Lo que podría considerarse como arbitrario en un proceso, sobre todo cuando se elige el extremismo por encima de la racionalidad colectiva, hace que este se remita sencillamente a transitar por el camino natural que rige el orden de las cosas.
Si bien hemos visto como las urbes crean centros, museos y espacios alternativos para la difusión del arte, en su afán de compensar y satisfacer ciertos estándares sociales; al tiempo que se enfrentan a un inevitable desplazamiento, producto de la audacia que persiste en las periferias. Una fuerza basada en nuevos idealismos de autogestión, que evitan el estancamiento del arte al separarse de las estructuras tradicionales; un atrevimiento que por si mismo provoca nuevas posibilidades.
Con el recurrente pretexto de “que la gente cruce” el artista multidisciplinario y gestor cultural Miguel Ramírez relanza Oficios Galería Taller, que nació en 2015 por la necesidad de presentar y socializar su obras con clientes y al mismo tiempo permitir a estudiantes y al público en general el acceso gratuito a los proyectos que allí se desarrollaban. Ramírez apuesta a descentralizar los circuitos de arte, y manifiesta lo fundamental que resulta para él poder intercambiar en el ámbito comunitario su realidad particular, al entender que la genialidad de la obra ha cambiado, por primar la información y la empatía sobre la creación.
Entender ciertos propósitos en la gestión de arte no recae solamente en la compleja y confusa actividad de mercado, sino más bien en la valoración de la perspectiva metodológica, en cuanto a la ejecución de estrategias de trabajo que puedan plantearse en el horizonte cultural.
La relevancia de Oficios Galería Taller apunta a un objetivo social claro: no dejar aislado al público más cercano de la compresión y evolución de este “arte-sistema”, que plantea un formato más amplio y menos excluyente, donde también confluye un modelo organizacional en el que el artista se reformula al desempeñar varios roles en la búsqueda y presentación de las propuestas, llevándolo a otra latitud como creador.
En esta reapertura, le tocó a Rubén Carrasco con una muestra de grabados, presentar una compilación de colografías y xolografías bajo el título “Ciudad en el aire: In-tensiones y Pre-tensiones” con 22 obras que demuestran su pasión por esta técnica, en el que su enfoque discursivo ofrece una crónica plausible por el modelo de experimentación y los modelos estéticos que enlaza a la fisonomía de la ciudad.
En esta cuarta individual Rubén construye una escena desde una contemporaneidad que se resiste a abandonar el dibujo, y enfatiza su alto nivel de investigación ante la dualidad de cirujano y artista, que son sus formaciones profesionales. Se aferra al oficio del arte para manifestar sus inquietudes de orden social y adiciona la pureza del grabado para el diálogo y la expectación.
“Ciudad en el aire: In-tensiones y Pre-tensiones” está abierta al público sin costo alguno, en la sede de la galería ubicada en la Calle Virgilio Mainardi Reyna #24, Alma Rosa 1ra.
SOBRE RUBEN CARRASCO
Rubén Carrasco (1969), artista visual, miembro activo del Taller de Grabado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Licenciatura en Artes Plásticas, mención pintura en la UASD; 3 exposiciones individuales: Ópera Prima (2013), Onomatopeica dei Anima (2014), Rostros, Rastros y Semblanzas del Caribe (Valencia, España. 2017); numerosas exposiciones colectivas nacionales e internacionales. Ha participado en muestras y proyectos expositivos de Grabado y Gráfica, dentro y fuera del país. (“El grabado Dominicano y Rostros del Carnaval”. Cusco, Perú. 2016 / “Semblanzas del Caribe”. Centro Cultural Juan Bosch, Valencia, España. 2017). Finalista seleccionado en la 28ava. Bienal Nacional de Artes Visuales, en la categoría de obra gráfica. Ganador premio Primer Concurso de dibujo universitario IV Festival del Dibujo, Fundación Arawak (2016).