La historia de la corrupción dominicana indicaba que el caso Odebrecht podía quedar sepultado. No ha sido así. Tarde, selectivos y emborronados, tenemos acusados y detenidos. Debería estar satisfecho, pero no lo estoy.
La falta de credibilidad de este proceso comienza con el acuerdo primigenio, hecho a puerta cerrada entre un sospechoso y un criminal confeso: el gobierno y Odebrecht. Y esta desconfianza vino presidida por el convencimiento general de que el sistema judicial está parcializado y sirve al PLD. El acuerdo, que incluye delación y admisión de culpa, adolece de una generosidad extrema, y deja a discreción de la compañía delictiva el señalamiento de implicados.
Quienes diseñaron el controversial contrato depositaron, creo que sin inocencia, confianza absoluta en una corporación criminal. Por eso, a nadie sorprende que en su lista aparecieran principalmente sobornados secundarios y, sobre todo, alejados del entorno presidencial. Quienes la lógica señalan como protagonistas no aparecen ni en los zafacones de la procuraduría, detalle que a nadie se le ha escapado.
Entrevistado en vivo desde Brasil, a través del programa Enfoque Matinal, el presidente de Transparencia Internacional, Bruno Brandao, ofrece una perla que no debemos dejar pasar. Dijo que tanto Odebrecht como otras compañías involucradas en el caso Lava Jato omitieron, en sus primeras delaciones, nombres de personas poderosas. Y fue solamente cuando esos “intocables” salieron a relucir interrogando otros testigos, que la fiscalía, so pena de suprimir la reducción de condenas, obligó a las compañías a entregar los nombres que intentaron suprimir. De esa manera, cayeron tres ex presidentes y el actual mandatario del Brasil.
Nadie puede garantizar que la lista proporcionada por Odebrecht a este país esté completa. Se puede dar por seguro que las de aquí han sido tan excluyentes como fueron las entregadas en principio a la fiscalía brasileña. Entre bandidos, el chantaje y el ocultamiento son normas.
El mismo señor Brandao enfatizó que el movimiento popular Marcha Verde en la República Dominicana ha sido esencial para hacer funcionar al ministerio público. En aquellos países donde no existe presión popular, los gobiernos mantienen el encubrimiento.
Si algo va quedando claro en todo esto, son los esfuerzos del aparato gubernamental para mantener impolutos el contrato de Punta Catalina, al presidente Danilo Medina, y a sus allegados. Ese operativo de purificación acentúa aún más el descrédito que ensombrece el equívoco expediente. (Recuerdo que los vaqueros de la Amazonia, antes de cruzar el ganado por el río, sueltan una vaca a distancia que incita el frenesí devorador de las pirañas. Y mientras ellas despedazan al señuelo, el resto llega ileso a la otra orilla.)
Maquiavelo escribió: Un gobernante (el príncipe), necesita actuar de acuerdo a su necesidad, con virtud (inteligencia, astucia), y teniendo en cuenta la fortuna (la suerte).
Si el presidente sigue inmune es porque actúa de acuerdo a su necesidad: salir ileso, honorable, y con vida política; con virtud: diseñando tratativas, mintiendo, manipulando, y tirando vacas al río. Pero no puede controlar la fortuna, pues solo Dios y el destino lo hacen. Ella, cuando es mala, humilla a cualquier estratega. Temístocles Montás comienza a enseñar cómo funciona.
Como él, habrá otros dispuestos a rebelarse, gente que dirá lo que sabe, documentos que desnudarán mentiras, delaciones comprometedoras, informaciones inéditas. Ni los brujos ni el dinero pueden con la suerte, esa maquiavélica fortuna.