A mí me gustan mucho, amable lector, los escritores propagadores (de Literatura no de macaneos); esos que en sus obras citan y dan a conocer otros escritores. Además, si lo que uno escribe es Meh, es decir, no muy allá, al menos con la cita le dio un bizcochito al lector, es decir, al menos el lector no sentirá que perdió totalmente su tiempo, para no mencionar que es un recurso benigno para el escritor medio vago. Me deja perplejo el escritor con Twitter que ni un solo tweet literario, ya sea propio, rt, o link, presenta en su TL. Un ejemplo de efecto propagador es Borges cita a De Quincey quien elogia a Cicerón quien escribió "Sueño de Escipión":

Bajo la luna
Nada hay que no sea
Mortal y perecedero
Excepto las almas otorgadas
A la raza humana
Sobre la luna
Todas las cosas son eternas.

Monterroso es otro escritor propagador nato. Así, en su cuento "Obras Completas", hace que el Profesor Fombona pregunte:

"—Dígame, Feijoo, ¿recuerda aquella cita de Shakespeare que trae Unamuno en el capítulo III de Del sentimiento trágico de la vida?"

Feijoo no la recordaba, no había leído el libro de Unamuno, juyendo se fue a buscarlo y supongo encontró la cita, sin decirla en el cuento, el muy bestia. La célebre cita es "Ser o no ser"; pero el lector curioso en esta Era de Google seguro también se topó de ñapa con el poema fúnebre y optimista de Unamuno que termina precisamente con "Morir, dormir… dormir…, soñar acaso", palabras de Shakespeare en Hamlet.

Muerte

Augusto Monterroso
Augusto Monterroso

Eres sueño de un dios; cuando despierte
¿al seno tornarás del que surgiste?
¿Serás al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto de desnacer será tu muerte?
¿El sueño yace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
para remedio de la vida triste,
secreto inquebrantable es nuestra suerte.
Deja en la niebla hundido tu futuro
y ve tranquilo a dar tu último paso,
que cuando menos luz, vas más seguro.
¿Aurora de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
“¡Morir… dormir… dormir… soñar acaso!”

Una cosa curiosa. A pesar del cuento de solo 6 palabras (atribuido a Hemingway por algunos eruditos con asteriscos): "Vendo zapatos de bebé nunca usados", dicen que "El Dinosaurio" de Monterroso, de 7 palabras, es el cuento más corto: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".
Otra cosa curiosa. Es posible que Monterroso también tenga el cuento con el título más largo:
"Tú dile a Sarabia que digo yo que la nombre y que la comisione aquí o en donde quiera, que después le explico".

Esto también es a propósito. Un verano muy caluroso (el alcalde aconsejaba no salir si no era esencial) hace unos años, un tío mío que no es gordo me contó un caso de interacción ciudadana durante una escasez verde donde todas las partes salieron beneficiadas. Cuando escribí sobre el caso mi cerebro, tal vez por gracias a Monterroso saber lo que hizo Unamuno con Shakespeare, decidió empezar como Monterroso empezó su cuento "Sinfonía concluida".

hazy Symphony

"—Yo podría contar—
terció el gordo atropelladamente—"
que en un julio
que era infernal
en el Bronx
que es meritorio
un Dominicano
que era encargado
de un negocio
que era lavandería
invitó un Gringo
que era mendigo
a entrar al aire
que era acondicionado
bajo una mirada
que era aprobatoria
de un Chino
que era dueño
y quel Gringo
que era mendigo
ante este gesto
que era bondadoso
les hizo una conexión
que era Jamaiquina
con una Yerbita
que era buenísima.

Y ya con esta propagación múltiple de Monterroso me despido, amable lector.

Epitafio encontrado en el cementerio Monte Parnaso de San Blas, S.B.

Escribió un drama: dijeron que se creía Shakespeare;
Escribió una novela: dijeron que se creía Proust;
Escribió un cuento: dijeron que se creía Chejov;
Escribió una carta: dijeron que se creía Lord Chesterfield;
Escribió un diario: dijeron que se creía Pavese;
Escribió una despedida: dijeron que se creía Cervantes;
Dejo de escribir: dijeron que se creía Rimbaud;
Escribió un epitafio: dijeron que se creía difunto.