Dejó de existir el viernes 25 de agosto de 2006, el reconocido deportista y chofer de carro público, don Fausto Ramón Quezada Salcedo, a la edad de 82 años, después de haber brillado en el béisbol de Puerto Plata, con grandes éxitos y como servidor en el trasporte de carro público de Puerto Plata a Santo Domingo y viceversa.

Don Fausto Quezada llevaba algún tiempo aquejado de su salud en su hogar.

Su cadáver fue trasladado y velado en la Funeraria Puerto Plata, ubicada en la calle 12 de Julio esquina San Felipe de dicho pueblo.

Su muerte consternó a familiares y amigos. Su enterramiento se produjo en horas de la tarde de ese día en el camposanto de Puerto Plata.

Fue un ejemplo al trabajo tesonero y honesto. Era muy preocupado por su esposa e hijos. No hizo fortuna. Pero dejó un legado a la honestidad y al trabajo honorable. 

Sin lugar a dudas, que Fausto Ramón Quezada Salcedo fue una gloria del béisbol de Puerto Plata, por sus hazañas en el bateo y el jardín central.

De una conducta intachable y honorable. De alma limpia y honrada.

Les inculcó a sus hijos el amor al estudio y al trabajo. Con su esposa permaneció más de 60 años de unión matrimonial. Esta fue sostén y alma noble del hogar, mientras su esposo trabajaba.

Honesto y responsable en las diferentes actividades que sirvió en su vida como trabajador.

Era un hombre amante del trabajo desde que tuvo uso de razón. Dado a compartir con sus amigos un buen trago de ron. Lo hacía muy tranquilo y en amenas tertulias. Sus familiares no tienen de qué arrepentirse de él.

Provenía de una familia muy humilde y trabajadora. Sus tres hermanos dejaron descendencias y vivieron dignamente en el pueblo de Puerto Plata.

Sus amigos chóferes lo querían y respetaban. Se le consideraba una persona tranquila y quieta en su trajinar por la vida.

Gozó plenamente su vida y participó en tertulias de amigos chóferes.

Muy apegado a su entorno familiar. Se preocupó por la educación de sus hijos.

Fausto Ramón Quezada Salcedo nació en la ciudad de Puerto Plata, el 26 de marzo de 1924, hijo de los señores: José Eugenio Montan Jerez y Mercedes Salcedo, ambos. Fue hijo reconocido por su padrastro el señor Adolfo Quezada.

Tuvo tres hermanos más, que fueron: Rafael (a) Chacón, Antonio y José Oscar Quezada Salcedo (a) Caifás.

Asistió a la escuela del Asilo viejo de Puerto Plata, donde aprendió a leer y escribir, dirigida por Rufino Martínez.

Desde temprana edad se dedicó al trabajó productivo.

Cuando apenas contaba con diez años de edad se inició en la práctica del béisbol.

En 1936 entró a jugar con el equipo Escogido de Puerto Plata,  capitaneado por Teté Marmaolejos, como jardinero derecho y campo corto.

Se inició en el juego de béisbol en el año 1937, con el equipo juvenil, Colmado La Cotorra, dirigido por  su hermano Rafael Quezada (Chacón), teniendo como jugadores a: Joseíto de los Santos, Caifás Quezada, Carmelo Rosario, Filín Burgos, Chichito Ventura y otros; dicho equipo representaba al sector Batey Tres.

Después pasó al equipo la Sastrería Senior, dirigido por Camilo. El equipo tenía jugadores, como los hermanos José, Bienvenido Núñez, Guaroa y Lulú Henríquez, Tuto Villalón, Carlitico Román, Franco Mella, Caifás Quezada y otros. Desde aquella época, había adquirido la técnica y agilidad que se necesitaba para ser un buen prospecto.

A la edad de catorce años jugó con el equipo de béisbol Manos Negras, regenteado por Alberto Hernández (a) Pirulú.

Trabajó como chofer de carro público con Fabían Tello Alvarado (a) Makalé, quien por muchos años fue representante de la Línea Studebacker en Santo Domingo, que cubría la ruta Santo Domingo—Puerto Plata, teniendo dicha ruta varios carros. En los últimos tiempos solamente viajaba Francisco Reyes (a) Pappaterra. 

En octubre de 1940 participo en el provincial celebrado en la ciudad de Santiago de los Caballeros entre las provincias de Santiago, Moca, Montecristi, manzanillo, Mao, Constanza, Ejército Nacional y la Fuerza Aérea, en donde puso de manifiesto sus condiciones de buen jardín central.

Conoció a la señorita Ana Julia García (hija de los señores: Pablo Santos, quien fue un destacado comerciante de provisiones y de Aurelia García), casándose con la misma el 17 de febrero de 1946 y procrearon tres hijos, a saber:

1. Fausto José (quien es licenciado en contabilidad, profesor universitario, dirigente político y actual tesorero municipal del Ayuntamiento de Puerto Plata). Casó con la licenciada Práxida Mercedes Núñez de Quezada, han procreado tres hijos: Fausto Gerardo, Fausto José y Priscilla Mercedes Quezada Núñez.

2. Amauris Mairení (reside en Estados Unidos de América, desde hace muchos años). Se matrimonió con Sarah Martínez y tuvieron tres hijos: Amauris Enmanuel, Amauris Maireni y Rogee Abraham Quezada Martínez. En segundas nupcias con la señora Juliana del Rosario, procreó dos hijos: Anauris y Adrián Quezada del Rosario.

Y, 3. Soraya Mercedes Quezada García de Severino casó con  Winston Severino y han procreado tres hijos: Kristal, Winston Julio y Llulia Severino Quezada.

Adoró y quiso a todos sus nietos por igual.

Don Fausto Quezada quiso con mucho cariño y amor a su hija política Sarah Martínez.

Don Fausto Quezada Salcedo dedicó más de 30 años ininterrumpidos a chofer de carro público, viajando de Puerto Plata a Santo Domingo y viceversa. En dicha ruta, además, trabajaban los chóferes, de trata recordación para el pueblo de Puerto Plata, como fueron: Francisco Antonio Reyes (a) Frank Pappaterra, Sergio García, Tavito, Guicho, Alex, Jesús Buen Hermano, Luís Tomás, Jaime Rodríguez, El Piche, Hito, Papito, Tonu, Lolo,  El Pinto, entre otros tantos.

Fue él uno de los fundadores en compañía de Miguel Fernández, Rafael Cabrera, y otros chóferes puertoplateños, de la organización sindical SICHOPAYMA, que a la hora de su muerte era miembro activo.

Seres del calibre de don Fausto Quezada no mueren, siguen como modelo y guía en el pueblo de Puerto Plata.

Fue un gran seguidor de la política social cristiana del líder caudillista reformista  licenciado Joaquín Antonio Balaguer Ricardo (1906—2002), durante sus más de veinte y dos años como presidente de la República.

No se sirvió jamás de la política y mucho menos buscó prebendas económicas en la misma.

Era un ciudadano íntegro y respetado en la ciudad de su pueblo de Puerto Plata.

Don Fausto Quezada, deberá de ser recordado como uno de los puertoplateños que dignificó el oficio de chofer y puso muy alto la disciplina del béisbol como jardín central y excelente bateador.

¡Paz a sus restos!