1.- Preocupaciones literarias
Es doloroso informar a los amigos, tan consecuentes, sobre todo en los últimos artículos dedicados a los escritores dominicanos del pasado siglo que hubieran sido merecedores del Premio Nacional de Literatura, donde puede resumirse lo mejor de la nuestra, señalando que no importa que hubieran nacido en el siglo XIX, sino la época de su desarrollo y sus obras más importantes, lo que alcanzaría a Gastón Fernando Deligne (1863-1913), y en cuanto a mis memorias Conversando con el tiempo, creo lamentarlo más, ya que aparentemente no parecían motivar investigaciones. Empero, precisamente por no tener mi biblioteca a la mano, por ser un poco medalaganario -no guardo lo que publico y cuando debo citar algún texto voy de urgencia a mi apartamento, cerrado por la pandemia y no encuentro nada, la biblioteca desparramada-, me declaro incompetente para mantener el ritmo de trabajo frente algunas de mis preocupaciones literarias:
2.- Asuntos urgentes
Cuando se asciende o desciende, dependiendo de la perspectiva, desde los 88 que me corresponden cumplir, se sabe que no nos queda mucho tiempo para hacer la obra que hemos planificado. He indicado que tengo todo el material, comenzando por una deuda pendiente: La historia de la literatura dominicana y americana, no solo para el bachillerato, sino que le sirva tanto a los estudiantes como los profesores de la universidad y a cualquier persona interesada en conocer los movimientos que han influido o han surgido en el país, ilustrado con foto y textos; así como una segunda edición de los que creo mis libros más importantes: Modernismo y criollismo en Santo Domingo en el siglo XIX (La turba letrada y los mitos literarios) y Postumismo y vedrinismo primeras vanguardias dominicanas, que ahora tendría dos o tres tomos: Uno para las vanguardias en general, otro para el tema central y el tercero para los textos citados.
Aparte de esos trabajos, de por sí agotadores, ya que en el primer caso tengo material para aumentarlo y modificar muchas cosas; en el otro, porque fui muy escueto con las vanguardias en sentido general, ahora resumido en el siglo XX, ya que espero agotar lo del siglo anterior en modernismo y criollismo; en ambos casos se los ofrecería a los editores primero, y un otro libro que parece urgente frente a las dudas de lo que fue el modernismo desde 1901 a 1930, hasta nuestros días.
Listos para editar tenemos la segunda edición corregida de Revelaciones de Pimentel, del Criollismo en Santo Domingo a principios del siglo XX y Siempre habrá poesía romántica, una antología de poetas europeos e hispanoamericanos, tanto populares como clásicos.
En fin, si a eso le sumamos correcciones de novelas, de relatos y artículos y la Antología didáctica de Moreno Jimenes, es para toda una vida, amén de algunos libros de poesía… ¿tengo o no razones?
Debí pensarlo antes de entusiasmar a mis lectores, tan consecuentes, pero no calculé mis fuerzas. 88 años, aunque usted tenga comida sana, porque sea vegano absoluto y haga ejercicios y camine, todo eso es tiempo que usted le roba a la lectura y la escritura y después caminar y tomar sol: haga los cálculos que haga, no cuadra.
De vez en cuando me retozará el deseo de hacer un artículo, lo haré y trataré de que lo publiquen miércoles o sábado, eso es lo que les prometo, agradeciendo las facilidades que hemos recibido de este periódico digital.
Ahora, en serio, ¡hasta entonces!.