Ese título no es mío, lo tomé prestado de una crónica del periodista Robert Vargas (de ciudadoriental.com), que se hace eco de una denuncia del colega y buen amigo Miguel Ángel Núnez. Miguel denuncia que un amigo suyo se está pudriendo en la Cárcel de La Victoria porque su exesposa le inventó un expediente de violencia de género para quedarse con su regiduría. Es una historia familiar de abuso de poder, traición, engaño, golpe bajo y manipulación del tema de violencia intrafamiliar.
Según Miguel, su amigo, actuando de buena fe, y, para cumplir con la famosa “cuota de la mujer”, cedió su candidatura a su esposa y trabajó para que ganara y para que luego ella le devuelva la curul, pero al final se quedó sin mujer y sin regiduría.
El caso es muy triste porque afecta a cuatro jóvenes casi en la adolescencia, dos que procreó el dirigente político Juan Dottin, con Giselina De los Santos, “la regidora” del municipio Santo Domingo Este, y dos de un matrimonio anterior de Juan. Son jóvenes que emocional, sicológica y económicamente dependen de sus padres. Qué lloran porque su ser querido ha sido arrancado del seno del hogar con malas artes; con mentiras, cínicamente hilvanadas para hacerle daño. Cualquiera que tenga hijos se conmueve, pues un niño que llora y reclama la presencia de su padre preso el día de su cumpleaños, es una acción, en demasía cruel y perversa.
Núñez dice que conoce a Dottin desde el año 1981 y lo define como “un ser íntegro, cuando digo íntegro es que no tiene una tachadura en ningún aspecto: ni moral, ni social, ni familiar como hijo, hermano, amigo esposo”.
Robert Vargas afirma en su crónica que eso coincide con la regidora por el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), en el ASDE, Claudia Pérez, quien también le ha brindado su solidaridad y lo define como víctima en el conflicto que tiene con De los Santos, quien es regidora por el partido Dominicanos por el Cambio (DxC), cuyo presidente es el ingeniero Eduardo Estrella.
“Juan es una víctima del sistema de justicia de este país. Lleva ya nueve meses preso en la Cárcel de La Victoria, por una supuesta violencia de género, de la cual no existe ni una hebra de cabello que la pruebe”, dice Núñez.
Agrega que “no voy a hacer comparaciones, pero para el común de la gente a esa cárcel solo se manda a las personas malas, a las que han cometido un gran agravio a la sociedad, pero ahí está Juan, primero con una coerción de tres meses, otra de tres y a la espera de un juicio de fondo para ventilar un caso del que no existe una mínima prueba que lo justifique, que no sea una desavenencia hogareña que se fundamenta en la posición de regidor que se ganó en las calles del municipio Santo Domingo Este, voto por voto, pero que por obra y gracia de la Ley Electoral tuvo que inscribir a su mujer, que de inmediato quiso espantarse con el santo y la limosna”.
Miguel Ángel Núñez dice lo siguiente en las redes sociales:
“Pero me voy a centrar en la justicia y paradójicamente, en sus injusticias.
A Juan lo mandaron para La Victoria sin una investigación mínima que demostrara los hechos que se le imputan.
Como en los viejos tiempos, ahora revestido de un Código Procesal Penal fotocopiado de otras realidades, a Juan lo cogieron, lo han trancado como a un cerdo y botaron las llaves.
Y así no…hay que escuchar diferentes campanas, no sólo las que agraden a mis sensibles oídos.
Con mucha tibieza, por no decir indolencia e irresponsabilidad, se han comportado los partidos a los cuales Juan aportó sus votos, para engordar sus candidaturas.
De modo que no vamos a amagar con carabina vacía, pero de que se hará todo lo humanamente posible por sacar a Juan Dottin del hoyo en que lo metieron, se hará. Lo prometo como saber que hay un Dios justo que no sabe de pendejadas políticas, ni de ambiciones personales, ni de envidias”.
Yo personalmente me inscribo en la defensa de Juan Dottin, porque como activista comunitario, fue una voz que se levantó contra las injusticias que se cometen contra las personas, principalmente contra la violencia intrafamiliar y el machismo que lleva a la pobreza muchos hogares.
Una lucha permanente contra los vicios, legalizados como el cigarrillo y las bebidas alcohólicas, a pesar de que dedicó más de 20 años como ingeniero químico de una importante firma cervecera, e ilegales como la cocaína y la marihuana.
También asumo su defensa porque mañana podríamos ser yo, mis hijos o hermanos, las víctimas del conchoprimismo judicial que se ha entronizado en el caso de Juan Dottin, y de muchos ciudadanos, que tienen en común una escasa capacidad de respuesta económica y política.
Pero también que han transcurrido más de 50 años desde que en nuestro país se imponía el terrorismo judicial, para que ahora se impongan prácticas desfasadas como son meter a un ciudadano sin tiempo en la cárcel, sin una prueba que la avale, por una posición pública o un poder ficticio”.