoliberalismo tomó por asalto a las universidades”.

La asunción del paradigma neoliberal implica que las instituciones de educación superior deben asumir la dinámica de las empresas, tanto desde el punto de vista de su vision y misión, así como desde el punto de vista de su sistema de prácticas.

Como señala el filósofo y linguista, padre de la gramática generativa, la asunción de los supuestos neoliberales ha llevado a la universidad los mismos males propios de las industrias capitalistas contemporáneas: Precariedad laboral, inequidad salarial, autoritarismo burocrático, ahogamiento económico del estudiantado.

A lo que debe agregarse el reemplazo de las relaciones de solidaridad por la de exclusiva competencia.

La calidad educativa de la universidad se ve destruida por este proceso. Si no existe estabilidad salarial, los profesionales más aptos no se sienten atraidos por la carrera académica, mientras los que están en ella se ven abocados a una situación de precariedad que dificulta la concentración necesaria para el estudio y la investigación.

La burocratización a la que alude Chomsky es un proceso que afecta a todas las univesidades, tanto europeas como norteamericanas y latinoamericanas. Crecen puestos y unidades bajo la excusa de mejorar la eficiencia, pero la consecuencia de este proceso es el crecimiento de una nómina parasitaria de funcionarios y técnicos que agigantan los problemas en vez de contribuir a solucionarlos.

Debe agregarse a la postura de Chomsky, que una de las principales amenazas del modelo neoliberal para la calidad educativa universitaria es el criterio de rentabilidad. Cuando concebimos la universidad como una empresa capitalista, las decisiones fundamentales se toman en función de la relación costo-beneficio. Las consecuencias son las siguientes: El saber se subordina a la lógica del mercado, el estudiante se convierte en un cliente, el profesor en un vendedor, se reproduce el sistema de creación y valorización de los grados en función de su utilidad para fomentar mano de obra barata, se desvalorizan los saberes cuya función básica es la comprensión del mundo y el desarrollo de una actitud crítica.

Por consiguiente, la implicación última del neoliberalismo universitario es la aniquilación del pensamiento crítico, la muerte de la universidad como espacio reflexivo para la construcción de la ciudadanía y por tanto, la muerte de la sociedad democrática.