Tras tirar la piedra Monseñor Víctor Masalles escondió la mano. Borró de sus redes sociales el comentario despectivo dónde critica la fotografía en que posan la presentadora transexual, Mía Cepeda, y el excandidato presidencial por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader. No obstante, en tiempos de la modernidad borrando un comentario no desaparecen los juicios.

Personalmente no sorprende el criticismo del prelado católico, presto siempre a emitir su opinión sobre los principales temas de actualidad nacional, es más bien la osadía y terminología despectiva utilizada en su corta y reciente intervención lo que a mi juicio es chocante, en las siguientes líneas explico el porqué.

Según Masalles es una ‘mojiganga’ que un candidato presidencial se tome fotos con, si se quiere, la transexual más conocida del país, término que complementa con la frase: ”es difícil que (Luis Abinader) llegue a ser presidente”, dónde sí veo algo de razón.

Ahora es más difícil para Luis Abinader ser presidente, pues supone un acto de intrepidez política en nuestra media isla religiosa tomarse una foto con una persona transexual. No hay que ser gran estadista para saber que eso no suma puntos, al contrario, resta. Según el manual imaginario ¿Cómo ser Presidente en República Dominicana? quien quiera ser presidente de esta nación debe tomarse exclusivamente fotografías con pastores y obispos, los que dicen a sus ovejas por quién o no votar, debe vivir apegado a los principios católicos, aunque en el país exista la diversidad de religiones, la libertad de culto y consciencia. Si gana, buscará gobernar para todos como si sólo existiera una única religión. Por último, un buen candidato dominicano debe ignorar a los miembros de la comunidad LGBT, invisibilizarlos…  debe referirse a ellos como ”susodichos”, tal cual pone el ejemplo Monseñor Víctor Masalles en su publicación.

Ya que mencionó el término en referencia, considero que lo propio de una persona con el nivel de cultura del líder católico sería llamar a un transexual por su nombre, en este caso: M-í-a-C-e-p-e-d-a. Puede que sea difícil al principio pero ayudaría un poco la práctica. Los dedos que lo escriben no se caen y la lengua no se retuerce cuando nos referimos a una transexual por su nombre. De hecho, usar el apodo de ”susodicha’‘ en efecto sí es una muestra de desprecio, una falta de respeto a los cientos de ”susodichos” que viven en nuestro país, personas innombrables e invisibles que cohabitan entre los que tenemos nombre.

No son susodichos los que como todos pagan impuestos, hijos, padres, hermanos, ciudadanos, cuyos deberes y derechos salvaguarda la Constitución Dominicana, entre ellos el derecho a tener un nombre al nacer. Esos, Monseñor, tienen inquietudes, propuestas y demandas, y por lo tanto qué de malo tiene que se acerquen a un candidato presidencial que les escuche. Por si usted no se entera, un jefe de estado no sólo gobierna para los católicos y religiosos con nombre, es también presidente de susodichos transexuales.

Tomarse una foto con un/a ciudadano no se trata de ninguna ”angurria política”, en cambio, tratar de invisibilizarlos por diferentes se trata de discriminación.

Mi intención con este escrito no es crucificarle Monseñor, sino apelar a la sapiencia que considero tiene. Aún posee la oportunidad de pedir perdón y reivindicarse, o seguir de espaldas al ejemplo del Jesús que muchos en su religión profesan pero no practican.

Acérquese Monseñor a Mía Cepeda y pida disculpas, hasta podrían tomarse una fotografía juntos, quien sabe. La homosexualidad no es algo que se pegue al contacto, usted lo sabe que en distintas ocasiones también posó en fotografías con el tan señalado ex-nuncio Józef Wesolowski.

Monseñor Víctor Masalles, le hago un llamado a usar su investidura para llamar a la paz y para unir, no para segregar y discriminar. Pero sobre todo, para que antes de opinar sobre fotografías ajenas, examine primero con qué susodichos ha posado usted.