No resultó nada sorpresivo para la población dominicana que el distanciamiento social y el toque de queda instaurados para contrarrestar los avances del Coronavirus, fueran vividos como un virtual y forzoso arresto domiciliario, representando la lectura la ocupación preferencial de mi tiempo, y la narrativa-novela, ensayo, relato- el género literario al cual pertenecían la mayoría de las obras leídas.

Sin sospechar en lo absoluto que como medidas preventivas el gobierno iba por decreto ordenar el cumplimiento de las disposiciones antes referidas, dos días antes en la mesa de ofertas de ´´ Cuesta Libros´´ y en torno a una columna del supermercado Nacional contiguo, se montó un especial de libros –  a $250.00, el ejemplar- que enseguida aproveché adquiriendo una docena de ellos cuyos títulos y autores a continuación detallaré.

´´ Cartas de guerra´´ de Antonio Lobo Antunes; ´´ Las Fiebres de la memoria´´ de Gioconda Belli; ´´ El Pedestal de las Estatuas ´´ de Antonio Gala; ´´,  Memorias de un setentón ´´ de Ramón Mesonero Romanos ´´El tiempo entre costuras´´ de María Dueñas. ´´El enigma Spinoza´´ de Irvin D. Yalom ´´ La isla inaudita´´ de  Eduardo Mendoza; ´´ Mac y su contratiempo ´´ de Enrique Vila Matas y´´ Mi idolatrado hijo Sisí´´ de Miguel Delibes.

Completaban la docena ´´ Faulkner y Nabokov´´ de Javier Marías; ´´ Así empezó lo malo´´ del mismo autor y ´´ Mrs Hemingway en París´´ de Paula Mclain. Para el día 20 de Abril todos habían sido devorados-2 con 650 páginas y 1 con 530- y al quedarme ansioso le encargué al colega Marcos Cabrera pedirme por Amazon una obra de Milan Kundera cuyo título y favorable crítica me tienen en inquieta espera; se llama ´´ La fiesta de la insignificancia´´

Al creer en el inminente levantamiento de las restricciones gubernamentales, me dediqué al referimiento escrito de mis actividades durante el confinamiento hogareño, y de las lecturas emprendidas y concluidas destacaré algunas cosas que me parecieron interesantes, así como los comentarios que me inspiraron algunos de los autores, dos de los cuales – Spinoza y Javier Marías – serán objeto de trabajos individuales a publicarse por este mismo medio.

Tenía conocimiento del portugués Lobo Antunes y una anécdota contada en ´´Cartas de guerra”, por su buen humor, debo compartir: Un amigo angoleño fue por vez primera a Lisboa a recoger un premio. Se instaló en una pensión y al ver desde su ventana que todos los viandantes eran blancos creyó que siempre era de día y se pasó los siete días de su estadía sin dormir, ya que si allí  nadie duerme él  tampoco iba a ser menos que ellos sino igual. Me pareció una genial humorada de su parte.

Por haber sido testigo en mis viajes al continente africano, me complació sobremanera corroborar con la verificación de este narrador portugués al señalar que  haciendo el amor la mayoría de los negros desconocen el beso erótico así como  las caricias y fornican de costado con una indiferencia absoluta, mecánica, que puede extenderse por varias horas. Empero, consiguen excitarse sexualmente mediante los tatuajes abdominales de las mujeres. Me parece que compraré otras obras de Lobo Antunes.

De Vila Matas me encantó cuando señala que no importa cuánto se viva, cuánto se ame pues siempre permaneceremos confinados en cada uno de nosotros. Esto así porque la imaginación nuestra, no la inteligencia, hace que en determinados momentos como lo es el ejercicio de la pasión amorosa experimentemos la sensación de transportarnos a otra dimensión cuando en realidad, como dice este autor, siempre continuaremos encerrados en nuestro interior.

Las Memorias de Mesonero Romanos nos permite hacernos una acertada idea de la relación amor/odio que existió entre los españoles y el rey Fernando VII en el siglo 19. El trabajo de documentación efectuado por la nicaragüense Gioconda Belli para la escritura de su novela fue sensacional, y su depurada prosa la apuntalan como una de las mejores plumas de Latinoamérica. A pesar de su extensión, el libro de María Dueñas nos hace participar vivamente de la política colonial de España en África y de las intemperancias de su guerra civil  (1936-39).

Las confesiones del célebre e histórico secretario del rey  Felipe II Don Antonio Pérez  adquieren en la obra de Antonio Gala- él dice que se limitó únicamente a transcribir fielmente un manuscrito de la autoría del secretario-perfiles históricos incomparables. La obra de la primera esposa de Ernest Hemingway nos ayuda, tanto a conocer la tormentosa personalidad del escritor suicida, así como los pormenores de la activa vida intelectual parisina entre las dos guerras mundiales.

Ahora bien la mayor experiencia lectural que tuve en el transcurso de mi singular arresto domiciliario y una de las mejores de mi vida fue la del libro “El enigma Spinoza” del año 2010 de la autoría del escritor y psiquiatra norteamericano Irvin D. Yalom, quien es profesor de Psiquiatría de la Universidad de Stanford, California; sobresalen entre sus obras publicadas” El día que Nietzsche lloró” y “Un año con Schopenhauer” que aún no las he leído.

Por la importancia e impacto en mí producidos, en los dos artículos subsiguientes resumiré los pensamientos y consideraciones de Spinoza (1632-1677) que hace cuatro siglos, y por haberse iniciado como rabino, dijo sobre Dios y el mundo cosas que todos debemos saber. Un trabajo final sobre Javier Marías a quien considero el mejor escritor español contemporáneo dará punto final a mis lecturas durante este súbito enclaustramiento profiláctico.