La decisión de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía (CNEPR) de cancelar el concierto que pretendía llevar a cabo la cantante norteamericana Miley Cyrus en el Estadio Quisqueya constituye una victoria moral para todos aquellos que venimos luchando porque el Estado Dominicano defienda los valores que profesa la mayoría del pueblo y que fueron reflejados en la Constitución política votada en el año 2010.
El Presidente Joaquín Balaguer dotó a la CNEPR de un reglamento para su funcionamiento en el año de 1971, el cual dispone en su Artículo 2 que el propósito de esta Comisión es evitar que en la República Dominicana se lleven a cabo espectáculos públicos que ofendan la moral, las buenas costumbres, las relaciones con países amigos y en general que puedan ser perjudiciales a los principios y normas del pueblo dominicano.
La motivación que tuvo la CNEPR de cancelar el proyectado concierto de Miley Cyrus tuvo su origen en: “que, además de la presentación con vestuarios inadecuados, la artista utiliza lenguaje e imágenes que incitan al sexo y a la violencia. Corrupción del lenguaje, imágenes y frases perversas, frases con doble sentido, apología del crimen, violencia y actos denigrantes para el culto cívico, la incitación al sexo, sexo lésbico, uso de objetos inadecuados en público, actos que atentan contra la integridad personal y son violatorios de los derechos de niños, niñas y adolescentes…”
La decisión de la CNEPR es apenas un pequeño esfuerzo. Es mucho el trabajo que tiene de ahora en adelante. Ojalá que no haya sido un acto aislado, sino que sea la primera de muchas acciones encaminadas al adecentamiento de los espectáculos públicos, de las emisiones televisivas y radiofónicas y de los medios de comunicación. Si el accionar se queda en la cancelación de este evento, entonces el esfuerzo que hace su presidente, JM Hidalgo, de recuperar la credibilidad del organismo, quedaría trunco.
La resolución de la CNEPR sale a la luz pocos días después del 16 de Agosto, día en que conmemoramos el nacimiento de la Segunda República. En dicha fecha, el presidente del Tribunal Constitucional, Dr. Milton Ray Guevara, llamó a la ciudadanía “a luchar por la preservación de la independencia y la identidad del pueblo dominicano frente a nuevas formas de traición que atentan contra la nación. Todos los dominicanos debemos preservar la independencia e identidad nacional, el Estado dominicano con su Himno y su Bandera y sobre todo las raíces profundamente cristianas del pueblo dominicano”.
El Estado Dominicano le manda un mensaje a Miley Cyrus y a los valores representados en ella de que nuestro pueblo tiene raíces profundamente cristianas, que se remontan al mismísimo juramento trinitario, el cual fue hecho en Nombre de la Santísima, Augustísima e Indivisible Trinidad del Dios Omnipotente.
Al jurar en Nombre de ese Dios, los trinitarios reconocieron que el Dios al que estaban invocando no era un concepto, sino una persona. Un concepto no puede ser santo, ni soberano, ni inmutable, ni trino ni todopoderoso. Al invocar al Dios trino, exaltan al Dios Padre, al Dios Hijo y al Dios Espíritu Santo, consagrando de esta manera la idea de que la República concebida por ellos era una República eminentemente cristiana.
Ese Dios no es un mero concepto. Es el mismísimo Dios de la Biblia, la cual aparece abierta en nuestro escudo en el verso 32, capítulo 8 del Evangelio de Juan: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Es el mismo Dios que se invoca en el preámbulo de nuestra Constitución y al que no pocos pretenden desterrar de la nación en el tiempo presente.
Hoy se libra una guerra cultural sin precedentes. Miley Cyrus es apenas un pequeño soldado en esa guerra. Pero al enviarla a establecer una “cabeza de playa” en la costa dominicana, fue repelida por un Estado que, en apariencia, ha decidido defender nuestra soberanía cultural y los valores cristianos de la mayoría del pueblo.
La cancelación de ese concierto no es más que la evidencia de que el Estado Dominicano está escuchando el clamor de las comunidades cristianas, que se están manifestando públicamente para que la República Dominicana defienda los valores cristianos de la mayoría y rechace la invasión cultural de que estamos siendo objeto desde la Casa Blanca.
Enhorabuena, JM Hidalgo y esperamos que ese mensaje cale en el seno del gobierno federal estadounidense, de que los anti-valores y la inmoralidad que despliegan muchos artistas de ese país serán rechazados en nuestro territorio.