Las fiestas navideñas son un excelente espacio para reunir a familiares y seres queridos desde la alegría y la oportunidad de compartir. Sin embargo, en estas fiestas se reproducen patrones culturales que muchas veces tienen efectos dañinos en la niñez y adolescencia.
En el boletín número 2 del COE, publicado por el HOY el 5 de enero, su director informó que en este feriado sufrieron intoxicación por ingesta de alcohol 57 personas, de las cuales siete son menores de edad, entre los 9 y 17 años. El consumo de alcohol está legalmente prohibido para la población infantil y adolescente según el código de protección al menor. (Artículos 21, 22 y 23).
Esta disposición de protección a la niñez y adolescencia no se cumple claramente en: las familias, comunidades y establecimientos. Estudios cualitativos realizados en diferentes territorios del país constatan a través de la observación en tandas matutinas, vespertinas y nocturnas en lugares públicos, la presencia de niños, niñas y adolescentes consumiendo cualquier tipo de bebida alcohólica desde ron, cerveza, vino “La Fuerza” , “mamajuana” y/o clerén.
Existe mucha permisividad en las familias hacia el consumo del alcohol en sus hijos menores de 15 años, sobre todo de sexo masculino. Esta permisividad está acompañada de la percepción de que el alcohol favorece que el niño-adolescente sea “más macho” vinculándose así alcohol con masculinidad.
Algunas de las causas de la presencia significativa del “alcohol” en población infantil y adolescente son:
- Inducción al alcohol por personas adultas y familiares en una lógica de “probar” o de simplemente darle “un traguito”
- Débil conciencia sobre los graves daños del alcohol en las condiciones de salud física, mental, psicológica de niños, niñas y adolescentes
- Presencia de pautas culturales que establecen vínculo estrecho entre consumo de alcohol y diversión
Muchas familias tienen preocupación por el consumo de marihuana, crack y cocaína en las comunidades, pero esto no ocurre con el alcohol. No reconocen la estrecha relación entre el alcohol y las drogas, menos aún que el alcohol es también una droga, pero legal.
Los estudios realizados sobre el consumo de drogas ilícitas demuestran que el mismo inicia con las “licitas” como las bebidas alcohólicas y el cigarrillo. Las bebidas alcohólicas no solo inician, siguen formando parte de la diversidad de mezclas de sustancias adictivas (alcohol-marihuana-tabaco-crack) que generan graves daños a la salud y a la vida de nuestra niñez y adolescencia.
Las familias y las comunidades necesitan ser informadas y educadas por los organismos de protección a la niñez sobre las consecuencias del consumo del alcohol a temprana edad y generarse así cambios en las lógicas culturales que refuerzan.
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY