La idea delnacionalismo es una relativamente nueva, pues donde comienza a aparecer es en el siglo XVIII con el surgimiento del Estado nacional; concretamente, para la Revolución Francesa se empieza a usar la palabra nación como sinónimo de ciudadanía.

El términopuedeser definido como la ‘identidad’ experimentada colectivamente por miembros de un Estado, una sociedad o un territorio en particular. De tal forma, los nacionalistas proponen fundamentar la nación en nociones de legitimación política. Algunas ideologías nacionalistas derivan su fundamento de la teoría de la ‘identidad cultural’, o de las llamadas ‘comunidades imaginarias’ de Anderson, mientras que otras, más liberales si pudiera decirse, se basan en que la legitimidad política de la nación deriva del consenso general de la población del territorio de que se trate.

Hago estas acotaciones previas para que pueda comprenderse el porqué de la transformación actual del concepto, tomando en cuenta el devenir del fenómeno de la globalización y la consecuente transculturización de las sociedades modernas. La media de población por etnia en el mundo, por ejemplo,es de cerca de 8 millones de personas, lo que permite constatar la amplia dispersión de las categorías étnicasproducto de los movimientos migratorios que siempre se han dado en todas partes.

Que un Estado obtenga su legitimidad política de su estatus como conglomerado de un grupo ético determinado es un asunto que cada vez pierde mayor fuerza. A escala mundial son cerca de 200 millones de personas las que viven lejos de su país deorigen, por múltiples y muy variadas razones.

Pero para algunos, incluso muchos auto-definidos como de izquierda,la multiculturalidadgenera un “serio” problema de crisis de identidad cultural entre los países. Opinan que desdibuja las demarcaciones geográficas y geopolíticas, y que destruye poco a pocolos elementos comunes que dan esencia a ‘lo nacional’ o autóctono.

Otras y otros,por el contrario,creemos que la identidad no puede seguir siendo pensada como expresión de una cultura homogénea;en nuestro caso específico, no hay forma posible de entenderla identidad dominicana sin vincularla ala multiculturalidad,pues ese, lo queramos o no, es un proceso que en estahoy compartida isla se viene desarrollandodesde la colonización, alimentado de todas y cada una de las corrientes migratorias de las que ha sido testigo nuestra historia (africana, europea, asiática, árabe, cocola…).

Creemos que esta realidad (la del ser humano que migra) en nada conduce al debilitamiento de lo que se pueda considerar una identidad cultural sino que más bien la enriquece. Además, que proteger eso que denominamos dominicanidadno puede suponer de modo alguno violentar derechos fundamentales, fomentar discursos de odio hacia otros seres humanos, callar y no denunciar los actos inhumanos más atroces porque los trapos sucios se lavan en casa, como cuando una empresa constructora llama a lacamiona para que se lleve al grupo de trabajadores ilegalesque osa reclamar sus prestaciones laborales, ocomo cuando se condena a muerte civil a miles de personas al aplicar la ley de forma retroactiva para despojarles de la nacionalidad que les corresponde. Si es así, ese tipo de nacionalismofascista lo repudio.

¡Qué gran ironía es que un pueblo de mulatos pretenda pontificar sobre “pureza”de razas, oh, nacionalismo banal!