El día de hoy, 8 de marzo día internacional de la mujer, provoca muchas reflexiones sobre la situación de la mujer en nuestro país, una de ellas es la situación de violencia que afecta a la mayoría de las mujeres y que desaparece a miles de mujeres cada año en manos de sus ex cónyuges, cónyuges o parejas.

La violencia es uno de los fenómenos que afecta más directamente a las mujeres convirtiéndolas en las principales víctimas. La violencia es un fenómeno cultural cuyas causas están enraizadas en una sociedad patriarcal donde se construye la masculinidad desde la agresión y el uso de la violencia desde la niñez.

En esa cultura de violencia que vive nuestra sociedad y que tiene fuertes raíces culturales encontramos a la mujer jugando un triple rol de victimización sufriendo la violencia, reproducción de los círculos de violencia hacia sus hijos, hijas, estudiantes y de construcción de cultura de paz.

En la actualidad el concepto de cultura de paz va adquiriendo cada vez más fuerza en el ámbito regional y mundial. Tanto en el sistema de las Naciones Unidas como en la UNESCO y en múltiples instituciones y organizaciones de diferentes países se está trabajando en forjar una cultura de paz desde los sistemas educativos, la vida social y los ámbitos macro y micro-sociales.

La construcción de una cultura de paz supone la educación y promoción de los derechos humanos, de la equidad de género, la tolerancia, la justicia, la democracia, la igualdad, la solidaridad y el respeto a la diversidad en todas sus dimensiones (género, racial, de opción sexual, religiosa, de condición en discapacidad, entre otras).

Las mujeres en nuestra sociedad aportan socialmente en el fomento de aspectos claves para la construcción de una cultura de paz. Estos son los siguientes:

  • Educación en valores. Las mujeres asumen el rol de enseñar los valores, costumbres, creencias y normas culturales en las familias.
  • Sostenimiento de la Solidaridad y la cohesión social. En las comunidades rurales y urbano-.marginales las mujeres son las que tejen las redes de solidaridad y apoyo en la resolución de los problemas sociales generados por: pobreza, marginalidad y deficiencias de la intervención estatal. Son las que sostienen la cohesión social en el microterritorio y el flujo de la afectividad.
  • Creación de redes de afectividad y sensibilidad social. En los casos de muerte, accidente, enfermedad o situaciones de emergencia las mujeres son las que movilizan en las comunidades las acciones de apoyo afectivo y muestran sensibilidad ante los distintos problemas. Esta sensibilidad y afectividad tiende a ser transmitida desde las mujeres hacia sus hijos, hijas así como en otros espacios sociales como los centros educativos y los espacios organizativos tanto sociales como religiosos.

La mujer está contribuyendo a la creación de cultura de paz en nuestra sociedad, pero esta contribución entra en tensión con la situación de violencia que viven nuestras mujeres y de violación de sus derechos sociales así como sexuales y reproductivos. Las grandes decisiones legislativas, políticas y judiciales excluyen a las mujeres y refuerzan el círculo de violencia y de violación de sus derechos.

La construcción de cultura de paz en nuestra sociedad debe ser una tarea prioritaria desde todos los organismos del estado en sus tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) así como del sector privado empresarial y comercial. Esta construcción debe enfocarse hacia el empoderamiento de las mujeres en su rol de educadoras para la paz pero también en la ruptura de la masculinidad sostenida en la violencia y en el ejercicio de poder desde el autoritarismo y la inequidad.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY