Sin que exista la necesidad de restarle valor a los datos ofrecidos de la medición más reciente en torno a las posibilidades que tienen algunos políticos de alcanzar la nominación presidencial en el 2020. Mucho menos la pretensión de convertirnos en instrumento de la profecía por el hecho de evaluar la relación cíclica de los efectos que se dan a diario en la política vernácula. Notamos, en una búsqueda superficial de otras encuestas realizadas por la misma empresa, algo que nos llama a sorpresa. Y es la similitud entre esta, y aquellas, que, aunque en tiempos y condiciones distintas, perfilan una ruta que probablemente nos lleve a presenciar cual “Déjà vu” un desenlace muy parecido al de aquellos tiempos.

Para refrescar la memoria de los que andan pavoneándose por obtener  unos números que resultan del todo cuestionables, producto de que, en la medición anterior, tenían mejor posicionamiento tanto a lo interno de su partido como a lo externo. Y que, inconscientes de sus propias realidades, celebran de forma ilusa lo que debieron llorar. Olvidando o ignorando que, en julio del 2009, Gallup, ofrecía a la opinión pública los resultados de una encuesta que posicionaba como favorito para ganar la convención interna en el PRD, celebradas en marzo del 2011 a Miguel Vargas, posteriormente derrotado por su contendor interno Hipólito Mejía, el mismo al que se miden.

Igual suerte puede correr el precandidato Abinader, cuyas ventajas frente al guapo de Gurabo, son insignificantes comparadas con la fuerza interna, el poder fáctico, el control de las estructuras del otro partido y el manejo de los recursos internos con que para la fecha contaba Vargas Maldonado, además de que las cifras colocaban al segundo en mejor posición que a su adversario. Y a todo esto fue puesto en evidencia frente a todos, como el más incapaz de mantener compactada, en torno suyo, el legado y la estructura del mejor líder que mentes humanas conozcan en este terruño.

Muchos apostaron a la irreversibilidad de estos datos; sin embargo, el tiempo y la magia del único político criollo que igual que el Ave Fénix, ha sabido resurgir de sus propias cenizas; combinando la humildad, el talento, la honestidad y lo honradez, con el carisma y la táctica natural del convencimiento a los demás. Cambiaron los datos del tablero y dieron un giro interesante al curso de la historia política en República Dominicana. Provocando la sumatoria de los sensatos en torno al proyecto político que más se parece a los intereses de los peñogomistas.

Los elementos que pudieran resultar más favorables al novel perremeísta en esta coyuntura, son justamente no haber ocupado antes la posición de presidente y ser un tanto más joven que Hipólito, lo que pone en evidencia su enorme falta de experiencia. Despejándole el camino al experto en asuntos de Estado, quien además de conocimiento en el manejo de la cosa pública, es, por ser poseedor de un gran cúmulo de ejecutorias y cercanías con sectores que cuando se caliente la pista; apostarán a la candidatura, que como dice aquel slogan es : “La transición necesaria”.

Lo más significativo de la encuesta, al margen del descenso del novato, es que el Guapo de Gurabo muy a pesar de algunos, se mantiene en el gusto popular y de ser sostenido, logrará como en aquella ocasión pasar de un extremo a otro sin el menor de los esfuerzos. Pues si en algo ha sido constante el bisoño aspirante según la encuesta, es justamente en mantenerse estático, no obstante tener seis años consecutivos trabajando un proyecto que a duras penas enciende los motores, pero que nunca ha podido arrancar, ni calar en la psique del dominicano.

Por ello, al verificar datos pasados y compararlos con los recientes, invade mi mente la duda y siento… “Como cuando uno se encuentra en un lugar por primera vez y, no obstante, experimenta la sensación de haber estado allí con anterioridad” -Andrea Camilleri-. Volviendo a vivir lo vivido. Porque la política como la vida advierte cosas futuras que algunas tocaron tu pasado.