Moral Vaticana expuesta

La coronación de Francisco I a la monarquía del Vaticano causó admiración por el estilo sencillo y humilde del nuevo papa.  Recién coronado, saludó a los creyentes que se apretujaban en la Plaza de San Pedro con un simple “buenas tardes”.  Antes de bendecirlos, les pidió su bendición.  Deslumbró por su sencilla túnica blanca, sin la imagen carnavalesca de mitras cada vez más elevadas y el despliegue de vestimentas suntuosas a que el cardenal y los obispos dominicanos nos tienen acostumbrados.   En su viaje a Brasil continuó robando corazones.  Sorprendió a los periodistas con el ¿quién soy yo para juzgarlos?, tan distante del Bergoglio de días atrás que describía los matrimonios igualitarios como un ataque destructivo al plan de Dios y una movida del diablo.

A más de un año de su pontificado, podemos pasar balance.  Veamos cómo responde Francisco a las expectativas de cambio que ha despertado:

Primero, frustración de la lista de Reformas propuesta por los sacerdotes austríacos y por el Movimiento Internacional Somos Iglesia.  El día 5 de abril de 2012 el entonces papa Benedicto XVI rechazó la Iniciativa Pastoral de 329 sacerdotes austriacos para reformar la Iglesia Católica.  Escogió la Misa Crismal del Jueves Santo, para denunciar las “desobediencias” de los sacerdotes ante más de diez mil personas, que incluían a 1,600 miembros de la Jerarquía y el clero.   A continuación la lista de reformas:

1. Permitir el matrimonio para sacerdotes

2. Iniciar la ordenación sacerdotal de mujeres y de personas casadas

3. Consentir un segundo matrimonio religioso para personas divorciadas

4. Autorizar la Comunión para personas de denominaciones cristianas protestantes

5. Aceptar a la Eucaristía a fieles de buena voluntad. Esto es, “divorciados con segundo matrimonio, miembros de otras iglesias cristianas y, en algunos casos, católicos que han abandonado la Iglesia”.

6. Aprobar la “liturgia de la Palabra” con distribución de la comunión como una “Eucaristía sin sacerdote”, y así denominarla.

7. Desmantelar la prohibición de predicar a laicos competentes y cualificados, y a profesoras de religión.

Francisco ha mantenido silencio sobre la mayoría de las demandas, pero ha rechazado la ordenación sacerdotal de mujeres.  El pasado 21 de mayo permitió la excomunión mayor de Martha Heizer y su esposo Gert Heizer por “celebrar misas sin sacerdote en la residencia de la pareja”.  El padre Lombardi, director de la sala de prensa de la Santa Sede explicó que la excomunión ha sido declarada por monseñor Manfred Scheuer, obispo de la diócesis de Innsbruck, y que se trataba de “la constatación de una excomunión latae sententiae, ‘automática’, como consecuencia de la gravedad del delito” que consiste en que una persona no ordenada pretenda celebrar la Eucaristía.

Desde el pasado 7 de abril, Martha Heizer preside Somos Iglesia en Austria. El movimiento nació en Austria en 1995 y a sus 67 años, es conocida por sus manifiestos a favor de la ordenación de mujeres y la renovación de la iglesia por los laicos. Desde 2012, preside el Movimiento internacional Somos Iglesia, (IMWAC) por sus siglas en Inglés, que se define por ser “una red de grupos, trabajando en diferentes partes del mundo para crear el diálogo que lleve a la renovación y reforma de la Iglesia Católica Romana”. Quedarán automáticamente excomulgados todos los miembros que celebren “Eucaristía sin Sacerdotes”.^[i]

Segundo, condena contra el 80% de las monjas estadounidenses asociadas a la LCWR.  A principios de mayo del 2014, el Cardenal Gerhard Mueller, cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe, (antigua Inquisición), reprimió a las líderes de congregaciones religiosas estadounidenses por planificar honrar a una teóloga en su próxima reunión de agosto.  Consideró esta acción como una provocación por haber sido la teóloga criticada por los obispos estadounidenses.  La sentencia del Cardenal Mueller es aún más extremista que la externada por el pontificado de Ratzinger, al declarar que la evaluación de las religiosas no deja otra alternativa que considerarlas un movimiento alejado del centro eclesiástico de la fe en el Señor Jesucristo.^[ii]

En otros tiempos, estas palabras hubiesen condenado a las monjas a la hoguera.   En la actualidad lo menos que puede decirse es que se las acusa de herejía, se cuestiona su fe, y se las coloca fuera del cristianismo. Francisco no las ha recibido.  Próximo paso, ¿excomunión para mujeres con un promedio de 70 años de edad, que dedicaron sus vidas a dios con votos de pobreza, castidad y obediencia y conformaron el sistema de educación católica primaria y universitaria estadounidense a base de sacrificios personales y sueldos de miseria?

Tercero, continuación de las políticas discriminatorias y violatoria de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer y de la discriminación al matrimonio igualitario y a la adopción de niños por personas de orientación sexual LGBT.  

Cuarto, violación a los derechos humanos de los niños.  El Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño concluyó en febrero pasado que el Vaticano sistemáticamente coloca sus propios intereses sobre los de las víctimas al permitir que los sacerdotes violen y abusen de decenas de miles de niños a través de un código de silencio.^[iii]  El arzobispo Silvano Tomasi, jefe de la delegación del Vaticano ante la ONU en Ginebra, respondió acusando al comité de “interferir la libertad religiosa al tratar de dictar las enseñanzas morales de la Iglesia”.^[iv] Además, el Vaticano no ha entregado los datos de sacerdotes acusados de abuso sexual de menores en todo el mundo; datos que archiva desde que los solicitara a todas las diócesis en el año 2001.  No fue hasta el 2010, cuando el Vaticano solicitó a las diócesis entregar a los religiosos acusados de pederastia a las Autoridades locales.

Quinto, irresponsabilidad del papa Franciso al asumir que solamente tiene control sobre los sacerdotes que trabajan dentro de los confines de la ciudad del Vaticano y al no tipificar la pederastia clerical como delito.  El día 23 de mayo del 2014 el Comité contra la Tortura de la ONU estableció que el Vaticano ha violado la Convención contra la Tortura en los casos en los que podía haber impedido abusos sexuales y no lo hizo, o en las ocasiones en que ni investigó ni denunció los hechos delictivos. La principal conclusión del Comité es que la responsabilidad del Vaticano en los casos de abusos sexuales no se limita a su territorio, (como argumentó el Vaticano) sino que abarca los abusos cometidos en otros Estados siempre y cuando la Santa Sede “ejerza efectivo control” sobre el perpetrador.  Esto es, que el “Vaticano supiera del caso, fuera informado y no actuara. O fuera informado y ordenase trasladar al abusador en lugar de perseguirlo y castigarlo”, explicó Felice Gae, relatora del Comité.

La “moralidad” de la iglesia salió aún más cuestionada cuando la experta Essadia Belmir expresó su preocupación por la tipificación de la pedofilia en la legislación de la Santa Sede, considerada "un delito grave contra las costumbres”, pero no se le tipifica como lo estipula la Convención contra la Tortura de las Naciones Unidas, considerada como un delito contra la humanidad.^[v]  Entre las recomendaciones, es de suma importancia la recomendación a los Estados de revisar los Concordatos con el Vaticano “para evitar que estos acuerdos sirvan para ocultar abusos o proteger a acusados”, como está sucediendo en República Dominicana, y de lo que he ofrecido evidencias en otros artículos.   Además, el Comité

Solicitó a las víctimas de pederastia clerical “que todas ellas obtengan una reparación sin tener en cuenta si el acusado ha sido o no llevado ante la Justicia, y que la Santa Sede cree un mecanismo de quejas para que puedan denunciar abusos”. (Ver Reporte http://bit.ly/1pj2x3C