Quizás, esa sensación, de que el tiempo es un extraño, me lleva a no proponer ninguna reflexión, como mirar el mundo que viene, cuáles retos y desafíos acechan, cuando apenas es enero, es el lunes más largo del año…
Mirar el 2012 desde una Europa confusa y atolondrada en su propio proyecto, mirar el pesimismo que el capitalismo ortodoxo pretende expandir, en nombre de unos tecnicismos financieros engañosos, cuando no perversos, podría producir una perspectiva destructora de sueños e ilusiones.
Según la expresión de un abuelo en la calle, generaciones enteras de nietos, pagarán los platos rotos de esta vorágine de cifras y derrumbamientos familiares.
El 2011 dejo una estela conformista, en la que aparecían teorías economicistas digna de los cuentos de Ambrioce Bierce o Edgar Allan Poe, cifras de crecimiento alabadas con espíritu académico, y que al mismo tiempo, reconocían que, sin embargo, ese mismo crecimiento no había generado bienestar social colectivo.
Entonces los muy ingenuos nos hemos preguntado: ¿De qué sirve el bla, bla del crecimiento, sus porcentajes a tener en cuenta, si finalmente la miseria ha sido reina y señora de muchos escenarios entre la propia Europa y América Latina?… Salvando las diferencias y los caracteres constituyentes de las sociedades conformadas en esos espacios geográficos.
Lo que sí es claro es que en Europa la crisis económica podría extremar en el año 2012 la otra crisis institucional del proyecto europeo, sin que las amenazas de los brotes de autoritarismo, supuestamente ya superados, asomen en cualquier momento dramático
En la historia de la humanidad, se pueden encontrar proposiciones de utopías interesantes, dibujado el panorama mundial para el 2012, cabría preguntarse:
¿El cúmulo de presagios economicistas para el año 2012 debe aclimatar a las sociedades a no tener ni sueños ni futuros posibles?
Las lecturas de Anselm Jappe o de su motivo de inspiración, Robert Kurz(*), dan un alerta racional y crítico sobre los meandros y encerronas de este festival de masacres informativas sobre la economía, proponiendo una revisión debatida, sobre el tema del valor y lo que este significa, para una sociedad mercantilista, como la actual.
Al mismo tiempo se observa, a propósito de la utopía y los valores mercantiles actuales, que existen operaciones mediáticas para vender a grandes conglomerados, la idea falsa de que el capitalismo se repite, como si la nostalgia aplicada al tiempo real de la vida, pudiese mitigar el efecto devastador de la crisis actual y el vértice interesado de sus soluciones tecnocráticas, apartadas de la noción de cotidianidad de la vida común de la gente.
Si se mira este comienzo del 2012 desde Europa, se notará que todos los líderes importantes, en sus mensajes de fin de año, hablan de lo difícil que será el 2012 para sus proyectos de nación; han discurseado más en tono de condolencia que de buenos deseos, han advertido de las graves situaciones y, en consolación aparente, han hablado de la necesidad de la unidad para poder sobrellevar la situación.
En el caso especial de España, lugar desde donde observo, la falacia y el cinismo del Partido Popular, al hacer los famosos recortes, han querido evitar el peso del precio político, alegando que ellos encontraron un déficit por encima de lo esperado, hasta donde se sabe Don Mariano Rajoy, no ha ofrecido mensaje especifico de fin de año, ya que el sólo hecho de que la portavoz y vicepresidenta del gobierno haya hecho público los recortes económicos más radicales en la historia de la democracia española, ese ya era un amargo mensaje.
Lo que sí es claro es que en Europa la crisis económica podría extremar en el año 2012 la otra crisis institucional del proyecto europeo, sin que las amenazas de los brotes de autoritarismo, supuestamente ya superados, asomen en cualquier momento dramático en las páginas turbias que ahora se escriben, en las pizarras eléctricas y bursátiles del mundo.
Procurando lidiar con el poder y la crisis, los dirigentes europeos acuden a ese mundo lúdico de sus poblaciones, tratando de convencerlos de que amarrarse los cinturones en año 2012 supondrá un retorno tardío a un estado de bienestar posible, aunque la gran mayoría en el fondo sospeche, que se le quiere hacinar en un limbo donde la pobreza, tan temida, pudiera ser la única opción, en un mundo financiero que, aliado al poder, concibe la pasividad y la estrechez económica como la situación “ideal” para enfrentar la crisis y rehacer las utopías del capitalismo floreciente, que como fantasma de buena voluntad, retornará al mapa de Europa, feliz y con regalos para todos.
En una palabra, el año 2012 pondrá a prueba muchos ensayos democráticos y cantidades de recetas inauditas, a la gente. Finalmente, a la gente sólo le quedará la calle: gran escenario de sus justos alaridos, en pro de nuevas utopías en este siglo XXI, impredecible y convulso. (CFE).
NOTA DEL AUTOR: Robert Kurz ha sido editor de una famosa revista de de críticas sobre la crisis económica actual. Se ha dedicado con pasión a dar versiones interesantes, sobre la decadencia del capitalismo actual.