ACENTO es uno de mis sueños hecho realidad. Un espacio que posibilita a los ciudadanos/as participar, sin cortapisas, en el debate de los problemas nacionales. Buenos augurios. Me siento muy feliz por ello.  Es un hecho muy auspicioso para un comienzo de año. Nace un periódico digital dirigido por periodistas capaces, éticos y comprometidos con la transparencia y la información  veraz. ACENTO es sin dudas, la concretización de un anhelo, no sólo mío, sino de una infinidad de dominicanos/as que están en esta nuestra tierra y fuera de ella.

Para nadie es un secreto que ya hasta soñar cuesta. No es tan fácil soñar. Lo que vemos y sentimos a diario casi nos imposibilita dormir plácidamente y hacer sueños. Sin embargo, no queda de otra. Hay que procurarlos, sino de noche, de día. Créanme, aún con mi edad no he podido desprenderme de ellos. Ni quiero. Creo que sin los sueños la vida no sería posible. Me resisto a vivir sin sueños.

Sueño con una sociedad más justa. De alguna manera creo que es un sueño que muchos compartimos y colocamos en un primer plano.

Sueño con igualdad de oportunidades para todos/as.

Sueño viviendo en una República Dominicana con instituciones que funcionen.

Sueño con funcionarios públicos que más que a los políticos y a la política, sirvan al pueblo.

Sueño con un país con una mayoría actuando con ética, hablando la  verdad siempre, prometiendo tan sólo lo que pueda cumplir y honrando la palabra comprometida.

Sueño con un país solidario, donde los que mucho tienen se duelan de los que no tienen nada o tienen muy poco.

Sueño con un país donde los concursos de méritos para elegir autoridades, sean reales, sin decisiones previas.

Sueño con un país con autoridades sencillas, asequibles y auténticas. Que digan lo que es y lo que sucede de manera clara y hagan lo que tienen que hacer, no poniendo en primer plano, la tan gastada y poco creíble ¨razón de Estado¨.

Sueño con un país donde las autoridades puedan hacer y ejecutar un plan real y eficaz para la seguridad ciudadana, y que los padres y las madres no tengamos que vivir sobresaltados con cada salida de nuestros hijos.

Sueño con funcionarios honestos y probos, que no se corrompan y que no reciban como normal las llamadas ¨comisiones¨, que son una de las más constantes y abundantes formas de corrupción.

Sueño con un país en donde sus funcionarios modelen la austeridad economizando los dineros públicos para invertirlos en obras prioritarias.

Sueño con jueces y fiscales cada vez más independientes del poder político. Que sean capaces de hacer lo que hay que hacer, tan sólo apegados a la ley y a la verdad de los hechos, obedeciendo tan sólo, al dictado de su conciencia.

Sueño con que haya mucha gente dispuesta a rebelarse contra las injusticias y que no sea indiferente y resignada.

Sueño con muchos niños/as, todos/as los que habitan esta tierra, viviendo una vida digna y recibiendo una educación sana.

Sueño con infinita piedad para los enfermos. Que se destine mucho dinero del presupuesto de Salud Pública, para sus medicinas y atenciones. Que se les dé mucho amor y cuidados misericordiosos.

Sueño con tener razones de sobra para creer y que mucha gente dominicana pueda tenerlas también. Creer en lo que nos prometen, en la efectividad de lo que se hace desde arriba y en la buena fe de las acciones.

Sueño que se creen las condiciones para que la juventud tenga utopías y las persiga consistentemente.

Sueño con que no hayan periodistas y comunicadores que vendan su pluma o su voz, y que no hayan directores de diarios y programas, genuflexos al poder.

Sueño con muchas mujeres en la dirección de la cosa pública.

Sueño con un país sin espionaje e intervenciones telefónicas a la orden del día.

Sueño con un país donde no exista la impunidad.

Sueño con un correo altamente confiable.

Sueño con que se valore al que es capaz de levantarse contra la corrupción y el mal hacer y que luego no se le catalogue de sicorrígido y contestatario, mandándosele por ello, al ostracismo.

Sueño con programas de radio y de televisión de contenido, en los que no se digan palabras obscenas, si se mal ejemplarice a la gente.

Sueño que el Estado sea más responsable en su misión de proteger física y psicológicamente a los niños/as y la juventud.

Sueño con el ejercicio de la política con menos contaminación, menos amañado, menos devastador. Los procesos electorales ya no son fiestas de la democracia. Son espacios comerciales donde se compra y se vende conciencias y otras cosas más.

¡Qué sencillos son estos sueños! ¡Cuánto los hemos anhelado y repetido!

¡Qué poco cuesta hacerlos realidad! Basta con un sincero compromiso y  corazones auténticamente comprometidos.

Las palabras y los sueños no son suficientes. Las mañas y la indiferencia y hasta la indolencia están enraizadas.

Habrá que hacer algo más que soñar.

Me atrevo a pensar que en República Dominicana existe una ciudadanía cada vez más consciente y dispuesta a trabajar por hacer realidad estos sueños y muchos más.