Mongolia es unos de los 48 Estados soberanos e independientes de Asia. Cuna de Gengis Kan, el más grande conquistador de todos los tiempos, el creador del imperio contiguo más extenso que ha tenido la humanidad. Se señala el 1206, cuando Gengis Kan entronizado como emperador de los mongoles, el año de la fundación nacional y punto de partida de la expansión y la conquista. En su mejor momento, el Imperio Mongol llegó a tener 33 millones de kilómetros cuadrados, desde el Océano Pacífico en el lejano oriente, hasta el Mar Báltico en Europa.
Mongolia, cuya capital es Ulán Bator, es una República Parlamentaria, que se independizó de China, con ayuda de Rusia, en julio de 1921. Con un territorio de 1.564.116 kilómetros cuadrados, es el número 19 en extensión dentro de los 193 Estados soberanos que reconoce la ONU y el más grande sin salida al mar. Aunque es apenas un 7% de lo que fue, es un inmenso territorio para una población de sólo 2.8 millones de habitantes.
En Mongolia, la implacabilidad del correr de tiempo ha tenido una excepción, porque en muchos aspectos todavía los mongoles de hoy viven exactamente como en el siglo XIII. Es quizás el único pueblo nómada en este siglo XXI, que tiene en las inmensas estepas y el desierto de Gobi, un hogar que pertenece a todos. Desde hace siglos, la leche de yegua fermentada, es a los mongoles lo que un vino es a un francés y un té verde a un chino, su bebida preferida.
La economía de Mongolia, hasta hace apenas unos años, ha sido muy tradicional, basada en la ganadería, principal actividad, y la agricultura en menor medida. No obstante, en los últimos años, se está apoyando en un renglón, que es donde siempre han estado sus riquezas inexploradas: los recursos mineros. Tiene una de las reservas de cobre, carbón, oro, plata, uranio y molibdeno más grandes del mundo.
¿Por qué ahora Mongolia decide explotar sus riquezas mineras? Porque este es el tiempo de Asia, el tiempo del “Ascenso del Dragón” o sea, del desarrollo de China, que es su mayor socio económico y uno de los mayores mercados de materias primas y minerales del planeta, lo que, sin lugar a dudas, ha sido la mayor motivación.
Se cree que en la década 2010-2020, la economía de Mongolia será la de mayor crecimiento del planeta, con un promedio de 14% anual. Para que se tenga una idea la magnitud de lo que está sucediendo en las estepas mongolas, en el tercer trimestre de 2011 la economía creció más del 20%. De acuerdo a la prestigiosa revista “The Economist”, en una proyección que está haciendo para el próximo año, titulada “The world in 2013”, Mongolia tendrá la economía de mayor crecimiento con un 18.1%.
¿Será un crecimiento fugaz, sólo mientras se explotan sus recursos naturales? ¿Sabrá el liderazgo político mongol aprovechar estas circunstancias para replantearse la sociedad en general? ¿Llegará ese crecimiento a todos los sectores de esa sociedad, o sea, habrá una distribución equitativa de esas riquezas que se está produciendo? Son muchas las interrogantes que surgen, para no todas tenemos respuestas. De lo que sí estamos casi seguros es que en Mongolia aumentará el poder adquisitivo del pueblo y serán los mongoles parte importante del mayor mercado del mundo que será Asia.
La República Dominicana firmó relaciones diplomáticas con Mongolia en 2009, pero todavía no ha acreditado embajador, ni siquiera concurrente. Yo creo que, aunque sea para observar ese crecimiento, lo que está sucediendo en un país que está en medio de los dos gigantes asiáticos, China y Rusia, el presidente Danilo Medina debería considerarlo. De acuerdo a mis fuentes, Mongolia tiene interés de establecer una concurrencia, desde su embajada permanente en Cuba, quizás sólo espera la reciprocidad. Adelante, sigamos acercándonos a Asia.