La premisa de que existen muchos votos sin partidos, no es hiperbólica: de ajusta a una dura realidad de que en un futuro no muy lejano el sistema de partidos políticos de la República Dominicana va a colapsar.
Ya ha habido experiencias en ese sentido en América Latina, donde ha surgido una especie de “nuevo socialismo” tal como existió en Venezuela durante los mandatos de Hugo Chávez, que optó por esa versión de populismo democrático, ante el desplome de los partidos políticos tradicionales.
La corrupción, falta de políticas sociales para la inversión, la agenda política de los gobernantes y los partidos que no tomaban en cuenta la demanda de los ciudadanos eran algunas de las causas del por qué el sistema de partidos políticos en Latinoamérica entró en crisis.
Entre los líderes políticos de democracias imperfectas y mal acabadas como la que existe en nuestro país, existe la idea de que una parte de la masa electoral o de votantes está “cautiva” por la decisión o los resultados ganados en torneos electorales pasados.
Aún más, con encuestas infladas y pagadas ofrecen la percepción al público de que la “victoria es segura” y completan el escenario electoral comprando con dinero del pueblo miles de consciencias y tránsfugas que se venden al mejor postor.
Esa ha sido la realidad de nuestro país. Sin embargo, crece cada día mi idea de que sin lugar a dudas existen “muchos votos sin partidos”. El pueblo dominicano está despertando y es evidente el descontento social que prevalece en la población.
La abstención en las elecciones presidenciales del año 2012 alcanzó un 30% ya que de los 6 millones 502 mil 968 electores aptos para ejercer el sufragio lo hicieron 4 millones 566 mil 838, es decir el 70.23%.
Estos resultados reflejan un ligero aumento de abstención comparado con las elecciones del 16 de mayo de 2008 y 2004. Estos datos aunque muchos opinen que no son alarmantes, reflejan una realidad: existe un voto silente, apático de aquellos que no confían en el sistema político, que están hastiados de la corrupción.
Es necesario que observemos el comportamiento electoral del próximo año. Veremos si van a triunfar los acuerdos aposentados violatorios a la voluntad popular, y los cuantiosos recursos que serán invertidos en una campaña que será muy dura.
No obstante, la masa silente observa los desafueros de los líderes políticos, la compra y venta de las adhesiones, y las tantas promesas incumplidas de aquellos que ven el Estado como un botín. Esperemos.