"El único milagro radica en su propia voluntad" con esa frase termina su arenga un estrafalario profesor de artes marciales en una de las escenas de "Roma", la película producida por Alfonso Cuaron y disponible en Netflix. Considerada por todos como una obra maestra, ya se empieza a hablar de ella como una segura candidata a los Oscar y hay quien dice que puede ser la primera en ganar el premio a mejor película del año y de habla no inglesa.
Estrenada en varios festivales de cine y transmitida en streaming desde el 14 de diciembre, Roma causa furor entre las millones de personas que la han visto. A través de su cuenta de twitter, Cuaron convocó a la gente a organizar sus propias funciones para ver la película y a compartir las fotos en lo que denomino como el #Romatón, que se realizado desde el 14 al 24 de diciembre y fue tendencia en México.
La historia relatada en ¨Roma¨, no deja a nadie indiferente: el discurrir de las vidas paralelas y entrecruzadas a la vez, vaya paradoja, de una familia mexicana de clase media y su criada indígena, con el convulso México de los 70 como telón de fondo, enternece y estremece.
Conforme va desarrollándose la película es inevitable reflexionar sobre la universalidad de los sentimientos humanos, más allá del status social o la bonanza económica que cada cual pueda exhibir. En otras palabras, la ira, la tristeza o la alegría alcanzan por igual a ricos y pobres. Guste o no, en situaciones extremas, todos los seres humanos los manifiesta de la misma manera.
Es cuando menos sobrecogedora la dedicación con la que Cleo cuida de una familia acomodada pero en proceso de disolución, aunque su propio mundo, el de Cleo, se le viene encima. Sin embargo, desde mi punto de vista, lo mejor de ¨Roma¨, la raíz de su resonante éxito, reside en que muestra con nitidez que a la hora de sentir todos los seres humanos son iguales.
No importa que tan arraigadas están ficciones tan magníficas como el dinero, la religión o el posicionamiento social, esas reacciones bioquímicas que llamamos sentimientos terminan manifestándose del mismo modo, según la magnitud de la situación que se esté experimentando y de la conciencia adquirida sobre ellas.
Lo que hace de ¨Roma¨ una obra maestra es precisamente el mensaje implícito de que las diferencias entre los seres humanos solo están en nuestras cabezas. Que, biológica y químicamente, cada ser humano desde Steve Jobs hasta Dj Topo pueden sentir lo mismo, la diferencia radica en el mito que cada uno se construye sobre sí mismo.
Lo que conmueve de ¨Roma¨ es la certeza de que el día en que todos los seres humanos sean conscientes de que todo lo que les divide esta en sus mentes, de que son un manojo de células en la búsqueda permanente de la supervivencia, de que su capacidad para cooperar en masa es lo que les ha hecho prevalecer como especie, justo ese dia empezaran a ser capaces de alcanzar su próximo logro: vencer la muerte.