El negocio más grande del mundo es el negocio de los armamentos.
El segundo gran negocio es el de las drogas, el de las “ilegales” (narcotráfico) y el de las “legales” (medicamentos recetados).
Para tener una somera idea de lo que estamos hablando, tengamos en cuenta que hay cerca de quinientos millones (500, 000,000) de armas pululando por las calles estadounidenses como si fuera la cosa más natural del mundo, sin contar los otros armamentos de destrucción masiva que se venden alrededor del planeta.
Se trata de muchos trillones de dólares, tres veces el presupuesto nacional estadounidense, que es de tres trillones de dólares ingleses:
US $3,000.000.000.000.000.000. No olvidemos que dos billones de dólares ingleses equivalen a un billón en el sistema métrico decimal nuestro.
A mi amigo Peter su neumólogo le diagnosticó “Fibrosis Pulmonar Idiopática”, una condición crónica autoinmune irreversible, hoy día agrupada en lo que se denomina “Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
La droga recomendada fue “Esbriet” 267 mg (nombre comercial de la pirfenidona), originalmente patentada en Alemania. En los Estados Unidos esta droga cuesta $7,000.00 por pomo de cien cápsulas y el seguro médico de Peter (Blue Cross-Blue Shield-Medicare) se negó a cubrirle el gasto del medicamento.
Como esta droga tiene efectos secundarios, sobre todo hepáticos (a veces la medicina es peor que la enfermedad), Peter visitó a un médico alternativo naturista, quien le recomendó tomar cuatro cápsulas (tres veces al día) de Omega-3-9 y un complejo –mineral-vitamínico: 60 minerales básicos, 16 vitaminas esenciales, 12 amino-ácidos y 3 ácidos grasos. Eso le ha venido como anillo al dedo a Peter.
El principio de la medicina alternativa es que el propio organismo tiene la capacidad de curarse a base de una nutrición apropiada. “Que tu comida sea tu mejor medicina y que tu mejor medicina sea tu comida”, así decía Hipócrates, el padre de la medicina preventiva, cuyo objetivo principal es el funcionamiento apropiado de lo que se denomina “sistema inmunológico humano”.
El naturópata refirió a Peter a la página web del Dr. Benjamín Fuchs (Criticalhealthnews.com). El Dr. Fuchs es un farmacólogo de larga data y está asociado al Dr. Joel Wallach, célebre por su libro “Dead doctors don’t lie”-los doctores muertos no mienten. Su página-web es: youngevity.com.
Resulta y viene a ser que Peter lleva ya más de un año siguiendo este tratamiento naturopático y está más feliz que una lombriz en tiempos de agua.
Entre el “Medicare” (seguro de salud para los jubilados que contribuyeron con el seguro social hasta los 65 años) y el “Medicaid” (seguro médico gratis para los insolventes) el gobierno se gasta más de dos billones de dólares al día, procesando alrededor de 10,000 reclamos cada 24 horas. Esto representa un monto de seiscientos (600) billones de dólares al año (Department of Health and Human Services-HHS).
Si a esto le sumamos los fraudes y las triquiñuelas que se cometen cada día en el procesamiento de los servicios de la salud (incluyendo al “Obama Care”, también llamado “Affordable Health Care”), las cifras son astronómicas, casi comparables a las de las dos guerras de Irak, las cuales duplicaron las de los 12 años de la Guerra de Vietnam. Aquí estamos hablando, como mínimo, de tres trillones de dólares (Joseph Stiglitz, Premio Nobel de economía, 2001).
En otras palabras, que la salud le sale a EEUU tan cara como las guerras, sin incluir el gasto que implica el cuido de los veteranos y de los heridos de guerra, junto a las indemnizaciones a sus familiares, lo cual constituye un capítulo aparte.
Solamente por concepto de fraudes, la cifra supera los 80 billones de dólares al año y, de acuerdo con Shantanu Agrawal, director del programa “Integrity at Centers for Medicare and Medicaid Services” (CMS), el detectar y prevenir estos tipos de abusos es muy complicado, debido a los negocios fraudulentos que viven parasíticamente de estos programas, y a pesar de los sistemas instalados para detectar los fraudes.
Uno de estos sistemas es el “predictive data analytics”, para adelantarse a los fraudes y predecirlos de antemano, analizando y proyectando la historia de los datos extraídos de las instituciones que ofrecen servicios médicos a los miembros del “CMS” (Centros de Servicios Médicos).
Un ejemplo de esta situación es el del “Instituto de Oncología de South Florida”, que en el mes de marzo de este año se ofreció a abonarle al gobierno $55 millones de dólares para resarcir un fraude al Medicare de casi un billón de dólares, debido a radiografías innecesarias a miles de pacientes sanos.
De acuerdo con el mencionado Premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, la última guerra de Irak le salió a los contribuyentes por más de tres trillones de dólares (casi igual al presupuesto nacional), sin incluir los gastos de hospitales y de cuidado médico para los soldados que participaron en esa guerra. A esto hay que sumar las enormes cantidades en metálico en virtud de indemnizaciones a los familiares de los soldados que fallecieron o fueron heridos en esas dos contiendas de Irak y de Afganistán.
En otras palabras, que el negocio de la salud es tan grande o más grande aún, que el negocio de las guerras constantes que han caracterizado la historia de los Estados Unidos a través de los años.