Muchos documentos de política económica fueron elaborados para Haití: documentos para el sector agrícola, otros para el turismo, otros más para las políticas públicas, etc. Desgraciadamente, todos tuvieron una misma suerte: el estar  abandonados en las gavetas para los insectos. Estas decisiones estatales en contra del pueblo no son atribuibles al extranjero, el cual es, a veces, erróneamente acusado, cuando nuestros dirigentes se niegan a pensar y actuar por sí mismos, sino a estos últimos, por su falta de voluntad política, a la sociedad civil, cuyas divisiones internas, le dificultan  la defensa de intereses comunes y a los partidos políticos desarticulados, sin base ni visión. Este vacío generalizado nos dio, entre otros resultados una economía totalmente dependiente del exterior: el presupuesto del año fiscal entrante (octubre 2013- septiembre 2014) será financiado en un 25% por donaciones (muy baja participación en comparación con años anteriores); más del 55% de los productos para el consumo es importado y más del 80% del arroz (1), mientras que hasta ahora en los libros de geografía haitiana se habla de Haití como un país predominantemente agrícola.

En esta situación de mal generalizado, pero que se puede curar (porque donde está el ser humano, siempre existe la posibilidad de mejorar las condiciones de vida), hay que ser realistas y armados con una fuerte voluntad política para realizar el cambio necesario. Este cambio no es un proyecto maravilloso ni será el resultado de improvisaciones, sino el fruto  de planificaciones inteligentes. En el caso de Haití y por la lectura del presupuesto de 2013-2014, queremos llamar la atención sobre una serie de medidas inapropiadas que se presentaron en el mencionado documento relativo a las importaciones haitianas, especialmente las desde la República Dominicana, dado el peso de estas últimas en la dieta diaria del pueblo haitiano.

Si Haití es el segundo socio comercial de la República Dominicana en términos de exportaciones de esta última. Dicho país es, sin embargo, el primer socio de Haití, ya que éste le compra más a su vecino que a cualquier otro país. Históricamente, los Estados Unidos fue el país de donde los Haitianos importaban la mayor parte de sus productos. Sin embargo, en la última década, ha habido una rápida sustitución de exportaciones estadounidenses por bienes dominicanos en el mercado haitiano. En el 2004, la República Dominicana exportó sólo US$70 millones a Haití, el 12% del valor de los productos importados de Estados estimados en US$673 millones. Ocho años más tarde, en el 2012, las exportaciones dominicanas formales a Haití fueron evaluadas en US$ 1,135 millones, o sea el 108% de las importaciones procedentes de los Estados Unidos cifradas en estimó en US$1,050 millones. Cabe recordar que en el 2009, las exportaciones dominicanas a Haití tomaron el camino opuesto a la tendencia del comercio internacional. Mientras que los intercambios mundiales, cayeron en un 12%, la mayor caída desde el final de la Segunda Guerra Mundial (2), las exportaciones estadounidenses a Haití se redujeron en un 16% en comparación con el 2008,  los productos dominicanos en Haití aumentaron en un 14%. Esta información que ya mencioné en otras publicaciones, evidencia la importancia de las relaciones comerciales entre los dos países y constituye un caso de comprobación de la teoría gravitacional de Krugman, según la cual tanto menor sea la distancia entre los países, cuanto mayor tienden a ser los flujos comerciales (ver gráfica 1).

Otra forma – y quizás más esclarecedora – de analizar la importancia de las exportaciones dominicanas a Haití es su participación en las importaciones totales de este país. Hasta finales de la década de los 90, las transacciones formales dominicanas con Haití fueron insignificantes. Esta situación resultó del que ambos países experimentaron a lo largo de sus historias nacionales conflictos repetidos e irresueltos. Con la fundación de la Comisión Mixta bilateral en 1996 y la tendencia hacia un nuevo trato en las relaciones dominico-haitianas, los productos dominicanos comenzaron a circular en el mercado haitiano. En el 2004, representaron el 5% de las importaciones totales contra 43% para los Estados Unidos. Con un crecimiento sostenido de sus exportaciones, en menos de diez años, los Dominicanos han alcanzado tener un peso relevante en la balanza comercial haitiana con un 30% de las importaciones de dicho país para el año 2012 y así desplazar a los productos estadounidenses, que representaron sólo el 28% para el mismo año (ver gráfica 2).

¿Por qué  en Haití se sustituyeron importaciones procedentes de Estados Unidos por productos dominicanos? La respuesta puede tener tres dimensiones: el nivel de precios, el contrabando y la cercanía de los países de la isla.

En lo que atañe a los niveles de precios, el costo de las importaciones haitianas desde la República Dominicana debe ser inferior al de los productos provenientes de Estados Unidos. Esto se debe a que el salario mínimo mensual en la economía dominicana es de US$189 (RD$ 7,765 pesos para las medianas empresas), lo que equivale a sólo el 16% del norteamericano ubicado en  US$1,160. Esta variable, considerada como el costo de la producción de los bienes, reduce los precios de importación desde la República Dominicana (a causa de una mano de obra barata) en comparación con los Estados Unidos. Además, la cercanía de los dos países hace que los costos de transporte sean mucho más bajos para importar del otro lado de la frontera que  del otro lado del Atlántico. Estas hipótesis fueron comprobadas por el precio de la tonelada importada de la República Dominicana y los Estados Unidos  que promedió de US$633 y US$730 respectivamente, en los últimos dos años. La sustitución de cada tonelada de importación de productos estadounidenses por bienes  dominicanos le proporciona a Haití una ganancia de alrededor de cien dólares (US$100) y la posibilidad de mejorar las relaciones entre los dos países, ya que el comercio va más allá de un simple intercambio de productos e incluye otros aspectos como el cultural el político.

Por estas palabras, no estoy desaconsejando el comercio con Estados Unidos sino que quiero hacer hincapié en la importancia de las exportaciones dominicanas a Haití. Anhelo que la interdicción haitiana se levante pronto para el bien de los productores dominicanos y el pueblo haitiano, y que también otras barreras sutiles puestas en ambos lados de la isla para impedir la introducción de algunos productos específicos sean eliminadas. Sobre esta parte, vuelvo con detalles en un próximo artículo.

Dicho esto, ¿qué debemos pensar de las medidas adoptadas por la administración Martelly/Lamothe de aumentar las tarifas de una serie de productos con miras, según Wilson Laleau, Ministro de Economía y Finanzas, a proteger e incentivar la industria local? Algunos de los productos afectados por el cambio de las tarifas están presentados en el cuadro siguiente:

Si la desgravación de las semillas de maíz y el aumento de los aranceles a las castañas se puede justificar, la primera para ayudar a los agricultores y la segunda por la abundancia de estos productos (al menos una variante) en el sur de Haití, la revisión al alza de los aranceles de productos básicos como pollos, habichuelas, plátanos y guineos no puede de ninguna manera, en el estado actual de Haití, "proteger la producción nacional, apoyar el crecimiento a través de la creación de pequeñas y medianas empresas ni financiar el presupuesto nacional. "

Esta política proteccionista, tal como es elaborada, puede producir efectos contrarios a los resultados esperados. Haití tiene que importar el 55% de sus bienes de consumo, evidencia de que la industria local es casi inexistente. El sector agrícola representa el 25% del PIB pero tiene el 50% de los empleos, lo que indica que es un sector totalmente deficiente. Además, el gobierno está en proceso de negociación con el sector bancario para la concesión de créditos a los sectores prioritarios entre ellos, la agricultura y la reforestación.

Para pasar de negociaciones con la banca para aumentar los préstamos, y del asesoramiento de los agricultores a aumentar la producción agrícola, se necesitan unos cuantos años. Eso no se hace de la noche para mañana con una varita mágica. En consecuencia, dado que la producción nacional no puede satisfacer actualmente la demanda local  ni que lo podrá hacer en dos o tres años, la decisión del gobierno de aumentar los aranceles de ciertos productos es susceptible de provocar el encarecimiento de los mismos, y por lo tanto podrá haber un deterioro de las condiciones de vida de la población. En el caso de las exportaciones dominicanas, aparte de los problemas ya mencionados, esto puede conducir a un aumento del contrabando en la frontera y el gobierno tendrá consecuentemente un déficit de más de US$ 300 millones, cantidad que pretende paradójicamente recuperar mediante la adopción de esta política proteccionista.

Lo peor es que, con esta medida inapropiada, puede ser que aumente la pobreza en Haití y que  se revivan los tristes días de disturbios del año 2008! Ojalá Dios que no se reproduzcan estas crisis, ya que son siempre golpes muy duros contra la sociedad haitiana ya demasiado desarticulada y al que le cuesta mucho la reconstrucción de sus tejidos.

¿Qué deberían de hacer las autoridades haitianas? El poder ejecutivo ya envió el presupuesto al parlamento y el Ministro de Finanzas se congratuló de haber presentado un "un presupuesto de batalla", diría él, por el bien del pueblo haitiano. Como nuestro análisis nos ha llevado a las antípodas de la opinión del ministro y de muchos líderes de opinión en Haití, les recomendamos a los parlamentarios encargados de estudiar el presupuesto, analizar a profundidad el tema del aumento de los aranceles, ya que esta medida (aunque no sea "famosa" en la teoría económica)  podría ser implementada luego de, por lo menos, cierto reforzamiento de la producción local (para satisfacer una parte mayor de la demanda interna) y no antecederlo. Si bien es cierto que la liberalización comercial de los años 80 le hizo mucho daño a Haití, especialmente al sector agrícola, las barreras al comercio que el gobierno quiere aplicar en las condiciones actuales de la economía haitiana pueden producir los mismos efectos que las políticas del ajuste estructural de hace tres décadas.

En medio de la actual disputa entre Haití y la República Dominicana, el presupuesto debe ser examinado con una mirada especial sobre las importaciones desde el otro lado de la frontera, que representan el 30% de los productos que Haití compra fuera. ¡La lucha contra el hambre del pueblo debe ser la principal prioridad!

Sería mejor que el  gobierno se esmerara en eficientizar su sistema tributario simplificándolo, luchando  contra el contrabando, la evasión y elusión fiscales,  reduciendo el tiempo que se tarda en pagar los impuestos, y sobre todo declarando una guerra sin tregua a la corrupción.

Por otro lado, quiero precisar que apoyo a las autoridades haitianas a exigirle a los exportadores dominicanos el cumplimiento con las normas sanitarias y fitosanitarias para los productos destinados a Haití (al igual que para cualquier otro país) y su decisión de importar sólo los plásticos biodegradables para proteger el medio ambiente. En el conflicto entre los dos países desde el 6 de junio, el gobierno de Haití dijo que la solución del problema es bloqueada por los Dominicanos que habían tardado en presentar una lista de empresas que tenían que estar sometidas a una evaluación sanitaria, tal como fue acordado entre las partes en la reunión del 19 de junio. Este documento fue entregado el dos de agosto pasado, según una declaración de Michel Chancy, secretario de Estado para la Producción Animal, publicada en Le Nouvelliste del 6 de agosto. Sin embargo, siempre es bueno estar bien informado de las cuestiones antes de tomar decisiones y sobre todo usar los canales adecuados para ello.

Referencias

Haiti united nations country team food crisis response report, July 2008

http://www.fao.org/newsroom/common/ecg/1000903/en/Food_crisis_report_Haiti_Jul_2008.pdf

Lamy says trade can have a positive impact on job creation during economic downturn

http://www.wto.org/english/news_e/sppl_e/sppl148_e.htm