(Segunda parte)
Las migraciones e inmigraciones que se experimentan en la isla de Quisqueya no son peculiares en el mundo de hoy. Hay miles de dominicanos que van a otros países y al mismo tiempo hay continuo ingresos en este territorio de haitianos, puertorriqueños, y venezolanos. Muchos de estos en considerable número. Al país vienen de otras nacionalidades en números más exiguos. Numerosos son los dominicanos que emigran.
Es de notar que en varias partes de la geografía mundial el fenómeno de las migraciones e inmigraciones están sucediendo de manera continua. Este movimiento de individuos, familias, grupos, y pueblo no es un fenómeno particular que está pasando en esta isla; pues, estos desplazamientos o éxodos son fenómenos que vienen sucediendo a través de la historia de los seres humanos. En la Biblia tenemos múltiples recuentos de estos constantes movimientos de individuos, tribus y pueblos. Ahora en este momento histórico, hay una inusual movilidad de gentes en el Medio Oriente, África, Europa, Latino América, y otros lugares.
Las autoridades estatales están en el deber de tomar decisiones legales en los asuntos de las migraciones e inmigraciones; pero al mismo tiempo conviene tener consideración de los derechos humanos a todos los estratos de la sociedad, incluyendo el trato a los inmigrantes, sean los que están en estado legal, o en defecto de ilegalidad.
El trato a los seres humanos no es sólo de carácter legalista, porque hay principios de moralidad y conmiseración que se deben tener con sensibilidad y disposición de dispensar para no estropear la dignidad de las personas. Se debe tomar preocupación para no romper lazos familiares, ni proceder de manera cruel, dejando a las personas en estado de exagerada tensión, incapacidad para hacer contacto con familiares, amigos, y asesoramientos legales.
Generalmente las personas detenidas por su estado ilegal, son vulnerables, solitarios e incapacitados. De ninguna manera las autoridades deben desdeñar el trato humano para que los detenidos para el proceso padezcan innecesariamente de hambre, falta de agua. Se debe proveer adecuada facilidad para el aseo, funciones físicas, y dormida. Es recomendable y con esperanza que se provean las adecuadas facilidades para la comunicación con familiares, amigos, o asistencias legales.
Las migraciones que están ocurriendo en el país, especialmente de haitianos tienen varias vertientes, diversas razones y múltiples intereses. Hay motivaciones de ambos lados de la frontera. Las emigraciones acontecen y en algunos casos se aprovecha para extorsionar a los inmigrantes, o se les saca ventajas laborales-económicas. Pero así también se crean conflictos, resentimientos, dificultades financieras, aprietos laborales, conflictos sociales, xenofobia, violaciones de los derechos humanos, y frecuentemente la pérdida de empleos de los nacionales.
Las autoridades gubernamentales deben cumplir con sus deberes con equidad y el formal tacto humano. Los dirigentes eclesiales, los ciudadanos de buena voluntad, las organizaciones que velan por los derechos humanos, toda persona de buena voluntad y sensibilidad de conciencia crítica, están en el deber de mantenerse atentos a las situaciones alrededor de cómo se trata con la dignidad de todo ser humano, sin importar su estatus de legalidad. Las migraciones son fenómenos que suceden en territorios de pueblos fronterizos; pero también hay grupos que emigran a pie (como pasando el rio Masacre), en barcazas, en buques, y en aviones a otros territorios en búsqueda de mejoramiento de vida u otras notables razones.
Las personas de fe y práctica cristiana que están motivadas por los valores y las virtudes de sentimientos de solidaridad y de conmiseración, piden a las autoridades que tengan las características de sentimiento que cumplen con las leyes y ordenanzas, y de manera perceptiva den el trato de respeto y dignidad humana a los que están en el proceso de deportación.
Telésforo Isaac, Obispo Emérito Iglesia Episcopal/Anglicana, Sept. 2018