“Como ve, los sin papeles tienen muchos papeles”
Youngar fall (Lamouna)
Existen planteamientos que cursan en el sentido de justificar las migraciones internacionales amparados en una supuesta necesidad del sistema económico, y lo explican aduciendo que la migración funciona más bien como una relocalización de los recursos y como instrumento que equilibra y reubica la mano de obra desde zonas improductivas a otras de rentabilidad.
Desde otra óptica, se considera como una segmentación del mercado laboral, en donde es necesario mano de obra de baja cualificación y remuneración (trabajos que los locales no hacen); ejemplo de esto se puede ver en Estados Unidos y las plantaciones agrícolas en las que los mexicanos y trabajadores de otras nacionalidades, son los que ejercen los trabajos que no hacen los estadounidenses.
Sin embargo, en la actualidad la gran mayoría de países de Europa, Estados Unidos y últimamente, y en menor medida Canadá, se muestran muy preocupados por las oleadas migratorias de indocumentados que están teniendo como destino sus territorios. Europa es una muestra muy esclarecedora de la situación actual, pues en el viejo continente, que tiene una superficie de 10,530.751 Km. Cuadrados y contiene unos 50 países (28 Estados conforman la Unión Europea), han pegado el grito al cielo producto del fenómeno, y se considera que se vive la mayor crisis migratoria y humanitaria ocurrida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial; crisis que se agudizara a partir de 2015, año en el que habían ingresado al 21 de diciembre más de 1,006.000 inmigrantes, habiendo fallecido producto de naufragios en el mar Mediterráneo, unas 2760 personas.
Según los datos que suministra la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en todo el año 2016 ingresaron al continente 387,739 inmigrantes y murieron en el intento 5,143; en lo que va de este año 2017, han arribado a Europa unos 140, 953 inmigrantes ilegales, de ellos unos 133,640 por mar y 7,313 por tierra (hasta el 20 de septiembre). Han muerto en la travesía por el Mediterráneo en este año unos 2,556. Es un panorama que resulta en extremo doloroso.
Si se comparan estas cifras notaremos que ha habido una disminución bastante apreciable debido a los controles fronterizos que se han implementado, pues los países europeos ahora están empeñados en el fortalecimiento y regulaciones de sus fronteras y sus políticas de migración, fiscalizando el flujo de migrantes y las posibles amenazas a la Seguridad, teniendo en cuenta que los inmigrantes en su gran mayoría son “refugiados”, pero sin dejar de considerar los atentados terroristas que hace un tiempo se vienen escenificando en algunos países de la Unión Europea. Incluso los europeos han ido más lejos, pues se viene externalizando el control migratorio de manera que se ejerce tal control desde los países de origen de los migrantes, ofreciéndoles a los gobiernos de estos, miles de millones de euros en ayuda humanitaria, y manteniendo las fronteras cerradas hacia el este.
Sobre la política migratoria de los Estados Unidos, hay demasiado que decir, pues estamos ante el primer destino de migrantes del mundo, con un porcentaje que ronda en el 13% de su población total; estamos hablando de unos 40.4 millones de inmigrantes. Los inmigrantes indocumentados llegan a los 11 millones, y se calcula que el 58% son mexicanos. El régimen legal migratorio de los Estados Unidos ha permitido que existan en su territorio unos 4.5 millones de menores nacidos allí, los cuales son ciudadanos norteamericanos cuyos padres son indocumentados.
Ya sabemos que hace sólo unos días el Gobierno de Donald Trump, alegando inconstitucionalidad, tomó la medida de eliminar en 6 meses el programa que protege de la deportación a unos 800.000 jóvenes (Dreamers). Estos son descendientes de inmigrantes ilegales que llegaron con sus padres siendo niños, y que mediante un decreto del ex presidente Barack Obama se beneficiaron de esta medida de protección. De todas formas, será el Congreso quien tome la decisión final sobre el tema.
Por otra parte en el pasado mes de junio la Cámara de Representantes aprobó dos iniciativas de ley contra la inmigración ilegal, advirtiendo acerca de amenazas a la Seguridad Nacional y la seguridad pública. Mediante estos proyectos de ley, por un lado se anularían los fondos federales a las ciudades que se prestan de refugio y protección de inmigrantes, obstaculizando las labores de las autoridades federales de inmigración; y el otro proyecto de ley arrecia los castigos para los inmigrantes ilegales reincidentes.
En Canadá, el Gobierno de Quebec y el Gobierno Federal han salido al frente a la gran cantidad de inmigrantes que han cruzado sus fronteras de forma ilegal para solicitar refugio. Han puntualizado que la mayor parte de estos indocumentados no serán aceptados como refugiados por no cumplir con los requisitos para tal efecto. Efectivos militares han tenido que levantar campamentos en la frontera para interceptar a los ilegales, de manera que no lleguen hasta las ciudades y saturen los servicios.
Según han expresado algunos inmigrantes a noticieros hispanos, las industrias de servicio regularmente no aceptan inmigrantes ilegales como trabajadores. Agregan, que cuando consiguen trabajo, les suelen pagar en efectivo y no son incluidos en los beneficios. A pesar de la benevolencia canadiense para inmigrantes y refugiados, con todo y su sistema de salud gratuito, los indocumentados no aplican para el mismo, y los comerciantes y empleadores de estos trabajadores son multados severamente, e incluso encarcelados, lo que obliga a la verificación estricta del estatus migratorio de los inmigrantes.
Aquí llega a nuestra consideración la figura existente en Canadá denominada “Inmigrante de estatus precario” a la que nos referiremos en el siguiente artículo.