Pasa un gobierno y viene el otro. Pero cumplir con la transferencia del 10% a los municipios sigue siendo un sueño. Los lideres de los partidos políticos recuerdan los ayuntamientos para comer con su dama cuando se acercan las elecciones. Los munícipes, en cambio, deliran por estar entre las prioridades del gobierno. Para el Poder el territorio no pinta nada. Pero insisten en el desarrollo territorial.
La propaganda política pinta “castillos en el aire”. A sabiendas de que el desarrollo es imposible sin un presupuesto acorde a las necesidades propias del territorio.
Por ejemplo: Los candidatos a presidente en el 2020 dijeron que si ganaban las elecciones cumplirían la Ley 166-03. En especial el mandato de transferir el 10% del Presupuesto Nacional a los Ayuntamientos. El artículo 3 dice: “… a partir del año 2005, se consignará un 10%, incluyendo los ingresos adicionales y los recargos”.
El Presupuesto General contempla para el 2022 un monto de un billón 214 mil 606 millones siete mil 369 pesos (RD$1,214,606,007,369). El 10% de ese valor asciende a ciento 21 mil 460 millones 600 mil 736 con nueve. La Ley 166-03 dice que esos RD$121,460,600,736.9 se les deben transferir a los distintos ayuntamientos del país.
El gobierno, por el contrario, estima el 10% en 55,017,659,841, un monto que solo representa el 4.52% del Presupuesto Nacional.
Pero en realidad la transferencia será de 23,147,839,685 pesos. La Liga Municipal Dominicana tiene consignados 1,082,517,385 pesos. Al sumar los dos montos el total seria de 24,230,357,070 pesos. O sea, que de todos modos no llega al 2% del Presupuesto.
La suma de los recursos de la LMD con la de los ayuntamientos se hace porque la Ley 166-03 así lo establece. En el artículo 6 la legislación dice que a la Liga le será consignado el 5% del monto destinado a los ayuntamientos.
Juan Castillo dice que la cantidad a transferir será de RD$22,926,000,000.00. El porcentaje es menor si acogemos como válida la información del director ejecutivo de la Fundación Solidaridad.
Repasada la distribución del Presupuesto enfocados en los gobiernos locales se estima que es imposible emprender procesos de desarrollo enfilados hacia la gente.
Se ha dicho siempre y lo repetimos, en planificación, la actividad que no está en el presupuesto es una actividad que no existe. En ese sentido, el desarrollo obedece a un proceso de planificación. Por tanto, el desarrollo con un presupuesto de miseria solo cosechará calamidades.
Los ayuntamientos del país, desde el 2004 se consumen en suplicar por las migajas que el ejecutivo de turno deje caer. El Presidente Luis Abinader Corona debería comprender que el desarrollo comienza por lo chico. Entender que satisfacer a toda la población es una tarea imposible sin las instancias intermedias de gobierno.
Los Ayuntamientos son los organismos de gobierno más cercanos a la gente. A ellos les corresponde planificar el desarrollo de las comunidades del municipio. Al gobierno central, en cambio, le toca ocuparse de las estrategias nacionales para hacer más fácil la coordinación interinstitucional.
En fin, el gobierno central es la instancia líder del proceso de desarrollo del país. Ocuparse de las particularidades podría ser una distracción innecesaria.
Es probable que el principio del cambio comience con el cumplimiento de la Ley. Es de ley transferir el 10% del Presupuesto a los ayuntamientos. En suma, propiciar el desarrollo local enlazado al desarrollo nacional debería ser la condición principal del traspaso.