La única conexión entre la campaña presidencial de Antonio Guzmán y el acto en que fue ordenado obispo el sacerdote Nicolás de Jesús López Rodríguez (La Vega, 1936)fue la fecha. El acto religioso tuvo lugar en el estadio de béisbol de San Francisco de Macorís el 25 de febrero de 1978.   López Rodríguez había sido nombrado obispo de la recién creada diócesis el 16 de enero anterior y al mes siguiente se abrió de manera oficial la campaña para las elecciones generales del 16 de mayo.

La campaña, pues, tenía una semana  aquel día en que  se congregaronvarios miles de personas  para presenciar la ordenación del nuevo obispo de 41 años de edad. Por tanto, debió de ser uno de los primeros actos de masas en los cuales se confrontaron las simpatías políticas  con miras a las venideras elecciones. Y, entre nosotros dondequiera que se junta gente brota la política, hasta en la iglesia.

Yo estaba allí ese sábado en representación del Centro de Promoción Campesina de la Vega,   diócesisde la cual López  Rodríguez era vicario general al momento de su designación por el Papa. Era portador de una carta de felicitación la cual le entregué luego de saludarlo al término de la ceremonia.

Las miles de personas presentes no disimularon su preferencia por Antonio Guzmán, candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), contrario a cuando se mencionó el nombre del presidente  y virtual candidato a la reelección Joaquín Balaguer.

El momento político era álgido (Según el diccionario de la RAE “momento o período crítico o culminante de algunos procesos orgánicos, físicos, políticos, sociales, etc.”) Se esperaba que Balaguer anunciara su intención de buscar la reelección dos días después, el día 27, en su comparecencia ante la reunión conjunta de las cámaras legislativas.

Aunque, de hecho, Balaguer ya tenía meses en abierta campaña, recorriendo el territorio nacional mientras inauguraba obras y lanzaba pronunciamientos políticos sin cesar. Guzmán, por su parte, era candidato oficial del PRD y una coalición llamada “Acuerdo de Santiago”.

López Rodríguez, un sacerdote dotado de indiscutibles cualidades de liderazgo, sorprendió a los asistentes al acto leyendo una  inusual  “carta pastoral” en la que trazaba las que serían líneas de su gestión. Según la revista Amigo del Hogar el nuevo prelado “Para todos tuvo palabras de alien­to y esperanza, parecía no querer olvidar a nadie”. La crónica del órgano católico resumía así  el evento:

“Rodeado de una muchedumbre gozosa y con la asistencia en pleno de la  jerarquía eclesiástica domini­cana, de decenas de sacerdotes y religiosas,  fue consagrado Obispo Monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez, primer obispo de la recién creada Diócesis de San Francis­co de Macorís.

"La ceremonia se llevó a cabo en el estadio "Julián Ja­vier", el día 25 de febrero de 1978.En su primera carta circular leída alfinal de la ceremonia de consagración,  Mons. López dijo que abraza­ba con cariño a los pobres y aban­donados, al mismo tiempo que manifestaba tener sumo "interés en comprender su situación y ayudar­les".

Al tomar posesión de la nueva Diócesis Mons., López dijo que tenía "presentes también a tantos milla­res de campesinos en estas provin­cias" hombres y mujeres que describió como honrados, laboriosos y sin­ceros, "personas que aman  profundamente a la Iglesia y que son su mayor gloria".

López Rodríguez tuvo un ascenso casi meteórico en la escalera de la jerarquía eclesiástica ya que hay pocos obispos de menos de 40 y años y él fue nombrado teniendo 41; arzobispo metropolitano de Santo Domingo el 15 de noviembre de1981, teniendo 45 años de edad. Ordinario Militar de la República Dominicanadesde el 4 de abril de 1982.

Elevado a cardenal el 28 de junio de 1991, con 54 años de edad. Para tener una idea de lo joven que López Rodríguez llegó a cardenal basta recordar que su predecesor, Octavio Beras, fue nombrado cuando le faltaban cinco meses para cumplir 70 años. De los 115 cardenales que eligieron al actual Papa, solo cinco tenían menos de 60 años, tres de ellos 59, uno 56, uno 55 y el más joven, Baselios Clemis Thottunkal, de la India, 53.

López Rodríguez ha participado en dos cónclaves  y en ocasión de ambos, pese a saberse que sus posibilidades eran remotas, fue citado por los medios en el reducido grupo de papabile (posible Papa).  Aunque su estilo directo e ideas conservadoras han suscitado controversias, lo cierto es que en estos 32 años de gestión López ha conducido la Iglesia católica a una expansión material sin precedentes en la historia dominicana. Evaluar el aspecto espiritual de su gestión corresponde  a los entendidos.

La última vez que me topé con el arzobispo López Rodríguez fue el 5 de septiembre de 1987 en el aeropuerto de Barranquilla. Pablo Mckinney Ortiz y yo regresábamos al país en un vuelo de Avianca procedente de Bogotá, donde acabábamos de representar a la Secretaría  de Agricultura en un evento auspiciado por el Centro Internacional de la Papa, organismo de la ONU con sede en Perú.  El alto dignatario eclesiástico  también venía en aquel vuelo y durante la escala en Barranquilla nos atrevimos a saludarlo. Estoy seguro de que ni siquiera  supo quiénes éramos. Pablo y yo nos quedamos preguntándonos  si eso sería bueno o malo para nosotros. Fuera  lo que fuere, ya han pasado 26 años.