Que nunca te falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer. ¡Feliz Navidad!
La Navidad es una festividad religiosa anual en la que el mundo cristiano celebra la llegada al mundo de Jesús, cuya fecha real de nacimiento es una incógnita, aunque la iglesia Católica la fijó el 25 de diciembre para hacerla coincidir con las fiestas paganas de la antigua Roma llamada “las saturnalias”, en las que se festajeba el solsticio de invierno, con tanto éxito que más de 2 mil años después, casi el mundo entero celebra la Navidad.
De hecho, la palabra Navidad como tal, procede del latín nativĭtas, nativātis, que significa ‘nacimiento’.
Los símbolos de la navidad son muchos, siendo el pesebre y sus personajes, la corona de adviento con sus 4 velas, la estrella y el portal de Belén, Papá Noel (basado en la historia de un obispo cristiano) los que están ligados a la tradición cristiana, pero hay algunos de otras corrientes que se han colado y se han hecho populares en gran parte del mundo como son el árbol (integrado por los protestantes) y las guirnaldas de muérdago que utilizaban los druidas, por considerar a esta planta mágica, o las ristras de luces, originarias de Alemania.
Este año puse mi decoración a principios de noviembre y debo confesar que en mi casa están todos esos símbolos que nos dicen que estamos en fiestas de Navidad: el árbol, el nacimiento, las guirnaldas, Papá Noel, los cascanueces, bastones y muchas luces.
El árbol navideño tiene un significado cristiano, aunque su uso se ha generalizado en personas de distintas creencias. El árbol de Navidad hace referencia al árbol del Paraíso, al pecado original y a la figura de Jesús como redentor de los pecados, pero también la hoja perenne es un símbolo de la vida eterna.
Los adornos típicos del árbol de Navidad son:
La estrella, símbolo de guía, en referencia a la estrella de Belén
Las bolas, originariamente manzanas, en referencia a las tentaciones
Guirnaldas y espumillones, símbolo de unidad y alegría
Luces, originalmente velas, simbolizando la luz de Jesús que ilumina el mundo
Cuántas veces hemos pensado y hablado cosas negativas, pesimistas y buscamos una luz que nos ilumine, sobre todo quienes viven en la oscuridad.
Tengo la certeza de que cada 25 de diciembre Jesús renace en cada corazón, para guiarnos y señalarnos el camino y ese es un camino de esperanza, que mira hacia el futuro.
En el 2020 la covid-19 nos cambió la vida, aunque haya quienes permanezcan en la negación. Pensar en estas navidades es desalentador para ellos, pero sin dudas para muchos de nosotros es un coctail de emociones encontradas, es un relato que convoca la nostalgia y necesariamente nos mueve a la innovación. Tenemos que reaprender a vivir a partir de la pandemia.
Soy optimista y por lo tanto recomiendo que veamos el lado bueno de esta situación, con mucha calma. Evidentemente, estamos en camino a la solución del problema y cada persona, en cada lugar, se las ha arreglado para pasarla bien desde sus posibilidades, defendiendo la alegría, como debe ser.
Pero además, me gustaría recordarles que quedan muchísimas navidades por delante con puerco asao, pasteles en hoja, moro de guandules, ensalada de papas, Ponche Crema de Oro, Brugal y una mesa con todas las personas que uno quiera invitar para compartir. Pero para ello, debemos ir despacio, con calma. Estas no son unas navidades cualquiera.
Este año estamos celebrando reuniones más pequeñas, como diría el “meme” de Mafalda: “Diez personas con problemas, porque sin problemas no juntaremos ni una”. Sin embargo es muy bueno para nuestra paz interior hacerlo respetando las medidas que van a evitar que nosotros o nuestros seres queridos contraigamos el virus.
De mi parte, estas navidades las vivo sin la presencia de mi madre, quien partió a la vida eterna, por lo que estoy en modo introspectivo, tratando de ser más amorosa y disfrutando tiempo con mis hijos.
Las fiestas 2020 decidí pasarlas en Constanza, con mi padre, cocinando, leyendo, escribiendo. Disfrutando la deliciosa temperatura de la montaña, que me tranquiliza el alma y confío en que el año próximo estaré con mis hijos, mi padre, mis hermanos, mi grandiosa familia y quiero sumar amistades de siempre. Tengo fe de que que todo irá bien y será posible.
A pesar de las limitaciones, cada uno sigue siendo libre de decidir qué navidades va a pasar y cómo las va a vivir. Leí a un sicoanalista que decía que la actitud con la que afrontemos estas atípicas navidades lo será prácticamente todo y así lo creo.
Tú decides como disfrutar este periodo, si diciéndote “vaya navidades malas” o contemplarlo desde esta otra perspectiva: “navidades diferentes”, lo cual no es igual a malas, serán distintas a otras, pero está en nosotros mismos hacerlas entrañables también.
Les invito a crear nuevos recuerdos, háganse muchas fotos, regalos y bromas, que serán las anecdotas que contaremos el próximo año, cuando superemos esta situación, que lo vivido en 2020 nos inspire a seguir viviendo y reinventarnos para hacer del buen vivir un estilo de nuestras vidas.
Que nunca te falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer. ¡Feliz Navidad!