La humanidad se ha movido al ritmo que marcan las circunstancias y son pocos los países que han logrado un nivel de madurez entendiendo que los problemas actuales que son multisectoriales, todos somos responsables. Para el astrofísico y científico Neil Degrasse Tyson, existen tres aspectos fundamentales que “han motivado a los humanos a moverse: la religión, la guerra y la economía”.

Como seres evolucionados, nos hemos centrado en desarrollar transporte supersónicos, internet 5-G, búnkeres, costosas exploraciones al espacio, tecnología cada vez más compleja; pero hemos “olvidado” nuestra propia subsistencia en la tierra.

El Coronavirus no será la última pandemia, y la superaremos como las naciones que se reconstruyeron luego de guerras; hoy emergen como modelos que garantizan entre otros aspectos, cobertura médica universal, ofreciendo servicios de salud de calidad; sin distinción. Tal es el caso de Japón, Singapur y Hong Kong, Taiwán.

Para nadie es un secreto que la crisis actual golpeó a países en los cuales un segmento de su población padece serios problemas de salud, relacionados con la obesidad. Ejemplo, los hispanos y afroamericanos en los Estados Unidos.

No sorprende que haya más restaurantes de comida rápida por metro cuadrado, que gimnasios; con un sistema de salud costoso y dispar. Investigaciones de la EAE Business School del 2014, muestran el ranking de los países que “más gastan en comida rápida en el mundo se encuentran EE.UU, México, Brasil y Unión Europea”.

Este ambiente de alto riesgo, comida rápida, calentamiento global, deforestación, emisión excesiva de Co2, uso indiscriminado de los recursos naturales, aumento demográfico, extinción de especies, guerras biológicas, tecnología sin propósito. Estos son solo alguno de los aspectos que está exterminando lentamente el planeta.

Entidades como Earthjustice “respaldo la Ley de Economía de Energía 100% Limpia de 2019”, comprometiendo a todos los países del mundo a que incluyan en sus agendas programas de protección a la biodiversidad, y así evitar depender de los combustibles fósiles.

Uno de los aspectos -entiendo- que esta pandemia dejará como lección, es que todos los países afectados deberán modificar sus estructuras y optar por acuerdos de cooperación con organismos multilaterales; en el entendido general de que el problema es grave y necesita de todos.

Por otro lado, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantean “el rápido aumento de la demanda al que se enfrentan los establecimientos sanitarios amenazando con sobrecargar algunos sistemas de salud e impedir su funcionamiento eficaz”.

En consecuencia, la tierra está saturada de personas, y los datos demográficos de las Naciones Unidas así lo confirman, “mostrando que en el 2019 se contabilizaron 7,700 millones de personas”. Siendo imposible que un país pueda alcanzar las 20 metas que más de 100 naciones se comprometieron a cumplir en términos medioambientales.

Al ritmo que vamos hay dudas de que el planeta pueda “soportar” otros 40 años. Muestra de que en nosotros está la solución, es que las emisiones de dióxido de carbono (CO2), “experimentaron su mayor reducción en la historia debido a la pandemia del Covid-19”, según estudio de la Universidad de Tsinghua.

No todo está perdido, y una muestra de esto es Costa Rica, que ha asumido el compromiso de proteger el medioambiente con importantes regulaciones para conservar la biodiversidad. Marruecos tiene la planta de energía solar más grande del mundo. Filipinas tiene un espectacular “Corredor de la Biodiversidad en Mindanao del Este”. Holanda cuenta con el revolucionario método sostenible de agricultura, EE.UU cuenta con el 3er parque de energía eólica del mundo. Esto para solo citar emulables ejemplos.

Hemos gastado bastante en exploración espacial. No estoy en contra de las misiones de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA,por sus siglas en inglés) ya que estas han aportado mucha información; pero cada misión atendiendo a sus necesidades: comerciales, de abastecimiento, científicas, etc, se convierte en una tarea exageradamente costosa que puede costar miles de millones de dólares; cuando en la tierra existen tantos problemas, como los que se pretende resolver de manera interespacial.

Todo lo que está sucediendo en la actualidad, es la llamada despertadora que el planeta nos ha venido haciendo; para que prestemos atención a lo que aún vale la pena, salvarnos!! Quizás existan entidades cósmicas con un nivel de inteligencia superior a la humana, cuya investigación sigue despertando la curiosidad de científicos a nivel mundial; pero por el momento, esto es lo que tenemos y lo estamos destruyendo.

Sería interesante, ampliar la tecnología para resolver los constantes incendios forestales en California, reducir el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos, las olas de sequías y calor, el aumento de la temperatura de la tierra, inviernos cada vez más helados.

Las temporadas ciclónicas son más proclives a destruir; el deshielo de los polos, la deforestación en la Amazonia. Y todo esto es solo lo que se ve, lo invisible es mucho más complicado.

Ojalá que todos los países del mundo aprovechemos el tiempo que nos queda, para desarrollar programas que incluyan creación control demográfico, ya que más gente amerita mayor producción de alimentos, energía, atención médica, espacio físico. Y nos estamos reproduciendo más rápido de lo que la tierra puede soportarlo.