Recibiendo condenas a diestra y siniestra, compitiendo con los carteles de la droga en número de prisioneros, Odebrecht sigue imponiéndose en República Dominicana. Acaban de homologarles una negociación a su medida. (Bien sabido se lo tenía Marcelo, el delator premiado, cuando mandó a mudar su departamento de sobornos y vagabunderías a Santo Domingo.)
En sincronía casi perfecta, Mónica Moura declaró ante fiscales brasileños que en Dominicana Odebrecht no pago campañas. Entonces, a partir de esa epifanía, es obligatorio considerar cualquier declaración diferente puras pendejadas; no importa quién declare ni en qué juzgado. Esa tíguera, habló “ex cátedra”, con infalibilidad papal, consagrando un nuevo dogma peledeista, un acto de fe.
Han sido Palabras de Dios. Las certificó el Consultor Jurídico del poder ejecutivo sin sonrojarse. El PLD y el gobierno insisten en creer que somos imbéciles. Otro dogma con el que se engañan las elites gobernantes.
Sin embargo, preguntó un editorial de este periódico el pasado jueves: “¿Es tan frágil la credibilidad de los funcionarios dominicanos que hicieron depender sus palabras de una declaración de una persona imputada por la recepción y repartición de coimas? ¿Dependía también el Comité Político del PLD de lo que dijera esta señora, pues parecían sus miembros reunidos la noche del martes atento a lo que se dijera sobre ella?”
Y cabe otra interrogante, la del agudo columnista Claudio Acosta del matutino Hoy: ”¿Por qué deberíamos creerle a una confesa delincuente que, para colmo de males, niega ahora lo que afirmó en otros interrogatorios ante las autoridades brasileñas?“
Despreciando la opinión de prestigiosos juristas que consideran esa homologación un adefesio jurídico – y asumiendo las declaraciones de la estafadora como si estuviera a la diestra del Señor – el Comité Central, el Ministerio Público, y todo el gobierno, celebran ruidosamente ambos acontecimientos. Acontecimientos, hay que decirlo, puestos en entredicho: en esta compra y venta nacional, nadie deja de pensar que tanto al juez como a Mónica les pudieron haber hecho llegar unos regalitos. Todo es posible entre malandrines desesperados.
Mucho es lo que vienen enseñando estos últimos años sobre lavado de dinero, transacciones clandestinas, y paraísos fiscales. Los pagos sucios tienen mil maneras de viajar y llegar a feliz destino. Existen esquemas diversos para financiar partidos y pagar corruptelas. Mónica Moura sólo ha descartado uno. Hay muchos más. Presentaré sólo cinco. (El grafico es cortesía de la casa.)
Descartado el pago directo de Odebrecht a las campañas peledeistas, “asigún” afirma la declarante ex cátedra (testaferro de la compañía, cómplice de Joao Santana, y repartidora de coimas) consideremos otros esquemas de pago.
Primero: Odebrecht – terceros – compañía – campaña; un segundo: Odebrecht – Joao – compañía – cuenta oscura – campaña; el tercero: Odebrecht paga directamente a Joao; cuarto: Joao – compañía – cuenta oscura – campaña; y quinto: Odebrecht – paga en precampaña a terceros, durante los viajes a Brasil. Y muchas ecuaciones más. ¡Que no, que no, que el dominicano no es imbécil!
De todas maneras, creo que el affaire “pago campaña” es peccata minuta; una “caballaita,” como diría mi amigo Tony. El grueso del delito,
los grandes robos, el desfalco gigantesco, las licitaciones, y las sobrevaluaciones están por aclararse. El día en que se ventilen no valdrán Mónicas Mouras ni homologaciones. Asómense por Venezuela.