Durante décadas prevaleció el esquema económico-laboral de la contratación de mano de obra haitiana por parte de empresarios por lo económica que resultaba y para abaratar el pago de prestaciones laborales, pero con el tiempo el alto costo socioeconómico en materia migratoria ha sido enorme para el país.

Hoy día tenemos cientos de miles de descendientes de esos haitianos que por razones económicas tuvieron que establecerse en nuestra nación, cuyo status no fue regulado en el tiempo preciso por la complicidad que en el tema migratorio haitiano irregular tuvieron hace tiempo autoridades dominicanas y haitianas.

El atractivo de la mano de obra para empresarios era el hecho de que los inmigrantes haitianos no estuvieron protegidos por las normas laborales ni por ninguna otra disposición legal, y la corriente migratoria clandestina, en forma individual o colectiva que realizaban algunos, era la materia prima, en los pocos casos de haitianos documentados eran usados en las plantaciones de caña de azúcar, cacao café y otros rubros.

"Surgió una teoría socio-laboral falsa: la supuesta vagancia del obrero dominicano que es incapaz de realizar tareas duras tanto en el campo como en la construcción, por lo que se tuvo que recurrir al auxilio de los haitianos"

El ex embajador haitiano en el país Fritz Cineas describió en una ocasión a grandes rasgos las condiciones en la que se ha desempeñado la mano de obra haitiana en el país, cuando escribió en uno de los diarios dominicanos lo siguiente:

“La perseverante fuerza de trabajo haitiana ha cultivado la tierra dominicana desde hace más de un siglo, fundamentalmente en las plantaciones de arroz, de azúcar, de café y de tabaco,  convirtiéndose en un soporte indispensable para el crecimiento agrícola dominicano, a pesar de que las condiciones en que estos trabajadores desempeñan su labor, como la de los braceros que cortan caña en las áreas de los bateyes, son precarias y extremadamente duras”.

No obstante, junto a este auge de la mano de obra haitiana en renglones de la industria de la construcción, agricultura y turismo surgió una teoría socio-laboral falsa: la supuesta vagancia del obrero dominicano que es incapaz de realizar tareas duras tanto en el campo como en la construcción, por lo que se tuvo que recurrir al auxilio de los haitianos.

Con esta teoría errada que provino de sectores patronales, nos han tratado de convencer durante muchos años la conveniencia de la migración haitiana irregular para destinarla a las grandes construcciones y en faenas agrícolas bajo el criterio de que exigen poco.

Ahora es una realidad que la mano de obra haitiana ha crecido en un asombroso 445% en los últimos 14 años según datos recientes del Observatorio del Mercado laboral Dominicano (OMLAD), del Ministerio de Trabajo.

Las estadísticas del OMLAD, que comprenden el periodo 2000- 2014, revelan que durante esos años la mano de obra haitiana ha incrementado su importancia en el mercado laboral con una tasa de crecimiento muy superior a la tasa de crecimiento de la dominicana (35%) y de las de otras nacionalidades (41.3%).