« ¿Croacia campeón del mundo? Si Francia se lo permite. Francia es Francia -lo que esto signifique- y no van a perder otra final». Es lo que se escucha en bares, cafés, en la cola del supermercado… De pronto, los mexicanos sienten un amor ilimitado por la patria de los Mosqueteros; imaginan a la bella Marianne guiando a Griezmann y a Mbappé hacia los goles. Ayer en una taquería vi a una familia vestida de azul. Todos presumían el gallito y la estrella en el pecho. El domingo tendrán otra, les dije, Allez les bleus… ¿Será?
Croacia es un país que pocos podrían ubicar en el mapa. Un país que precisamente debutó en los torneos de la FIFA hace veinte años, cuando los franceses, gracias a los pies de Zidane (aunque en la final marcó a testarazos) golearon a Brasil en el Estadio de Saint-Denis.
Ahora, tenemos que agradecer a los comentaristas-oportunistas que nos han enseñado todo sobre éste: Croacia formaba parte de Yugoslavia y fue un país hecho a punta de terror. Un tal Mariscal Tito, “aconsejado” por Stalin los obligó a juntarse: bosnios, macedonios, serbios, eslovenos, montenegrinos, croatas…Y así era también la selección, que en el Mundial de Chile en 1962 tuvo su mejor actuación (semifinales), una mezcla donde había que considerar a todos por igual.
Croacia es un paisito que se divide entre el Adriático y los Balcanes; su capital Zagreb está del lado montañoso. Dicen que todos los croatas podrían acomodarse en París (o en Marsella) sin mucho esfuerzo, no llegan ni a 4 millones y su superficie apenas si alcanza los 56,000 km². Es el más pequeño de todos los participantes y como se sabe, previamente había derrotado en penales al más grande del mundo.
Esa región empezó a salir en los periódicos en los noventa, cuando la Federación Yugoslava se desmoronaba sangrientamente. Europa, orgullosa de su Tratado de Maastricht ni siquiera volteó a ver cómo la Guerra de los Balcanes crecía y crecía. Las ‘grandes potencias’ ignoraron, permitieron y hasta solaparon matanzas, violaciones, crímenes de odio y demás linduras, quesque como allí no había petróleo, ni para que intervenir…
Casualmente, cuando vivía en Francia, un verano aburrido y sin dinero mi amorcito encontró una ganga vacacional en Croacia, cuya costa está conformada por miles de islas. Llegamos a una de ellas para descansar, después de una hora en barco desde el puerto de Split. Lo que más recuerdo son sus playas de piedras como de río, grandotas e incomodas para bañarse. Cuando la chica de la aduana vio mi pasaporte, intentó decirme que amaba las telenovelas de Thalía, yo hubiera querido disculparme por exportar tanta tontería pero apenas si le sonreí sin convicción.
En su libro Futbol a sol y sombra, Galeano recoge una anécdota: Un par de reporteros o periodistas o corresponsales se habían internado en tierra de nadie en plena guerra balcanica. Eran mexicanos y no tenían ni el salvoconducto de la Virgen de Guadalupe. Como era de esperarse, los atraparon unos soldados de quién-sabe-qué-bando y creyendo que eran espías, se dispusieron a fusilarlos. México journalist, México journalist suplicaban en un inglés inundado por el pavor. De pronto el sargentucho recordó que de allí era su ídolo Hugo Sánchez, el entonces goleador del Madrid. Repitió alegre el nombre de Hugol y los dejó vivir.
Martín Caparros decía que el futbol es una fuente inagotable de ficciones. Por ejemplo, al ver a la escuadra francesa creeríamos que la integración en aquel país es un éxito: musulmanes, cristianos, judíos, africanos, magrebíes, antillanos y uno que otro paliducho de Normandía se llevan requeté bien, cuál racismo, nada de fanatismo religioso, sólo amor, vive la France! Ficción pura, ya que en realidad llamarse Karim en París implica que el de Recursos Humanos tire tu currículum a la basura sin preguntarse si serías bueno para el puesto. Si esto no es así, que me expliquen por qué la ‘linda’ y derechosa Le Pen sacó tanto voto el año pasado.
Me he desviado, yo lo que quería era hablar de futbol, de que me gusta Antoine Griezmann, quien fue rechazado en las infantiles de su país por chaparrito y flaco. Se tuvo que ir a España donde triunfó con la Real Sociedad…Me cae bien Persic, que hizo el empate contra Inglaterra alzando tanto el pie que aún me pregunto dónde andaba el árbitro (¿y el VAR?) que no señaló ‘juego peligroso’. Francia perdió la última Eurocopa organizada por ellos mismos y en 2006 Zizou cambió la gloria de alzarse con otro Mundial y prefirió lavar la infamia con aquel cabezazo tristemente célebre. Ya veremos quién gana, como dijo el tuerto…
En fin, parafraseando al poeta Paul Eluard, si uno apoya a Francia diríamos que el mundo es azul como un camembert, pero si se prefiere a la banda de Modric, que el mundo es cuadriculado como una naranja.