Hace   pocos días   el reputado periódico estadounidense NYT trajo un reportaje destacando las bellezas naturales y excelentes condiciones para el desarrollo turístico del municipio de Miches. Hizo énfasis en la vista paradisiaca que se logra desde la singular Montaña Redonda y en el Salto La Jalda que realmente es un espectáculo que la naturaleza ha regalado a la humanidad usando esta isla como medio.

Miches tiene unas playas que sorprenden al visitante y hay quienes han llegado a expresar no haber visto nada igual. No hay hoteles importantes y solo existen restaurantes “caseros” como los denomina el reportajista americano quien se empeña en la siguiente descripción: “Un camino termina en Costa Esmeralda, una playa de arena blanca y aguas cristalinas en cuyo fondo se encuentra un arrecife visible desde la costa. Sientes como si estuvieras dentro de un afiche publicitario que te invita a escapar a un lugar que aún no está lleno de turistas”. Aseguro que no miente el periodista americano solo que es forzoso decir que en aquel pueblo donde “donde todos los caminos conducen al océano” y donde el agua brota a borbotones por doquier, no hay agua.

En el cuatrienio 2000-2004 INAPA inició   la construcción de un acueducto que avanzó hasta un 75% y hasta ahí llego. Desde entonces y hasta hace unos días llegaba con dificultad ocasionalmente un tenue chorrito de agua a las tuberías, pero una crecida del rio Yeguada hace dos semanas destruyó el precario mecanismo de conducción del líquido. Hora que el pueblo se abarrota de vacacionistas locales y extranjeros no aparece como decimos allá “un goto” de agua ni para remedio.

Las autoridades deben poner atención a esta grave situación que padece un pueblo rodeado de agua que muere de sed. Otro día hablaremos de los accesos a las playas que están intransitables. También decimos en Miches “asi no hay becerro que llegue a toro”