A raíz de su escogencia como presidente de Francia, quienes le adversaban, fuera y dentro del país, iniciaron una insidiosa campaña de prensa señalando entre otras cosas que su esposa era mucho mayor que él sugiriendo con ello la demostración de un inesteticismo revelador de su mal gusto, y que poco podía esperarse de un líder –Macron–que en el terreno del erotismo prefería la fealdad a la belleza, lo viejo a lo nuevo, haciéndose extensiva esta anómala tendencia a las restantes atribuciones concernientes a todos los jefes de Estado.

Por sus declaraciones a los periodistas relativas a su vida sentimental supe de inmediato que su elección conyugal obedecía a una propensión nada extraña en los países desarrollados, y en Francia en especial, denominada sapiosexualidad que me invitó a redactar un artículo en este mismo medio el pasado 26 de mayo 2017 titulado “La sapiosexualidad del nuevo presidente de Francia” donde asumí su defensa por su sabia actitud al momento de decidir algo fundamental en la vida: la selección de su pareja.

Como señalaba en el mismo, este término define la natural querencia de ciertas personas a enamorarse de la inteligencia o sabiduría de alguien, sin hacer muchos reparos en la apariencia física de sus portadores; decía además que les atraía no el continente sino más bien el contenido de los seres humanos, debiendo ahora añadir que cuando el hombre es el sapiosexual existe en su pareja la seguridad, la certeza, de que la infidelidad habitual a la monotonía de toda convivencia tiende a reducirse a su mínima expresión.

En mis variadas y diversas lecturas he tomado conocimiento de la existencia de algunas mujeres cuya lascivia es particularmente sensible a la inteligencia masculina cuando ésta se encuentra domiciliada en célebres representantes de las Bellas Artes, y las mismas cumplen éstos dos requisitos: por lo general son pertenecientes a los círculos más ilustrados y cultivados de la sociedad y sólo excepcionalmente a los estamentos de menor formación educativa; y segundo, muy a menudo se enamoran de hombres de más edad los cuales se rinden perdidamente a sus encantos.

A continuación y para información de los posibles lectores de este trabajo, referiré los nombres y breves datos biográficos de mujeres sapiosexuales cuyos esposos, novios y amantes fueron connotados artistas que sobresalieron en sus respectivas ocupaciones, reservando el último lugar a una norteamericana de ascendencia cubana cuyo atípico erotismo y rocambolesca historia hizo que la rescatara del olvido en que se encuentra desde su fallecimiento en 1968. En esta época caracterizada por la inclusividad, el activismo y el matrimonio homosexual, esta mujer –Mercedes Acosta– es un referente obligatorio, insoslayable.

George Sand (1804-1876) tenía el título de baronesa de Dudevant. Su verdadero nombre era Aurora Dupin siendo una escritora francesa que a mediados del siglo XIX se paseaba en pantalones y fumando un puro por las calles de París, extravagancias consideradas como excentricidades incluso en una ciudad calificada como la capital de la liberación femenina. Fue autora de novelas sentimentales como “Leila”; sociales como “Consuelo” y de inspiración rural. Cuando visité en los años 90 las islas Baleares en España leí de su autoría “Un invierno en Mallorca” que recuerdo con mucho agrado.

Después de separarse de su marido fue amante del escritor Jules Sandeau –de este su pseudónimo– autor de novelas y obras de teatro. Fue amante de algunos gigantes de las Bellas Artes como fueron el pintor Eugenio Delacroix autor de “La libertad guiando al pueblo” y muchas más colgadas en el Louvre. También del escritor romántico Alfred de Musset autor de poesías y de la novela autobiográfica “La confesión de un hijo del siglo”. El más famoso de sus parejas fue el genial pianista y compositor polaco Federico Chopin que escribió valses, nocturnos, preludios, polonesas y conciertos fuera de toda ponderación.

Cósima Liszt (1837-1930) Fue una hija alemana e ilegítima del soberbio compositor y pianista húngaro Frank Liszt. Ella fue también compositora teniendo la suerte de haber nacido en Bellagio a orillas del lago italiano de Como próximo a Milán, que es uno de los sitios más bellos del mundo. Su madre fue la condesa y escritora María d’Agoult y entre los trabajos de ésta podemos señalar entre otros “Tres jornadas en la vida de María Estuardo” y “Mis recuerdos”. Murió esta condesa en París siendo sepultada en el cementerio de Pere-Lachaise.

Cósima se casó con Hans von Bülow un famoso pianista y director de orquesta, alumno de su padre y amigo de Richard Wagner. Al profesor y al discípulo los unía la pasión por el arte de Wagner, y aunque éste último estaba casado y le llevaba  24 años a Cósima, ambos se hicieron amantes aceptando von Bülow la nueva situación. Ella y Wagner procrearon tres hijos –Isolda, Eva y Sigfrido– y mucho me gustaría saber cuál fue el destino musical de éstos muchachos que genéticamente eran nietos de Liszt e hijos de Wagner, dos colosos de la música culta.

Alma Mahler (1879-1964) Nació en Viena, rodeada de grandes artistas y su madre después de enviudar se casó con uno de los discípulos de su padre que era pintor. Entre los amigos de su padre figuraba el pintor Gustavo Klimt que le dio su primer beso, flirteando con directores teatrales y compositores de su tiempo. Su primer marido fue el célebre compositor y director orquestal Gustavo Mahler quién le amó muchísimo y la retrató musicalmente como hizo luego Agustín Lara con María Félix. Ella fue, además de copista, lectora de pruebas de las obras de su marido.

Alma al parecer se cansó de su marido enamorándose del joven arquitecto Walter Gropius fundador de la más prestigiosa escuela alemana de arquitectura, la Bauhaus. Al conocer su infidelidad reprodujo su penosa situación emocional en la dramática sinfonía N°10. Estando con Gropius, Alma se apasionó del pintor Oskar Kokoschka que en su cuadro “La novia del viento” representó su amor por ella. A pesar de este desliz se casó con el arquitecto en segundas nupcias, del cual se divorció al serle infiel con el poeta y novelista Franz Werfel autor de la “Canción de Bernardette”.

A la hija de Gropius llamada Manon, que murió muy joven, el compositor atonal Alban Berg le escribió su conocido concierto “A la memoria de un ángel”. No satisfecha quizá de su intensa vida amorosa, con posteridad tuvo como amantes a un biólogo y músico vienés llamado Paul Kammerer, así como a un atractivo sacerdote. Se decía, que si para Alma se había compuesto música y pintado cuadros, nunca había tenido un cura que le cantara una misa. La vida de la Mahler fue llevada al cine en una película del 2001 titulada “Bride of the Wind”, y como personaje secundario en el film “Mahler” dirigido por Ken Russell.

Lilia Brik (1891-1978) Fue una rusa muy bella cuyo nombre real era Lilia Kagan retratada por renombrados pintores como Léger, Matisse y Chagall entre otros. Estudió arquitectura en Moscú hablando con fluidez el alemán, francés e inglés. Se casó con el abogado y luego crítico de poesía Osip Brik. Se hizo amiga del poeta futurista y artista gráfico Vladimir Mayakovski al cual invitó a su casa enamorándose de ella. Este le dedicaba sus trabajos y en su contenido se refería a ella con su nombre. Actuó junto al poeta en un film hoy desaparecido titulado “Atrapado por la película”, dedicándose a los oficios de guionista, directora y productora de cine.

Se casó tres veces y algunos escritores aseguran que fue la pasión que Mayakovski sentía por Lilia la causa de su suicidio en 1930. Se le presenta algunas veces como una codiciosa y manipuladora mujer fatal –mujer malvada sexualmente, insaciable– atribuyéndosele romances con: Serguei Eisenstéin director del afamado film “El acorazado Potemkin”; al premio Nóbel Boris Pasternak autor de la novela “El doctor Zhivago”; al compositor musical Dimitri Shostakóvich autor de música para piano y de cámara; a Vsevolod Meyerhold director de teatro en los años revolucionarios y a la famosa bailarina Maya Plisetskaya. Al igual que Mayakovski, Lilia se suicidió a los 87 años tras fracturarse el fémur.

María –Moura– Budberg (1891-1974) Rusa como la anterior ha sido llamada “La Mata Hari de Rusia” por haber sido una agente doble espiando a favor de la GPU y el Servicio de Inteligencia Británico. Casó con un diplomático de su país asesinado luego en Estonia. En Berlín fue amante de varios diplomáticos y luego conoció a Máximo Gorki el gran novelista autor de “La madre” de quien fue secretaria y pareja amorosa. Había conocido al famoso novelista y autor de relatos de ciencia ficción el inglés H. G. Wells –escribió “La guerra de dos mundos” – y después de separarse de Gorki se hizo su amante en Londres hasta su muerte. Una media hermana de Moura fue la bisabuela de Nick Clegg quien fue viceprimer Ministro de Inglaterra en el Parlamento del 2010 al 2015.

Gala (1894-1982) Su nombre de pila era Elena I. Diakonova y como las dos precedentes era rusa de nacimiento e hija de un alto cargo de la Administración de su país. Antes de los 20 años se le diagnosticó una tuberculosis siendo internada en un sanatorio suizo cerca de Davos donde conoció a Paul Eluard su primer marido. Este joven poeta francés cuyos poemas estaban inspirados por su amor a la vida, era un gran amigo de Aragón, Max Ernst, André Bretón y otros surrealistas, solidarizándose con los republicanos españoles y simpatizaba con las ideas comunistas. El matrimonio viajó junto a unos amigos a Cadaqués en Gerona, España, conociendo entonces a Salvador Dalí.

A pesar de que este último le llevaba 10 años de edad ambos se enamoraron perdidamente iniciando una polémica relación casándose en 1932 y de nuevo en 1958 esta vez por el rito católico. Dalí decía que sin Gala se hubiera vuelto loco o se habría muerto, y como el pintor era muy desordenado y problemático ella se constituyó en su agente intermediario hiriendo por ello muchas sensibilidades. Estando conviviendo con el genio de Cadaqués, la Diakonova tuvo numerosas aventuras extramatrimoniales a las que Dalí nunca se opuso. En cuadros como “Virgen de Port Lligat” y en “Leda atómica” Salvador se inspiró en Gala revelando así el profundo y gran amor que le profesaba.

Frida Kahlo (1907-1954) hija de Wilhelm Kahlo un alemán nacionalizado mejicano de origen judeohúngaro y una india tehuana, fue una pintora que tuvo el infortunio de padecer primero poliomielitis y luego en 1925 un accidente urbano que la mantuvo postrada por largos períodos. Como era de esperar, su obra pictórica gira temáticamente alrededor de su biografía y su enorme sufrimiento –se sometió a 32 operaciones quirúrgicas–. Su “Autorretrato – El Marco” fue comprado por el Louvre convirtiéndose en la primera pintura de un artista mejicano adquirida por esta prestigiosa institución parisina. Bretón intentó convencerla de que sus obras eran surrealistas, pero Frida le respondía que eso no era cierto pues ella no pintaba sueños sino su propia vida.

Se casó 2 veces con el célebre muralista mejicano Diego Rivera y no obstante sus anatómicas impedimentos, se le atribuyen varios romances siendo los más conocidos el sostenido con Leon Trotski el revolucionario ruso; con la pintora norteamericana Georgia O’Keefe; con el escultor japonés Isamu Noguchi; con el fotógrafo Nicholas Murray y con la fotógrafa italiana Tina Modotti entre otros. Para los dominicanos sería muy ilustrativo saber que ésta última fue la amante con quien paseaba la noche de su asesinato -1929- Julio Antonio Mella, nieto del patricio Ramón Matías Mella y fundador del Partido Comunista de Cuba; esta acción homicida fue llevada a cabo por sicarios al servicio del dictador cubano Gerardo Machado.

Mercedes Acosta (1893-1968) Si la sapiosexualidad –incluso la no convencional– es el requisito esencial para ser incluida en este listado, el nombre de esta estadounidense de padre cubano y madre andaluza descendiente de los Duques de Alba, no debería figurar. Tampoco sus actividades como poeta, escritora de teatro y diseñadora de ropa la autorizarían para ser incorporada en una relación de mujeres de vocación artística. Al igual que las renombradas conquistas realizadas en los dominios de la sexualidad normal por el dominicano Porfirio Rubirosa, el griego Aristóteles Onassis y el boricua Marc Anthony, la bella e intrépida Mercedes Acosta fue una especie de playgirl en los terrenos de la homosexualidad femenina.

Al expresar una vez lo siguiente: soy capaz de arrebatarle una mujer que me guste a cualquier esposo, novio o amante, hizo que al leerla ella adquiriera para mí una estatura, un prestigio solo comparable al de una heroína, a una profetisa dispuesta a enfrentar los convencionalismos sociales. Sus amantes por poco tiempo o larga data fueron: Greta Garbo, Marlene Dietrich, la bailarina de los Ballet’s rusos Tamara Karsavina, la dramaturga Tallulah Bankhead, Isadora Duncan, la actriz Alla Nazimova, Adela Astaire, Pola Negri y las escritoras Edith Wharton y Amy Lowell entre otros. Olvidaba a la actriz Eva Le Gallienne.

Aunque el lesbianismo y la bisexualidad eran –o son– moneda corriente en Hollywood y Broadway, haber tenido en nómina a las estrellas antes citadas denotan la posesión de un poder de seducción y una aptitud de fascinación sumamente extraordinarias. A todas las menciona en su libro de Memorias titulada “Aquí yace el corazón” y sus relaciones amorosas están confirmadas por su correspondencia privada. Está sepultada en el cementerio de Trinithy en Washington Heights un sector de New York donde residen muchos dominicanos. Este año de 2018 se cumple el cincuentenario de su muerte que le sorprendió en medio de la tristeza y la pobreza.