Desde la semana pasada, WhatsApp, la filial de Facebook Inc., está tratando de contener las consecuencias de una actualización de la política de privacidad.
WhatsApp ha publicado una nueva página de preguntas frecuentes en su sitio web que describe sus posturas sobre la privacidad del usuario en respuesta a la reacción generalizada sobre una próxima actualización de la política de privacidad.
El problema principal se relaciona con los procedimientos de intercambio de datos de WhatsApp con Facebook, y muchos usuarios están preocupados porque una política de privacidad actualizada que entrará en vigencia el 8 de febrero que fue interpretada como una obligación para compartir información confidencial de perfil con la empresa matriz de WhatsApp.
Según la casa matriz, la actualización no tiene nada que ver con los chats de los consumidores o los datos del perfil, sino que el cambio está diseñado para describir cómo las empresas que usan WhatsApp para el servicio al cliente pueden almacenar registros de sus chats en los servidores de Facebook.
Eso es algo que la compañía siente que debe revelar en su política de privacidad, lo que ahora está haciendo después de una vista previa de los próximos cambios en los chats comerciales en octubre.
Pero una ola de desinformación en las redes sociales –infodemia, a la que no ayudó el abismal historial de privacidad de Facebook y su reputación de ocultar cambios en sus diversos acuerdos de términos de servicio, ha resultado en una reacción violenta de WhatsApp en toda regla que hace que los usuarios huyan hacia competidores como Signal y Telegram.
Para ponerle más tensión al tema, el CEO de Tesla, Elon Musk, recomendó el uso del competidor Signal a sus más de 42 millones de seguidores. A medida que la controversia ha crecido, Signal se ha convertido en una de las aplicaciones más descargadas en Android e iOS –hasta ahora acumula unos 20 millones de usuarios.
Telegram, que actualmente es el número 2 detrás de Signal en la App Store, vio a más de 25 millones de nuevos usuarios registrarse en solo las últimas 72 horas, alcanzado los 500 millones de usuarios globalmente.
Un poco de ironía en todo esto es que el intercambio de datos que los usuarios de WhatsApp están tan ansiosos por evitar probablemente ya haya sucedido para la gran mayoría de los que usan la plataforma de mensajería. La compañía permitió a los usuarios optar por no compartir datos con Facebook por solo un breve período de tiempo en 2016, dos años después de que Facebook comprara la plataforma.
Después de eso, los nuevos registros y aquellos que no optaron manualmente por no compartir datos han tenido parte de la información de WhatsApp, principalmente su número de teléfono y nombre de perfil, compartida con la red social más grande para la orientación de anuncios y otros fines.
En el cambio de política de privacidad, se cambió el lenguaje sobre el intercambio de datos con Facebook, lo que llevó a muchos a creer que el nuevo intercambio de datos obligatorio era un nuevo cambio que no podía evitarse, a pesar de que ha estado sucediendo todo el tiempo.
“Como parte de la familia de empresas de Facebook, WhatsApp recibe información de esta familia de empresas y la comparte con ella”, se lee en la nueva política de privacidad de WhatsApp. "Podemos usar la información que recibimos de ellos, y ellos pueden usar la información que compartimos con ellos, para ayudar a operar, proporcionar, mejorar, comprender, personalizar, respaldar y comercializar nuestros Servicios y sus ofertas".
Toda esta controversia puede atribuirse a que los usuarios malinterpretaron informes confusos de los medios, sacaron conclusiones precipitadas y luego participaron en alarmismos en las redes sociales. Un efecto cotidiano de la infodemia que afecta a todas las plataformas de información actualmente –sean medios o no.
Pero también es una realidad con la que Facebook debe lidiar que la falta de confianza en WhatsApp está directamente relacionada con años de promesas de privacidad de mala fe de Facebook y acuerdos de términos de servicio cada vez más complejos que ningún usuario regular que no sea abogado puede comprender razonablemente.
WhatsApp se ha convertir en víctima de la mala reputación de privacidad de Facebook. No es de extrañar entonces que los usuarios estén acudiendo en masa a una aplicación como Signal, administrada por una organización sin fines de lucro y subsistiendo con donaciones y benefactores ricos como nada menos que el cofundador de WhatsApp, Brian Acton.
Localmente este tipo de incidentes deben movilizar al sector de la economía digital para trabajar en la actualización de la Ley 172-13 de Protección de Datos Personales, a fin de incluir explícitamente las plataformas digitales. Los conflictos que vemos hoy no están específicamente tipificados en la ley.
La migración de usuarios entre las plataformas digitales es un efecto común desde el inicio de las comunidades en-línea a principios del presente milenio. Lo que debe ocupar nuestra atención son los efectos de la degradación de la privacidad de los ciudadanos por la desregularización implícita de los servicios de datos en los últimos 25 años.