Nadie sabe con exactitud el día de mi nacimiento. Algunos, entre estos la parturienta, dicen que fue el 22 de agosto, pero en el acta de nacimiento dice que el 28, y los hay que dicen el 24, y un tío dice que fue el 16 de marzo (pero a ese nadie le hace caso porque admira a miguelvarga). Todo se reduce a que la parturienta, devota cristiana, no se atreve a jurar sobre la Biblia que sí, que fue el 22, si ni siquiera está segura del año.
Bien sé, amable lector, que aquellos nacidos en un pueblo dominicano, antes del segundo gobierno de balaguer, ya se han topao con esta incertidumbre nata. Por cierto, hace mucho que no como nata, puedo vivir el resto de mi vida, y ser inmensamente feliz, sin volver a comer nata. La cosa es que si sus procreadores eran medio campesinos y pobres, sin estudios, fácilmente usted mismo caminando como todo un hombrecito acompañaba a su padre a la oficina del Registro Civil para registrar el día de su nacimiento.
Parece que en los campos y pueblos dominicanos de antaño, justo antes de la era del motoconcho, la cría nacía y no se registraba de una vez, que las comadronas cruzadoras de ríos crecidos no eran notarios ni empleadas del Registro Civil; en un hospital público tampoco era procedimiento obligatorio crear base de datos exacta sobre cada grito escuchado por primera vez; recordemos, hijo de agricultor, de ganadero o peón, el papá trabajaba de sol a sol, de sol a sol, lean el cuento de Bosch, que dice más o menos "usted citadino, no sabe la pela que es ser campesino", una vaina así. Entonces, ese padre no tiene tiempo para nada, para nada; pero vamos a suponer que no, que no brega con tierra ni animales, el papá es obrero, trabaja en la Induspapel, haciendo vainas de cartón bregando con maquinarias humeadoras, acabando con el medio ambiente, y ese tampoco tiene tiempo porque trabaja todos los días, y no hay pacto colectivo, ni sindicato en la fabrica, no puede estar pidiendo permiso para ir a registrar a su último recién nacido, que además ya tiene como 7 ya, o sea, ya pidió una tarde libre para ir a verlo al muchachito de marras cuando nació, ¿qué más querían de él, Dios mío, su sangre?
Pero bueno, un espléndido viernes de noviembre, de buena cosecha, o de asueto por un milagro, con dinero en el bolsillo por la venta de un becerro, o algún bono inesperado por haber fabricado un millón de cajas en dos días, nuestro papá decide bañarse, ritualmente, afeitarse con navaja nueva, ponerse su sombrero y chacabana, esperar que vistan al muchachito escuchando a Leo Marini mientras saborea un ron añejado en raíces varias. El muchachito está listo, una chacabanita amarilla con bordados inolvidables, pantaloncitos caqui cortos, tenis rojos y peinadito con un partío al lao. Padre y niño salen agarrados de manos.
El niño se asombra de todo, vio a un viejo llevando a una vieja en una bicicleta de canasto. El padre se ríe de todo, lleva una contentura que va más allá de una diligencia oficial y cívica, especialmente después de haberse topado, milagrosamente, con el Compadre Melitón y sus chaticas misteriosas.
En el camino todo es júbilo y helado de coco. Entran a una calle Duarte donde está todo lo que hay que ver en el pueblo; está el parque, rodeado de Cine, Casino, Restaurantes y gente como buscando algo. Después de pararse varias veces con el único propósito aparente de beber un trago de la chatica en uso, entraron a un negocio con vellonera donde había mujeres como esperándolos, por lo menos al Compadre Melitón. Allí pasaron las horas frescas hasta que una de las mujeres (a la que el papá le repetía, señalando al niño, 'Mira lo bonito que te salen') les recordó que iban a ser las 4.
Empleado Registro: ¿En qué año nació el niño?
Padre: Creo que fue en el año de la inundación del Yuna. ¿O fue en el del derrumbre del Candongo, Compadre Melitón?
Compadre Melitón: Eso ke ni ké.
ER: A ver muchachito, dime con tus dedito, ¿cuánto saño tú tiene, 4?
Mirón: Ta como chiquito pa tre.
ER: Bueno, van a ser la cinco: 28 agosto del 1967, no, 69, no, 68. ¿Nombre del niño?
Padre: Compadre Melitón, ¿el viejo Lao se llama Etanislao o Uladislao?
CM: No Compa, creo que e Menelao.
Padre: Ponga Juan Bautista.
"Creo en la Astrología, pero no en los astrólogos", dijo Thomas De Quincey, y yo nunca he podido hacerme una carta astral confiable. No sé si soy Leo o Virgo, o tal vez algo aún más ruin: Lirgo. No sé si ser arrogante y egoísta o necesitado y mártir. Pero bueno, basta de quejas por vainas abstractas: "Este es el mejor de los mundos posibles", dijo Voltaire, el equivalente culto de los Vox populi "No hay mal que por bien no venga" y "Si del cielo te caen limones". Imagino que así como muchos criminales alegan Demencia Temporal por abuso infantil, si yo cometo un delito particularmente atroz, que además de mucha multa lleve mucha cárcel, puedo alegar Demencia Intermitente, trauma traumático ante la incertidumbre de mi nacimiento, dolor doloroso ante la certidumbre de que a nadie le importó cuando yo nací:
’Sra Jueza, miembros del jurado, ustedes ya conocen mi historia, y ese fatídico día en que cometí esa atrocidad había escuchado en la mañana "Celebro tu cumpleaños", cantado a un vecino dominicano; luego al mediodía "Happy birthday to you", cantado a un gringo que trabaja conmigo; y en la noche fui a cenar a un restaurant mexicano donde un mariachi le cantaba a una doña "Estas son las mañanitas". En ese momento algo gritó CARAJO en mi cerebro… Y me dio como un vahído… Y me volví loco… Intermitentemente…'