En el periódico digital El País, de Madrid, Anna Argemi escribió «Seis aspectos positivos (y seis medidas) para otra Navidad en Pandemia» que es una variopinta reflexión de esta otra navidad bajo los estragos del Covid-19 en su versión, esta vez, llamada Ómicron. Su artículo lo pueden encontrar en el enlace siguiente: https://elpais.com/planeta-futuro/alterconsumismo/2021-12-25/seis-aspectos-positivos-y-seis-medidas-para-otra-navidad-en-pandemia.html .

El Papa Francisco pasa frente a un pesebre en la Plaza San Pedro, Vaticano. Diciembre 2021

La aplicación de las “Seis M” a nuestro encuentro navideño fue calcada casi a la perfección del propuesto por Anna Argemi, sin haberlo leído antes, y funcionó:

  1. Menos contactos es más. Nos enfrentamos a «ómicron», la última cepa del Covid-19, mucho más agresiva pero menos letal, lo que hizo reducir el número de comensales, ya que siempre nos reunimos la familia nuclear y la añadida en esta ocasión. Pero, las pruebas PCR dieron de bajas a varios núcleos, y se auto-inhibieron de participar. Pero enviaron sus “angelitos” para continuar la tradición del intercambio navideño. Así, pudimos hablar en grupos pequeños, y cenar por etapas cada grupo familiar para no amontonarnos. El tema de conversación: de “aquellos que han sido requeridos en algunos de los operativos con temas marítimos”: Pulpo, Coral… hasta llegar a los arrecifes.
  1. Más ventilación. A pesar del amago inicial de ser una “Navidad pasada por agua”, acampó para que saliéramos al patio a cenar y cumplir con creces este consejo y gozar la cena a la luz de las estrellas.
  1. Manos abajo, hacia el lavabo. Anna Argemi nos recuerda la historia de la peste negra que acabó con el 60% de la población europea en el siglo XIV. Las comunidades judías no fueron tan afectadas y por ello se les acusó injustamente de estar detrás de esta desgracia. Lo que salvó a los judíos es la costumbre ritual y ancestral de lavarse las manos. Esto, junto con el aislamiento en barrios separados, les protegió de la epidemia que diezmó todo el continente. Así que recalcamos este ejemplo para hacerlo nuestro.
  1. Máscaras que cubren nariz y boca. En este punto hemos sido observantes: no nos protege la máscara por estar en la cara, sino por cubrirnos la boca y la nariz. Un recordatorio a los niños, pues la fiesta es de ellos porque hasta demandaron ¡los juguetes! antes de terminar la cena. Aún para sus juegos, recordad la protección de la mascarilla, mis niños.
  1. Metros (al menos 1,5 m entre personas). El distanciamiento social debe respetarse, aunque sea una fiesta familiar, y la extremamos para que los grupos familiares estén más pendientes de que los niños comprendan esta precaución en sus juegos. Es momento para mostrar mi artefacto o la Barbie sin arremolinarnos. Tal vez no lo logramos, pero lo intentamos.
  1. Me quedo en casa. Recordar que en tiempos del Covid-19 también ha llegado una ola de influenza. Por eso llegamos al principio, a los que se quedaron en casita. Pero ellos también tuvieron su fiesta: se les envió sus porciones de la espléndida cena de Navidad y sus respectivos regalos, ya que otros asistentes impersonaron su presencia e intercambiaron por los ausentes sus regalos. 

Si no lo hicieron en estas fiestas navideñas, tomen las reglas para la despedida del año viejo, el 2021, y recibimiento del jovencísimo 2022.  ¡Feliz Navidad y feliz Año Nuevo!