Como muchos se habrán dado cuenta, viajar por la costa de nuestro país es una enorme experiencia de descubrimiento. Un americano que compra lambí a bordo de una moto en un puesto de comida criolla en Samaná? Por supuesto. Un grupo de americanos que compra pan al amanecer en una panadería en Puerto Plata? También.
Aquí es común, entre muchas otras, la historia de turistas que alquilan motocicletas para observar toda la zona. Impresionados con la belleza criolla del pueblo, tienen el conocido interés de un explorador de ciudades: descubren montañas, paisajes y partes interesantes de nuestra costa playera. También viajan a la ciudad y aprenden algunos pormenores de la vida criolla. Puede ser que un día estudien nuestra música, y otro día puedan ver la manera de bailar del dominicano.
La experiencia que tiene un viajero en la costa dominicana es muy diferente a la que obtiene en otras partes del mundo. Podemos analizar el modus vivendi que tienen más allá del hotel. Largas caravanas de motocicletas de turistas se pueden ver en Puerto Plata hasta acercarse a Sosúa, Cabarete, Luperón, Altamira, Villa Isabela, Los hidalgos, Villa Montellano, Costámbar, Cofresí, Maimón, o llegar incluso a Imbert, distrito municipal de la región.
La motocicleta no puede ser considerada como algo dificultoso: los veraneantes canadienses, y norteamericanos, –en Cabarete he visto entusiasmados turistas franceses– conocen cómo manejarlas. Está claro que la región norte y la región este (se espera que también el sur), son provincias hoteleras y parte fundamental del PIB dominicano (un 8.7% en dato de 2018). Como se sabe, el año pasado el sector sufrió una reducción lamentable que ya ha sido analizada en otras ocasiones.
Alejados del hotel durante un momento, estos turistas pueden espiar esa hermosa zona de Puerto Plata que tiene un mar encallado en rocas, la maravilla de un paisaje robusto y la sensible gentileza de sus habitantes. La gente común le da la bienvenida al turista como a un nuevo amigo.
Conocer esa zona desde una moto –digamos Kawasaki, pero en Bávaro tienen Ducatis y BMW’s–, puede ser inenarrable. Por lo general, dos en cada motocicleta o scooter, una experiencia que deja muchas historias que contar a la familia y amigos. “Viajé en una moto en una isla caribeña”, dirían como una expresión que explica el agregado al todo incluido.
Con los ojos azules y el pelo plateado –como en Escandinavia–, muchos muestran interés en conocer el idioma español. Interactúan con los pobladores. Estos turistas pueden llegar desde Cabarete a Callejón de la Loma y El Choco, La Rinconada, Islabón, La Catalina y otros lugares de la zona costera.
En el caso de Punta Cana se puede alquilar una motocicleta a 5 euros al día y de las más variadas marcas. En una de estas motos se puede andar mucho y ojo: estamos en Bávaro; hay que tener cuidado y no solo una playa existe aquí sino que tenemos –a solo un paso–, a Cabeza de Toro, Cabo Engaño, Habana, Lavacama, El Cortecito, Rincón, Juanillo, Macao, Limón y Arena Gorda. Algunos vienen a la isla y no quieren irse a sus países. Como saben los iniciados, el truco está en espiar cada una de estas zonas en la moto, acelerar y sentir el aire amistoso en la piel de un rostro tostado por la intensa caricia de este sol caribeño. Quemarse un chin pero evitar convertirse en una langosta.
Como se nos ha explicado, todo gobierno –desde hace más de 30 años–, conoce la importancia del turismo en la economía dominicana. Un dato: en Puerto Plata, se espera que se incremente la llegada de cruceros, una actividad que creció –según el Banco Central– un 26% en el 2019. Esos números son elocuentes del dinamismo de ese sector como una parte de la actividad total.
Pude ver en un momento a una inolvidable turista norteamericana en un pequeño supermercado –en Puerto Plata, sabrá Dios si se había establecido en la ciudad–, comprando un pequeño cartón de leche achocolatada en un ejemplo de practicidad en ese nuevo pueblo que ella, tan extranjera, había descubierto con su familia. The simple life, –la vida simple– como hubiera dicho Paris Hilton y Nicole Richie en su programa.