El pasado nueve de octubre se celebró el día nacional de los clubes, que se instituyó en memoria de 5 jóvenes deportistas del Club Héctor J. Díaz: Rubén Darío Medrano Reyes, Andrés Florentino, Víctor Fernández Checo, Gerardo Bautista Gómez y Radhamés Peláez Tejeda, asesinados en los doce años de régimen balaguerista (1966-1978), el 9 de octubre del año 1971 en el barrio 27 de febrero de Santo Domingo, cuya muerte se le atribuye a la temible banda paramilitar la banda cola´(cuyo jefe Ramón Pérez Martínez murió recientemente).
Estamos hablando de una época en que los jóvenes que realizaban actividades en reclamo de las libertadas públicas y la libre asociación eran perseguidos, apresados o peor aún asesinados.
El movimiento de los clubes deportivos y culturales surge a partir de la revolución de abril del año 1965 y con la llegada a la presidencia de Joaquín Balaguer en el año 1966, estas organizaciones representaban el sentir de la población en barrios de las diversas ciudades y zonas rurales, ante la represión régimen, sobre todo del segmento de la juventud. Dichas entidades se expandieron por todo el territorio de la Republica Dominicana.
Los clubes se convirtieron en espacios para promover las actividades deportivas, bajo la consigna ¨mente sana en cuerpo sano¨, sobre todo disciplinas tales como voleibol, baloncesto, beisbol, atletismo, ajedrez, entre otros; también se constituyeron en espacios donde se organizaban grupos artísticos en las áreas de teatro, poesía coreada, ballet folclórico, coro, rondalla, entre otras, estas manifestaciones artísticas se utilizaban como mecanismos para denunciar la represión policial y paramilitar que propiciaba el régimen balaguerista.
Debemos señalar que todo ese movimiento deportivo y cultural a nivel nacional, llevó a la formación de organizaciones municipales y nacionales, como fue la asociación nacional de clubes, la federación de arte y cultura; también las federaciones de disciplinas deportivas como la Federación de Beisbol Aficionado, la Federación de Baloncesto, la Federación de Voleibol, Federación de Atletismo, Federación de Judo, Federación de Karate, Federación de Ajedrez, entre otras.
Es importante destacar que el torneo de baloncesto superior, que se inició en los años 1970 en Santo Domingo y que luego se extendieron hacia la organización de este tipo de evento en las principales ciudades del país, es un legado de ese movimiento clubístico que se originó en los barrios.
Otro legado del movimiento clubístico son los grupos artísticos que funcionan sobre todo en universidades y escuelas, señalamos los grupos de ballet folclórico, coros y poesía que funcionan en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y otras instituciones.
Se puede destacar también como un legado es que muchos de los jóvenes que participaron en los clubes deportivas y culturales, ya sea como atletas, artistas o dirigentes, hoy son profesionales, técnicos y dirigentes de entidades públicas y privadas, que le deben a los clubes barriales y rurales parte de su formación.
El movimiento clubístico cae en crisis adentrándose la década de los años 1980, periodo en el cual se produce una crisis económica, social, política y moral, razón por la que se le denomina la década perdida, no solo para la República Dominicana, sino para toda América Latina.
Ante la desaparición de gran parte de los clubes deportivos y culturales, a mediados de los años 1980, se forman las primeras juntas de vecinos, como organismos para luchar por las reivindicaciones de los barrios y precisamente la primera junta de vecinos en crearse fue la del barrio 27 de Febrero, como por coincidencia en el mismo sector donde funciona el Club Héctor J. Díaz al que pertenecían los jóvenes asesinados como ya señalamos en el año 1971, fundada en abril del año 1984, inmediatamente después de finalizada lo que se denominó la poblada de abril de ese año.