La historia para estudiar determinados acontecimientos produce la noción de período histórico agrupado entre un conjunto de hechos con similitudes y familiaridades que facilitan el estudio de un tiempo y que se hace más fácil, estableciendo los enlaces de un hecho con otro y el parentesco que guardan entre sí.
Los períodos de la historia no tienen criterios rígidos para su uso o clasificación, simplemente los propios historiadores lo asumen como una manera de análisis de hechos que, al ser estudiados no se explican solo, sino en su relación con los otros anteriores o posteriores. El golpe de estado contra Juan Bosch y el PRD, no se explica al margen de la Guerra Fría en lo externo, y de la debilidad estructural de la clase dominante dominicana y el peso del trujillismo todavía en ese período de nuestra historia, hacia lo interno.
Podría o no ser un período con un tiempo determinado, una era, un ciclo histórico o una época, lo cierto es que los historiadores establecen estas rupturas para agrupar, y mejor estudiar hechos y acontecimientos que presentan cierta ilación, y al estudiarlo se concatenan para explicar una temporalidad, período o proceso.
En esta serie de artículos que, en este mes, no tengo el prisma de períodos, ni Era, ni época, sino más bien el momento histórico en que cuyo acontecimiento se produce, sobre todo, y si podría tener o no, algún impacto trascendente para marcar un cambio de rumbo, la ruptura de un ciclo sociohistórico o el advenimiento de otro por su importancia e irradiación producido en el conjunto de la sociedad.
El 27 de febrero de 1844 es un momento de la historia dominicana que marcó un cambio en los pobladores del lado español que inician una nueva vida política marcada por la separación del ejército de ocupación haitiano y su retiro de la parte este de la isla. Se crea la nación dominicana, el estado nacional y posteriormente se firma la Constitución fundacional, el 6 de noviembre.
¿Puede un historiador escribiendo un manual de historia dominicana saltar el 27 de febrero y su significación en la vida dominicana? Los meses, semanas, días y horas antes del 27 de febrero y posterior a este día, son y deben ser centro de interés de los historiadores porque, a veces, un hecho sucedido en esos días, cambia el acontecimiento, adelanta el momento o implica aspectos que inicialmente no se tenían como prioritarios y que hubo de tomarlo en consideración para producir el momento histórico, que no es un acontecimiento improvisado, sino el producto de la acumulación de cosas que desenlazan ese acontecimiento en que ni la fecha, ni la hora, ni los protagonistas se definen hasta que no se produzca. Pues a veces se comprometen a participar 20 y llegan 10, como sucedió la noche del 27 de febrero.
Este 27 de febrero, no se repite como tema de la historia dominicana, porque solo hay uno, el que produjo la ruptura de la historia, el que hizo trascender el momento y convertirlo en histórico y no todos los días del calendario son históricos, solo aquellos que alcanzan la estatura de eternidad para marcar el futuro y pasar a formar parte de la memoria social de los pueblos y sus hombres y mujeres a ser los protagonistas del momento.
El momento histórico pudo haber sido el 26 de enero o en marzo, por tanto, si bien la historia es temporal y espacial, los factores socioeconómicos y políticos que lo determinan son múltiples y no están condicionados a una fecha, un día, un mes o un lugar, se producen el día, hora y lugar que las circunstancias lo permitan, por lo que son causales.
El momento histórico es el tiempo en que se conjugan todas las razones: políticas, sociales, económicas, externas e internas, cuyo momento llaman los estudiosos de la política, politólogos y analistas, la coyuntura política escogida por los estrategas de los hechos y acontecimientos para desatar una acción previamente planificada.
Por su importancia, un momento histórico es motivo de estudio en lo particular y explica otros con lo que puede guardar relación inmediata o distante en el tiempo: la extensión del período de Horacio Vásquez explica la aparición de Trujillo en 1930. Para nadie es un secreto que el acontecimiento planificado para lograr la independencia era secreto a voces, que se manejaron varias fechas para producir el momento histórico, y que existían afrancesados entre quienes querían producir el hito, que impulsaban el movimiento nacionalista, sin una absoluta confianza en el mismo.
También sabemos que el desenlace del 27 de febrero se produce con la ausencia del principal mentor, Juan Pablo Duarte, deportado en 1843 o forzado a salir del país, y como dicen los historiadores, las condiciones estaban dadas para que se produjera lo que luego se conoce como uno de los hitos más valorativos en la conciencia nacional y el acto significativo para que sirviera de ente cohesionador de la conciencia nacional y la nueva república.
Quizás por la protección militar que tenía el baluarte de la Puerta del Conde, influyó que el trabucazo se hiciera en la Puerta de la Misericordia y, neutralizando a uno de los oficiales dominicanos del ejército de ocupación, Martín Girón, y la existencia de una parte considerable de miembros que vigilaban el baluarte (25), eran dominicanos, y se logra recibir en ese lugar, la rendición de la ciudad, donde se trasladaron luego del trabucazo los patriotas, a esperar la reacción del ejército haitiano, en el símbolo del centro urbano hasta el día de hoy: La Puerta del Conde.
Con pocas armas, la ayuda de dominicanos asimilados del ejército de ocupación de origen dominicano y debilidades en el gobierno haitiano por sus luchas internas, se dio el momento histórico y se produjo uno de los hechos de mayor exaltación en la historia dominicana, la proclama del 27 de febrero y se inicia con ella una nueva etapa de la historia conocida como la vida republicana, que trae sus protagonistas, contradicciones, líderes y luchas entre conservadores y liberales que pautaría toda la vida política dominicana hasta el día de hoy, con un evidente dominio del conservadurismo sobre las ideas liberales, lo cual ha sido factor entendible de nuestras debilidades institucionales, democráticas y políticas.
Otros hechos inmediatamente producidos, luego del momento histórico del 27 de febrero, que son esenciales para entender la historia política dominicana se produjeron de inmediato, y en este seriado particularizado y a la vez entrecruzado de nuestra historia, lo vamos a ver en las próximas entregas, pues un momento histórico, aunque se estudie particularizado, no se entiende sino se articula con el tejido sociopolítico y económico que lo contextualiza y lo explica.