Alejandro Sanz quiere que los artistas populares de España se unan en Alianza Anti-reventa de taquillas en conciertos donde no queda un asiento vacío. PROCONSUMIDOR se hizo eco de precios superaban más de diez veces el marcado en las entradas, para una serie de béisbol de brinco y espanto, a casa llena, entre los dos equipos más populares de la pelota criolla.
Los conciertos de artistas más pegados y un juego de serie final de Licey y Aguilas, se venden originalmente a precios donde la demanda es muy superior a la oferta. Los promotores de cantantes y dueños de equipos lo saben. En el mercado primario que ellos organizan a precios fijos por áreas o secciones, las taquillas se esfuman en poco tiempo. Una larga cola se queda frustrada frente a los estadios o miles de órdenes por internet se quedan sin ser cubiertas.
Quienes no pudieron conseguir entradas todavía tienen la oportunidad de asistir al espectáculo, haciendo ofertas de compras a los legítimos propietarios que adquirieron la suya. Este mercado secundario favorece a todos los hacen el intercambio. El que adquiere en reventa una boleta por diez veces su valor normal, revela que está más feliz con la entrada que con los pesos en la cartera. Alejandro ahí no hay “Tortura”, no hay víctima.
El que se abstiene de ser testigo del evento que estará al siguiente día en boca de todos, deja claro que prefiere los bienes y servicios que puede adquirir con el dinero extra le produce la venta. Anina Del Castillo ahí no hay vampiro o asaltante de un consumidor. Tenemos a dos seres humanos transando bienes de su propiedad, ejerciendo un derecho natural, de manera voluntaria, libre de cualquier vicio de consentimiento. ¿Cuál es el problema? Tratar de prohibir eso es coquetear a la franca con el fascismo.
Creo que molesta a las personas la sospecha de acaparamiento de unos vivos en contubernio con promotores eventos. Testimonios, “cómo es posible que a las nueve de la mañana estaban todas vendidas, si yo estoy en fila para comprar desde las cinco”, seguidos de especulaciones sobre repartición de los dividendos son temas de conversación recurrentes. Sin embargo, suponiendo ese no fuera el caso, el resultado es muy probable termine siendo el mismo.
Si las entradas se vendieran en pequeñas cantidades por orden de llegada entre miles de compradores, todavía existe el atractivo para que participantes con alta liquidez busquen acaparar el mayor número de taquillas. En vez de comprar al por mayor y “por la izquierda”, estarían en negociación directa con los felices adquirientes a precio facial, para ofrecerles comprar por encima del precio pagaron y tener un inventario para reventa. De manera que, en cualquier escenario, el precio pagado será siempre mayor por el múltiplo que soporte el mercado secundario, al que llaman con desdén “el negro”.
Razones para explicar los precios que incentivan la reventa expone Walter Block en su defensa del “ticket scalper”, como se refieren despectivamente a los vendedores del mercado negro. La reventa es una simple corrección de un precio por participantes con derecho hacer un intercambio mutuamente favorable, que no debe molestar a cantantes famosos o reguladores celosos.