El tema de la incidencia de los rayos solares,  ha sido influyente en la elección del emplazamiento de las edificaciones desde los principios de la historia,  así como de la selección de materiales, formas constructivas, etc.

Si nos remontamos unos 400 años antes de Cristo encontramos el Megarón descrito por  Sócrates como ejemplo de construcción solar. Este modelo de vivienda deja ver principios básicos – y aún vigentes – de arquitectura solar pasiva. El factor de forma favorable, aberturas hacia el sol, protecciones solares bien proyectadas, zonificación solar, aprovechamiento de la inercia térmica,etc.; favorecen el uso inteligente de la energía del sol.

Junto con el desarrollo de la economía mundial,durante el siglo XIX,  vino un desarrollo tecnológico que abarco aspectos de la construcción, tales como los cerramientos en vidrio de gran formato, y con esto nuevas posibilidades para las técnicas solares.

Con los invernaderos que surgieron con las nuevas técnicas del vidrio, se pudo captar la radiación ultravioleta y transformar en radiación de calor infrarroja. Con el siglo XX,  los postulados de la modernidad plantean un protagonismo para el sol: la transparencia, juego de luces y sombras, claros oscuros, etc…Nada nuevo pero interesantemente interpretado, aunque situaciones tales como los problemas higrotérmicos, aún quedaban pendientes de resolver.

Más adelante, tipologías de casa pasivas autosuficientes,  se abren paso tímidamente en la Alemania de principios de los años 30, y en cierta medida trazan la pauta a la llamada arquitectura ecológica de la década de los 70, surgida a raíz de la crisis del petróleo de 1973.

Mucho recorrido

Mucho recorrido para unas cuantas líneas, pero lo cierto es que el aprovechamiento inteligente de la radiación solar, siempre ha sido un objetivo a alcanzar por la arquitectura, y por esto varios factores/aspectos se han tenido en cuenta, con mayor o menor importancia, según la situación y la vocación del proyectista por llevar a cabo un buen proyecto; algunos de estos son:

-Situación y microclima del lugar de emplazamiento.

-Topografía y su influencia en las condiciones térmicas del edificio.

-Protección contra el viento y/o soterramiento (en los casos de necesidad de ganancias térmicas).

-Consideración de las tipologías arquitectónicas locales para aplicación de soluciones al nuevo edificio.

-Factor de forma del organismo.

-Orientación y asoleamiento y protección solar. -Zonificación. -Diseño de la envolvente de manera eficiente.

Cada uno de estos aspectos,  da para mucho más…Los iremos viendo; como siempre.