Siempre me he creído un conocedor de que haber tirado páginas para la izquierda no es un atributo que adorne el espectro de ese interesante personaje que es don Fello. No obstante, esto no bastó para evitar mi decepción aquella vez que, ante una pregunta suya, acerca de la multilateralidad en el globo global, traté de explicarle qué era Naciones Unidas. Al mencionarle por primera vez las dos palabras me dijo "ah sí Estados Unidos". Ante la posibilidad de que la sordera ya hubiese empezado a maltratar al viejo, le repetí el par de palabras, escuchando nueva vez el mismo parecer de Fello. Yo que lo creía más inteligente no tuve más que autocriticarme porque, a pesar de que amor no quita conocimiento, en tantos años no percibí cuan ignorante era ese viejo cascarrabia a quien el tiempo me ha llevado a tener que apreciar. 

Una sucesión de eventos acaecidos en las tres últimas semanas me hacen recordar la sonrisa socarrona que adornaba la cara de Fello mientras verbalizaba lo que yo entendía como su confusión. En estos momentos tengo que admitir que el viejo, lejos de no entender mi explicación, simplemente se burlaba de mí y así se deduce de una cadena de sucesos recientes. El sábado 5 de marzo de 2011, la crónica internacional daba cuenta de que Estados Unidos cerraba la embajada en Trípoli y sancionaba a Libia, además de que analizaba medidas de fuerza. El nuevo portavoz del señor Obama, Jay Carney, manifestaba que Estados Unidos mantenía "todas las opciones disponibles sobre la mesa para actuar si es necesario" y podría actuar en forma unilateral, no obstante hacía intensos contactos diplomáticos en las Naciones Unidas para que las sanciones principales emanasen de ese organismo. El lunes siguiente, la Secretaria de Estado Hillary Clinton viajó a Ginebra a tejer los amarres necesarios para que los propósitos de EEUU se tradujeran en lo que mágicamente se materializó en el traje a la medida que es la Resolución 1923, cocinada el pasado viernes al final de la tarde. 

Los diligentes jueces ejecutores de las sanciones actuaron con tanta prisa que, varios días antes de que la propuesta de resolución fuese debatida en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ya Francia anunciaba estar lista para atacar militarmente objetivos en territorio libio, y lo propio hacía Estados Unidos. De ese modo, unas horas después de aprobada la citada resolución se producían producía la primera lluvia de bombas para salvar a los libios. 

Llama la atención, sin embargo, que este gesto diligente de los cancerberos de la democracia y la libertad de los pueblos no se ha puesto de manifiesto con respecto a Israel. El pueblo palestino tiene 64 años esperando que "los aliados" lancen todas las bombas que sean necesarias para que Israel cumpla con la Resolución 181 de la Asamblea General, del 29 de noviembre de 1947, tiene 63 años esperando el lanzamiento de más bombas para que cumpla la Resolución 212 (III) de la Asamblea General, del 19 de noviembre de 1948 y la Resolución 194 del 11 de diciembre de 1948. También ha esperado 62 años por el lanzamiento de bombas para que Israel cumpla la  Resolución 303 de la Asamblea General, del 9 de diciembre de 1949. Del mismo modo han esperado que el diligente Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a fuerza de bombas haga que Israel cumpla la Resolución 242 del 22 de noviembre de 1967, "expresando su constante preocupación por la grave situación de Oriente Medio" y "enfatizando la inadmisibilidad de la adquisición de territorio mediante la guerra, donde exige "la retirada de las fuerzas armadas de Israel de los territorios ocupados en el conflicto reciente" y "la consecución de una solución justa al problema de los refugiados". Durante 64 años el pueblo palestino viene requiriendo que se obligue a Israel a cumplir con unas 70 resoluciones desacatadas. 

Los palestinos necesitan con urgencia de una zona exclusión aérea en Cisjordania y Gaza para evitar su exterminio a manos del ejército de ocupación que, encima de una población ocupada, sometida, acorralada e indefensa, varias veces por mes hace prueba de puntería con sus eficientes bombarderos made in USA. Es posible que Yemen también requiera de una zona de exclusión aérea, pues el viernes pasado, en solo cuestión de segundos, en una embestida de las fuerzas del gobierno, casi 100 personas fueron brutalmente asesinadas y cientos fueron heridos. Un episodio similar se escenificó en Bahrein la semana anterior donde tropas locales, acompañadas por soldados de varios ejércitos amigos también se abalanzaron y abrieron fuego contra la multitud que protestaba en las calles, con la consabida secuela de muertos y heridos. Don Fello, viejo sabio ¡Cuanto cinismo!