Si hubiera escrito el título de este artículo "Sonia Pierre: Nadie es Profeta en su Tierra", quizás llamara menos la atención su lectura por estar cansados de años, desde que nacimos, del tema haitiano, de las noticias que casi a diario se escuchan al respecto; cansados de Sonia Pierre denunciando hechos en nuestro país nacional e internacionalmente . Así sucede como cuando escuchamos o vemos noticias del conflicto Israel-Palestina, quizás pasamos la página o cambiamos el canal de la TV porque simplemente estamos saturados del tema.

Pienso que en esta ocasión debemos detenernos y reflexionar lo que Sonia Pierre representa. Representa miles de mujeres no necesariamente dominicanas de origen haitiano; sino también miles de mujeres dominicanas de color; mujeres víctimas de todo tipo maltrato; mujeres discapacitadas; mujeres rechazadas por el VIH; madres viudas y sin hijos víctimas del poder; mujeres del campo; mujeres trabajadoras domésticas; mujeres trabajadoras sexuales y víctimas de trata y tráfico; mujeres lesbianas y travestis.

Imagínese usted vivir en medio del rechazo de la mayoría por lo que cree y por lo que lucha; que en todo lugar en que se encuentre durante su vida diaria (supermercado, tiendas, farmacias, clubes, la playa, etc.) le critiquen y sea la comidilla de las personas. Imáginese que le acaben y amenacen en los medios (porque hay "libertad de expresión"): comentarios en las noticias físicas y electrónicas, así como en las redes sociales; que le llamen por teléfono amenazándole a usted y a su familia. Imagínese que su familia y usted vivan con el miedo a constantes amenazas.

Así vivió Sonia Pierre, no porque me lo contaron sino porque lo se. Y quizás usted pudiera pensar que "Ella se lo buscó".

La fuerza, personalidad y perseverancia de ella no la tiene todo mundo. En su velatorio en la Funeraria en Santo Domingo, una señora gritaba "Ay se murió mi reina". Sergia Galván, directora de la ONG Colectiva Mujer y Salud, en un escrito del 7 de diciembre, como desahogo luego del funeral de Sonia Pierre en el lugar donde nació y creció, Villa Altagracia, expresa lo siguiente: Sonia vivió momentos muy dolorosos, pues en sus demandas como mujeres, como feministas tuvo que enfrentar a sus propios compañeros de lucha. Me tocó acompañarla muchas veces en su llanto y en su soledad, en su rabia y en su incomprensión […] Pero la violencia rasguñó su sueño. La violencia, el estigma y la discriminación por ser mujer, por ser negra; por ser una dominicana orgullosa de sus ancestralidades; por permitirse hablar; por atreverse a disentir; por pisar fuerte, siempre delante del miedo; por negarse a que el perejil fuera usado como herramienta de exclusión social y se usara para sanar las heridas y las llagas que deja el mercurio rojo de la incitación al odio; por su resistencia contra la desnacionalización; por no reclamar lástima, sino derechos.

Solo supe un pronunciamiento del Ministro de Relaciones Exteriores por su muerte, no de la Junta Central Electoral ni de la Presidencia de la República; mientras que diferentes organismos internacionales presentaron sus condolencias públicamente. Organismos internacionales éstos que si bien usted consideraría como "metiches", en gran medida fortalecieron y apoyaron su convicción, firmeza y lucha.

Los temas de Derechos Humanos, tales como los relacionados a nacionalidad y apatridia, siempre tienen implicaciones políticas y generan conflictos. No se puede pretender ser una Mafalda y salvar el mundo; no se puede pretender que se le agradezca por lo que hizo por otros. "Dar sin esperar recibir" dice el Jesús de los Cristianos, quien no fue profeta ni en su propia tierra.

La gran moraleja es Cuántos de ustedes toman partido en lo creen y luchan por ello? bendito irse de este mundo sabiendo que hiciste algo por otros aunque no seas reconoci.do por ello.