Decenas instituciones han analizado y comentado los resultados generados por las pruebas nacionales. Miles de estudiantes reciben anualmente dichas ‘pruebas’ con el objetivo de obtener el certificado que los acredita como bachiller. Lo que se plantea, hasta el momento, es que los estudiantes sean admitidos provisionalmente a las universidades y que luego (¿Cuándo?) reciban sus exámenes. De antemano, aclaro lo siguiente: la función principal de la evaluación es medir. La medición nos permite convertir los datos recolectados durante la evaluación en información que luego será utilizada como un insumo para la toma de decisiones en el sistema educativo. El ‘pasar o quemar’ estudiantes es una función secundaria de la misma. En el estado ideal de las cosas, así deber ser. En el estado real de las cosas, no lo es. De ahí que podemos dilucidar sobre el porqué hemos arribado a esta situación. La crisis en el sector educativo preuniversitario es un problema histórico en la República Dominicana. La pandemia solo ha amplificado lo que tenemos, lo que ya existe.
Vamos a la cocina y preparemos algunos escenarios:
Escenario I: las pruebas nacionales son obligatorias para completar el bachillerato. Todos los estudiantes de sexto (6to) grado de secundaria deberán ir a un centro de manera presencial a recibir sus respectivos exámenes. La capacidad logística haría que el proceso sea lento y caótico. ¿Cómo vamos a motivar a que los estudiantes vayan a tomar un examen en medio de una crisis de salud? Los centros educativos pudiesen ser foco de contagio masivo, aunque las pruebas sean impartidas al aire libre. Se necesitaría una clínica de recuperación de contenidos para preparar a los estudiantes previo a las pruebas. ¿Cómo llega el conocimiento? ¿Dónde están las computadoras y tabletas? Se usan los celulares, ¿Y la conexión a Internet?
Escenario II: las pruebas nacionales son obligatorias para completar el bachillerato. Decidimos ser creativos e innovadores. Todos los estudiantes tienen tabletas y acceso a una conexión de internet 100% confiable. Hasta ahora vamos bien. Se seguirán los protocolos de salud al pie de la letra.
Desviación: a un porcentaje de la población el código de acceso a las pruebas no le funciona. Otro grupo no pudo acceder a las pruebas porque el servidor estaba saturado y la página ‘no entraba’. Se determinó que las preguntas serían aleatorias y los exámenes estarían disponibles en diferentes horarios por región o provincia para evitar que los servidores se saturen. Resulta que un grupo no autorizado grabó pantallas y está distribuyendo las preguntas y respuestas por WhatsApp y YouTube. ¿Qué hacemos? ¿Cómo garantizamos quien será promovido o reprueba?
Escenario III: las pruebas nacionales son obligatorias para obtener la titulación de bachiller, son un requisito pendiente. Todos los estudiantes serán automáticamente promovidos, sin considerar el rango de resultados ya que el fin de esta prueba será diagnosticar el cumplimiento de los estudiantes frente al perfil de egreso establecido en la última revisión curricular. Todos los estudiantes, por medio de campañas mediáticas, serán motivados a completar sus evaluaciones. Las pruebas nacionales serán 100% en línea, se les motivará a ser honestos al momento de contestar sus evaluaciones. El objetivo de esta edición especial será recolectar datos para la toma de decisiones. No juzgar identificar quien reprueba o no el bachillerato y continua hacia la universidad.
Expando: Se seleccionará un grupo control por cada provincia (el 10% o menos de la población estudiantil en dicha provincia) para comparar los resultados de las pruebas nacionales en modalidad virtual versus la modalidad tradicional. Al tratarse de una población mucho menor, será relativamente sencillo garantizar el debido distanciamiento y el cumplir con los protocolos para preservas la salud de los estudiantes, de nuestros valiosos docentes, y del personal administrativo. Este enfoque genera los datos que necesitamos los educadores para tomar decisiones y también cuida de la salud de nuestra gente. Aquí ganamos todos.
¿Cuál es mi línea de fondo? Debemos medir, debemos recolectar los datos. El Dr. Fulcar, nuestro ministro de educacion y un verdadero experto en la materia, necesitará de los mismos para tomar decisiones acertadas previo y durante el desarrollo del año escolar 2020-2021. Llevando esta propuesta al Consejo Nacional de Educación nos aseguramos de ser equitativos en el trato a los estudiantes. ¿Acaso son los estudiantes socioeconómicamente privilegiados los únicos merecedores del acceso temprano o permanencia en las instituciones de educación superior? ¿Qué pasará con los estudiantes de las zonas rurales?
Queridos miembros del Consejo Nacional de Educación, por favor consideren a los estudiantes que viven más allá del imaginario del Gran Santo Domingo. Se impartirán las pruebas nacionales, se recolectarán los datos, pero que estos no determinen quien se queda o sale de las instituciones de educacion superior. Con nuestras altas tasas de abandono y deserción escolar, no nos demos el lujo de crear muros que incentiven la desigualdad social. Cambiemos para bien. Cambiemos ahora.
Le saludan, cariñosamente,
Dos millones de estudiantes dominicanos y sus familias. –