El Partido Revolucionario Dominicano, (PRD), fundado en el año 1939, quiérase o no, es un partido que llegó a su fin. Su matrícula cada día es menor y el descontento de la gente que una vez formó parte o creyó en él, ya ve como cosa del pasado a éste y ha aceptado la realidad. Aunque se les puede ver con mucho entusiasmo en su nuevo partido, el PRM, no deja de notarse una tristeza colectiva por su antiguo hogar.
Todo lo que nace, muere y la vida debe continuar. Y digan lo que digan, que el PRD sigue vivo, lo cierto es que está más cerca de la muerte y sólo un milagro recompone y reúne toda sus fuerzas.
Miguel Vargas Maldonado, quien fuera candidato presidencial por este partido en el 2008, intentó serlo de nuevo en el 2012, pero no pudo y se suponía que sería el candidato presidencial para las elecciones del 2016, realizó un acuerdo con el partido oficialista y renunció a sus aspiraciones presidenciales, apoyando al candidato del PLD, partido opositor al suyo y apoyando la reelección presidencial, no de uno de los miembros del PRD, sino de otro partido.
Aunque por dicho acuerdo, algunos dicen que fue la mejor jugada de Vargas, me pregunto qué pensará cuando se tiene que sentar con la alta dirigencia del partido, que el mismo Miguel descalificó años atrás y ni siquiera se sienta junto al presidente de la República.
En días atrás, en una columna de alguien que es cercano a Vargas Maldonado, dijo de cómo Danilo Medina, en su viaje a NY, lo llamó y le dio órdenes para que la militancia del PRD en dicha ciudad, se diera cita a la reunión.
Para muchos Miguel Vargas es político, pero no se puede ser político, si el fin de la política es el poder y éste, siendo presidente del partido, hasta hace unos años, fue el más grande de todos los partidos dominicanos, y pudiendo negociar con la gente que se fue del PRD, haya negociado con el partido oficialista y se haya conformado con ser el mensajero.
Sí, Miguel Vargas Maldonado, quien pudo rectificar su conducta del año 2012, en cada paso que da, muestra lo torpe que ha sido.