Entereza, integridad y una persona frontal. Pero más que todo hizo saber que él era el rector no sus hijos, asistentes, secretarias y asesores. Tuvo claro al contarse el último voto del claustro mayor y al salir del Aula Magna luego de la juramentación y compromiso de trabajar por la UASD, qué era lo que tenía que hacer para hacer valer la autoridad en los procesos institucionales y con ello cambiar el rostro de arrabal que presentaba la UASD con tarantines, frituras, puntos de drogas y de bebentinas, moteles ecológicos (matica 1, 2,3…)y mundo más de diabluras y negocios que arropaban el Alma Mater.
Todos recordamos con aprobación las acciones del Rector Rosado para desarrabalizar las UASD en su gestión 1999-2002; pero, borramos igual acción tomada en los años 94-95 para liberar la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la anarquía y el caos cuando era Decano de ésta Facultad. La UES, desprendimiento de la UNER, liderada entonces por Maximito Cuello era un grupo estudiantil a temer. A Rosado ni se le apretó el pulso, no le temblaron las rodillas y mucho menos titubeó para sacarlos de su facultad y cerrar el local recuperando la seguridad y la paz de la Facultad.
Hoy perdemos un símbolo de la firmeza, la entereza y del trabajo académico.
La muerte le sorprende en el momento que montaba su proyecto rectoral 2018-2022. Su preocupación para regresar a la rectoría era detener el derrotero y la involución que vive la universidad, donde no se respeta el estatuto orgánico, los reglamentos de carreras y la soberanía de los organismos de co-gobierno y gestión universitaria.“me planteó que hay que parar el salvajismo donde no prima lo académico, sino la capacidad de dañar al otro…eso no puede ser”. Rosado sin discurso y diletantismo oportunista, limpió la UASD y devolvió el orden y el respeto que hoy se diluye. Hoy perdemos un símbolo de la firmeza, la entereza y del trabajo académico. Más que un Rector noble, Miguel Rosado, era una persona digna y un amigo.