Una de las mayores frustraciones de la izquierda dominicana ocurrió el 17 de marzo de 1974 cuando Juan Bosch, líder del ala de la socialdemocracia local encarnada en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), desbandó el Bloque de la Dignidad Nacional, acuerdo electoral con el que la oposición esperaba desplazar del gobierno al dictador Joaquín Balaguer.
Visto en retrospectiva, aquel acuerdo pudo haber desplazado a Balaguer cuatro años antes y, más aun, con una opción menos conservadora que la que representaría Antonio Guzmán en 1978. Pero, el capitalismo, como se acaba de demostrar en Grecia, es un cuerpo vivo dotado de un asombroso instinto de conservación. Si se lee el “Programa para un Gobierno de Dignidad Nacional”, que enarbolaba aquel acuerdo, se verá el programa político y social más avanzado que se haya planteado en el país en los últimos 50 años.
Si comparamos aquel programa con los enunciados de los principales partidos de la época:
PRD: “Democracia revolucionaria, justicia económica, independencia nacional”
PLD: “Servir al partido para servir al pueblo”
Partido Reformista (PR): “Ni injusticia ni privilegios”
Línea Roja del 1J4: “Revolución democrático-nacional, socialismo y comunismo”
Pacoredo: “Libertad, independencia nacional y bienestar general del pueblo”
14 de Junio: “Pan, tierra, trabajo y libertad”
PRSC: “Revolución social con libertad”
Nos damos cuenta de que estábamos ante un programa detallado y exhaustivo, no ante enunciados o eslóganes propagandísticos. De hecho, el programa impreso era casi un libro.
Tres años después de aquel mitin, en marzo de 1977, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), la principal fuerza política del país, dio un asombroso giro conservador al elegir su nuevo comité central, bajo el liderato de José Francisco Peña Gómez. Esa nueva jefatura política emprendería la recomposición del PRD, transformándolo en apenas un año en opción de poder aceptable a una amplia franja de fuerzas sociales y así asumir gran parte del aparato de Estado, aunque no el poder total, en agosto de 1978.
Rafael ChaljubMejía, testigo de la época y de seguro un participante en los debates de alto nivel y negociaciones políticas del momento, dada su categoría dentro del MPD, relata: “La idea de formar un frente contra la pretensión reeleccionista del presidente Joaquín Balaguer, idea sostenida por mucho tiempo y de manera solitaria por el Movimiento Popular Dominicano, había ganado fuerza y hasta Juan Bosch, el más constante y rabioso opositor a esa propuesta, había terminado por admitirla y trabajar por su realización.Así, bajo su égida, se constituyó el 8 de noviembre de 1973 el Bloque de la Dignidad Nacional. Aquí confluyeron la izquierda, excepción hecha del Partido Comunista Dominicano, y la derecha opositora, con el Partido Revolucionario Dominicano como centro, por supuesto.
La división del campo antibalaguerista se hizo insalvable. Bosch mantuvo su propio bloque, el de la Dignidad Nacional, mientras alrededor de su rival, José Francisco Peña Gómez, se constituyó otro frente, el Acuerdo de Santiago.Con Bosch siguió una parte de la derecha y la mayor parte de los grupos de izquierda, mientras en el Acuerdo se aliaron al PRD, con Peña a la cabeza, el Partido Quisqueyano Demócrata, el Revolucionario Social Cristiano y el MPD.
El Bloque de la Dignidad Nacional tuvo muy corta vida, el 17 de marzo de 1974, murió de espanto, cuando, en su primera manifestación de masas, bajo el argumento de que uno de los oradores había hablado varios minutos más del tiempo acordado, Juan Bosch intempestivamente, se retiró del acto y allí mismo quedó sellada una división más”.[i]
La izquierda quedó frustrada en aquella ocasión porque, como señala Chaljub, actuaba bajo la “égida” de Juan Bosch, como lo había hecho durante años; la crítica interna dentro de la izquierda lo expresaba más o menos así: “Esperamos que Juan Bosch toque para nosotros bailar”. O sea, no desarrollábamos políticas propias, esperando que Bosch se pronunciara para manifestarnos, en contra o a favor, pero siempre después de él. Y así fue durante la mayor parte del tiempo transcurrido entre 1962 y 1990, ¡28 años!
El colmo lo alcanzó el Partido Comunista Dominicano (PCD) que, aunque criticó a Bosch la mayor parte del tiempo, de repente adoptó su tesis política (de Bosch) llamada “Dictadura con Respaldo Popular”. El entonces líder de la socialdemocracia dominicana planteo así su tesis, publicada a mediados de 1969: “…hay que organizar todas las fuerzas revolucionarias del Continente a fin de establecer la Dictadura con Respaldo Popular, el régimen que se encargará de desmantelar definitivamente a los frentes oligárquicos de nuestros países.
¿Qué será la Dictadura con Respaldo Popular? La Dictadura con Respaldo Popular será un nuevo tipo de Estado que se dedicará a:
1ro.- Garantizar trabajo, salud y educación a todos aquellos que actualmente no disfruten de esos atributos;
2do.- Garantizar absolutamente todas las libertades fundamentales del ser humano; la supresión del hambre y sus funestas consecuencias sociales; de la explotación de unos hombres por otros que tienen el dominio de los bienes de producción; del terror gubernamental, policial o de otra índole;
3ro.- Garantizar la verdadera igualdad de todos los ciudadanos, no sólo ante las leyes del Estado sino también ante aquellas que no están escritas y sin embargo mantienen divididos a los seres humanos por razones de raza, religión, estado social, cultura y sexo, y las que lanzan a luchar a unos contra otros para arrebatarse, o no dejarse arrebatar, la comida, la posición y los derechos”.[ii] Juzgue cualquiera qué había de novedoso en este planteamiento.
El año 1974 fue de auge y crecimiento para la izquierda. En el caso particular del MLN-Corecato, pese al revés asestado a la organización por el fracaso de la expedición insurreccional encabezada por el coronel Francisco Caamaño, se había revigorizado en muchos aspectos.
Nada menos que el 16 de marzo, un día antes del mitin del Puente de la 17, se inauguró la Primera Conferencia Nacional de Estudiantes Camilistas, en la cual tomé parte. Al día siguiente, domingo, |estuve en la cabeza occidental del puente “Francisco del Rosario Sánchez”, como parte del contingente del Bloque de Izquierda Revolucionaria (BIR) mientras enarbolaba la bandera verdinegra del MLN-Corecato, entre las palpitaciones de aquella masa desbordante de entusiasmo que desafiaba las fuerzas represivas que revoloteaban a su alrededor cual cuervos.
El mitin se disolvió y en ese mismo momento muchos de los participantes ignoraban las razones. Ya fuera por las deficiencias del sistema de sonido o por el tamaño de la multitud, no nos enteramos de lo que ocurría en la plataforma principal, ubicada exacto donde ahora está la escultura popularmente conocida como “cabeza de Peña Gómez”.
El caso es que, según recuerdo, sonaron en ese momento numerosos disparos de armas de distinto calibre, sin que pudiera precisar su procedencia. Yo me agregué a una masa (junto con mi novia) que se desplazó rápidamente con rumbo suroeste a través del ensanche Espaillat, mayormente por la calle 19 (hoy Nicolás Casimiro) y se dispersó en distintas direcciones. Yo me encaminé hacia Villa María y luego, ya tranquilo, hacia la Ciudad Colonial.
El mismo día y en días siguientes corrió la versión de que desde un automóvil en el que se desplazaba Juan Rafael Estrella Rojas, alcalde de la Capital (1972-78), se había iniciado el tiroteo; algo que dudo porque ya la manifestación había terminado y la masa se dispersaba, pero que hasta el día de hoy no he sabido que se precisara o se aclarara.
Tras la disolución del Bloque de Dignidad Nacional el BIR perdió cohesión y se fue desmembrando sin mayor gloria. Para el proceso de 1978 no hubo una voz unificada de izquierda. Solamente la fracción radicalizada del MLN-Corecato tuvo la valentía de llamar abiertamente a votar por el PRD, tras valorar lo que dentro de la organización se definió como una “necesidad objetiva de cambio” existente en el país. Y acertamos, aunque fuera por esa vez.
[i]http://eldia.com.do/las-ensenanzas-de-la-historia/
[ii]http://www.circuloreflexionjuanbosch.com/libro-dictadura-con-respaldo-popular-de-juan-bosch/