La compleja diversidad social que se verifica en la sociedad del Siglo XXI, bosqueja una trama social que configura pautas de conductas heterogéneas en sus valores, actitudes, acciones, decisiones y proyectos de vida, que solidifican su arcoíris existencial.

La Movilidad Social como un proceso en que los individuos y grupos sociales sufren cambios significativos en su status y estratos sociales; como mecanismo de desplazamientos en el que las personas asumen nuevas posiciones, ascendentes o descendentes en la escala de la sociedad; están acusando en el tejido social dominicano un achicamiento que expresa un sentido de preocupación, que nos lleva a señalar que estamos en presencia de un Drama Social.

En las décadas de los años 60, 70 y 80, en nuestro país se anidó e impulsó una expansión vertiginosa de Movilidad Social Vertical Ascendente. La Movilidad Intergeneracional e Intrageneracional cobró cuerpo de manera sustancial a lo largo de esos 30 años.

En los años 80 del siglo pasado, denominado Década Perdida, la expansión de la Movilidad Social ascendente no fue significativa; sin embargo, podemos decir que el resultado del avance de la Movilidad siguió con un sentido positivo. En los años 90, sobre todo a partir del 92, la Movilidad Social recobró un espacio societal que emergió como un paradigma en América Latina.

Los agentes sociales y económicos que estaban contribuyendo a esa inmensa Movilidad Social en el interregno de los años 80 y 90, eran la solidificación del nuevo modelo económico; caracterizado por el turismo, las zonas francas y otros servicios. Ello traía consigo un nuevo tipo de educación y un perfil diferente del Capital Humano. La preeminencia ya no estaba dada en el obrero de Cuello Azul, sino en el empleado de Cuello Blanco.

La Categoría Ocupacional a partir de los años 90 redituaría nuevas necesidades y con ello, un grado de empleabilidad en el Talento Humano diferente, novedoso. Las décadas de los años 80 y 90 significarían un verdadero cambio en el perfil profesional de los dominicanos y con ello, nuevas taxonomías profesionales; ocupaciones que vertebrarían un vertiginoso cambio en la Movilidad Social Ascendente.

La Tasa de Movilidad Social en nuestra sociedad, si hiciéramos un estudio longitudinal en los últimos 30 años, acusó una verdadera expansión. Si a eso añadimos la enorme emigración, sobre todo, hacia los Estados Unidos y, con ello, la Remesa; la Movilidad social y ésta constituyeron el salvaconducto necesario para amortiguar y neutralizar la presión social de sectores de la sociedad.

Los factores más expeditos que confluían en el epicentro de la Movilidad Social Ascendente, encontraban eco en la dinámica interna de nuestra sociedad: la educación; la ocupación; los niveles de ingresos; las formas de los ingresos; el prestigio social de la profesión, etc. etc.).

Hoy, en el 2011, a pesar de que somos una sociedad abierta, el Sistema de Estratificación Social se está cerrando y las grietas de las desigualdades sociales se están ampliando, por lo que el ritmo acelerado de la desesperanza es aún mayor. La composición de la pequeña burguesía, de la clase media, acusa una disfuncional heterogeneidad con respecto a sus aspiraciones y necesidades.

La Clase Media en su horizonte social, se vislumbra cada vez más limitada en su ascenso; en la creación de su proyecto de vida a largo plazo. Su sentido de la realización como individuo que pertenece a una sociedad determinada, no encuentra eco. Su cuadro de acción no encuentra espacio en su realización que la sociedad le anida y le ofrece.

Los que constituimos la expresión de la Movilidad Social Intergeneracional en los años 70, 80 y 90, donde nuestros padres fueron obreros y amas de casa; hoy vemos que nuestros hijos a pesar de que han estudiado en las universidades más prestigiosas, de que se graduaron con honores, de que hablan varios idiomas; si fueran a independizarse, tendrían que asumir ipso facto una Movilidad Social Descendente.

Los padres, en este umbral de la segunda década del Siglo XXI, tenemos que asumir un acompañamiento total si los hijos deciden ser “revolucionarios emprendedores”. Es una apuesta total a sus acciones, decisiones; con sus éxitos y/o fracasos. No encuentran trabajos en función de sus capacidades. Más del 40%, se encuentran trabajando en alguna labor que no fue la que estudiaron.

De ahí que este Drama Social se ejemplifica a través de la Percepción de una parte importante de los dominicanos, cuando vemos en la última Encuesta de Gallup/Hoy, del Miércoles 11  de Mayo, cuando decía: “Mas del 80% de la población estima que el país va por mal camino. 57.9% cree  situación estará peor al final del gobierno”.

La mayoría de los dominicanos, producto de la Encuesta Gallup/Hoy, creen en consecuencia, que sus oportunidades de lograr una Movilidad social positiva son escasas, por lo que ven su ascenso social diluido en el tiempo. La Movilidad Social Intragenaracional, se acogota en sí misma, pues a la inmensa mayoría de los dominicanos se le está haciendo difícil en los últimos 10 años pasar de un Estrato Social a otro. Del 20% del quintil más pobre de cada 100, apenas 4 terminan el bachillerato. ¡Solo 4 de 100 avizoran un cambio de Movilidad Social ascendente!.

El desempleo actual se sitúa en un 14.1%; no obstante el desempleo en la franja de la juventud es el doble, esto es, 31% y en la mujer se encuentra en un 38% en su segmento juvenil. La población en edad de trabajo (PET) se viene expandiendo en alrededor de 160,000 personas cada año; y la población económicamente activa (PEA), representa 100,000 cada año y el Mercado Laboral absorbe apenas 35,000; vale decir, solo el 35%.

Actualmente de cada 100 empleos, 57 pertenecen a la economía informal, donde el 80 por ciento son empleos de baja remuneración y de poco valor agregado. Más allá del crecimiento de la economía no se están creando los empleos necesarios ni los empleos decentes que requiere la sociedad en el siglo XXI.

Todo esto indica la poca Movilidad Social Ascendente en el 47% de la población dominicana que representa la juventud. A esto debemos agregar que de cada 100 parturientas que van al hospital Nuestra Señora de La Altagracia, el más grande en esa especialidad, 33 son adolescentes; y hoy sabemos que mientras más joven es la persona en el momento de casarse, menos probabilidades tiene de ascender socialmente.

En América Latina, según el experto Chileno Dr. Cabrol, en su disertación en la Cámara Americana, de cada 10 que van a la escuela solo 6 llegan a los 12 años de estudios. De los otros 4, 2 van a la economía informal, uno al subsidio estatal y el otro al mundo de la delincuencia. Es el Drama Social de América Latina, y en particular de nuestro país; donde los mayores niveles de movilidad social ascendente, solo se encuentra en el campo de la política, en el beisbol y en otras formas del comportamiento desviado (drogas, sicariato, lavado de dinero, crimen organizado, trata de personas, prostitución, etc. etc.).

Necesitamos revisarnos para entender y comprender que la sociedad domicana requiere un nuevo sentido de su agenda nacional, que trascienda el mero horizonte del 2012.